miércoles, 22 de julio de 2015

MIGUEL FISAC (1913-2006): SEMINARIO DE LOS PADRES DOMINICOS (ALCOBENDAS, MADRID, 1955) ¿UNA OBRA MAESTRA OLVIDADA?






























































































Fotos: Tocho, julio de 2015

Ya fuera porque entró en el Opus Dei, y salió al cabo de unos años (por lo que tanto los defensores como los opositores de la arquitectura moderna,  por razones opuestas, lo denostaron), ya fuera porque no siguió la canónica línea de Le Corbusier, optando más bien por la arquitectura de Asplund -Coderch, sin embargo, no sufrió por apartarse de la ortodoxia, pese a sus mediocres últimas obras, como las negras torres de La Caixa, o la Escuela de Arquitectura de Barcelona-, o porque se habló mucho del derribo de su último -y estrafalario, desde luego distinto del resto de su obra- edificio en forma de pagoda china, lo cierto es que Miguel Fisac es quizá el mejor arquitecto español del siglo XX y, sin embargo, ninguna obra suya está incluida en el catálogo de la muestra Los Brillantes 50. 35 proyectos de arquitectura racionalista española, organizada por Fomento en 2010-2013, que sí mostraba la obra -¿racionalista?- de  Carlos Pfeifer, o de Josep Pratmarsó, cuyas villas  no sé si revelan una "sensibilización por la cuestión social y el problema de la vivienda", y ha caído en un cierto olvido, al menos fuera de Madrid.

El Seminario de los Padres Dominicos, hoy medio vacío, aunque cuidado -pese a una restauración un tanto desafortunada que reemplazo delgados marcos metálicos por gruesas y vulgares piezas de aluminio a fin de doblar los cristales que cierran el patio ajardinado-, comprende varios cuerpos rectangulares alargados, unidos por pasadizos cubiertos, en los que, en los años cincuenta y sesenta, se alojaban estudiantes de filosofía (¿tomista?), novicios, monjes, y profesores, junto con quince monjas que atendían la cocina y la limpieza (eran otros tiempos). En esta trama se incrusta la mejor iglesia moderna española (de San Pedro Mártir) junto a un altísimo campanario compuesto por una escalera entre vigas coronada por una nube metálica que anticipa en cuarenta años la que corona la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona: dos altos muros curvos de ladrillo -es inútil buscar metáforas cruciformes o antropomórficas que poco aportan- enmarcan el altar en el punto más constreñido del espacio. Una inmensa -y previsible- vidriera de temática religiosa, empalidece ante un lucernario oblongo compuesto por innumerables óculos, y un muro curvo de ladrillo en el que se incrusta una trama de pequeños rectángulos de vidrios monocromos (ideados, al parecer, por Ana María Badell, mujer del arquitecto). La oposición entre la "carne" -el rehundido de las juntas destaca el grosor material de los ladrillos- y la luz es evidente y sin embargo sutil. Una franja luminosa también impide la unión entre los muros ciegos y el techo que aparece aun más alto y lejano. Se trata de un espacio en el que uno se encuentra "bien", y en silencio.
Merece una visita -o una estancia-.

Tres obras de Miguel Fisac destacarán en la exposición De obra. Cerámica y arquitectura, en el Mediterráneo, del mundo antiguo a nuestros días, que el Museo del Diseño, en Barcelona, prepara para septiembre de 2016


Ladrillo ideado por Miguel Fisac, con el fin de evitar marcar la junta, y evacuar el agua, por una de las caras inclinada, y la forma de goterón de uno de los cantos.

viernes, 17 de julio de 2015

RENZO PIANO (1937): CÓMO CONSTRUIR UN PERFECTO CASTILLO DE ARENA (THE GUARDIAN, 14 DE JULIO DE 2015)

http://www.theguardian.com/lifeandstyle/2015/jul/14/sandcastle-beach-renzo-piano-shard-architect-build

Artículo entrañable

Altar del "Monte Accoddi", o un ziggurat en Occidente (V milenio aC)
































Fotos (menos la última): Tocho, julio de 2015

Penúltima foto: fragmento de cerámica con escena grabada de danza -una de las primeras representaciones humanas del neolítico en Cerdeña-, cuarto milenio aC, Museo Archaeológico G. Sanna, Sassari

Última foto: ídolo femenino del Monte Accoddi, tercer milenio aC, Museo Archaeologico Nazionale, Cagliari

Ya destacamos la singularidad de este monumento neolítico sardo hace un año y medio. Fue hallado en 1952 cuando se descubrió que el supuesto Monte d´Accorddi era, en verdad, una construcción neolítica.
Se halla en un recinto arqueológico apartado que no siempre se abre al público.
Las imágenes, esta vez, se han tomado dentro del recinto y desde el propio monumento gracias a la generosidad de la Soprintendenza Archaeologica de Cagliari.

Se trata de un altar tronco-piramidal o escalonado, a cuya terraza superior se accede por una rampa. El monumento no tiene parangón con ninguno en Occidente, y recuerda los zigurats mesopotámicos.
Sin embargo, no se trata de ninguna base de templo -como un zigurat- ni menos de un monumento funerario -como las pirámides escalonadas egipcias-, sino de la base de un altar (altar hoy desaparecido).
El monumento comprende un primer altar, de adobe pintado de rojo, que fue recubierto por un monumento escalonado de mayor tamaño, construido con piedras ciclópeas. El aspecto actual es fruto de una restauración parcial (que afecta el lado izquierdo del primer piso) llevada a cabo en los años ochenta, y que hoy no sería posible.

Se ha interpretado, sin evidencias textuales, como un altar dedicado al culto a una diosa-madre, cuya imagen fue hallada (se trata, sin duda, de una ofrenda), cuando el cultivo de los campos, utilizado por diversas comunidades.
El altar se hallaría en medio de poblados dispersos, cuyos restos no se han excavado aun. La existencia de éstos se supone gracias a un gran número de tumbas, excavadas en la roca, cercanas, que testimonian de la presencia de varios grupos humanos en las cercanías.
Junto con el supuesto altar en la cumbre, el monumento se rodea de varios altares en la base, dominados por altos monolitos o menhires, que se interpretan como representaciones divinas.

jueves, 16 de julio de 2015

WILLIAM BASINSKI (1958): CASCADE (THE DELUGE -EL DILUVIO-, 2015)



Video y música: William Basinski

Tocho ya presentó, en una entrada anterior, un fragmento de la célebre y extensa composición The Desintegration Loop, dedicada al derribo de las Torres Gemelas, en Nueva York, el 11 de septiembre de 2011.

Esta reciente última composición musical y visual, que cierra la obra sobre el mito del diluvio, sigue el mismo procedimiento compositivo e interpretativo, y es igualmente sobrecogedora e hipnótica.

JEAN-CLAUDE ELY (1938): GAKU-NO-MICHI: (parte I: TOKYO (1978)



Sobre este compositor electrónico francés -y esta su obra maestra- revalorizado hoy, véase, por ejemplo, esta página web

Héroes y hogares del Monte Prama (primer milenio aC, Museo de Cabras, Cerdeña, Italia)

























Fotos: Tocho, julio de 2015

Ya mostramos, en un texto de hace un año y medio, estatuas de guerreros míticos, y maquetas de arquitectura, halladas en un yacimiento en el Monte Prama de Cerdeña que se excava desde 1975. Las piezas principales se exponen en el museo Aequeológico Nacional de Cagliari.
Estas piezas no son las únicas halladas. De hecho, en la campaña de 2014, se han desenterrado dos estatuas casi completas y una maqueta, amén de fragmentos.
El museo de la localidad de Cabras, no lejos del yacimiento, acoge la mitad del hallazgo: piezas de calidad similar a las expuestas en Cagliari.
El desconcierto que siguen provocando este descubrimiento no cesa. Se trata de estatuas de tamaño natural, en piedra blanca local, con rasgos orientales -si bien fueron talladas por operarios locales u orientales que trabajaban en Cerdeña. Serían las primeras esculturas antropomórficas de gran tamaño en el Mediterráneo occidental, y las segundas tras la estatuaria egipcia, ya que preceden de cinco siglos a los kuroi y las kore griegas.
Estas estatuas han sido halladas intencionadamente rotas y enterradas. Debían erguirse sobre tumbas, y fueron quizá derribadas y mutiladas tras un conflicto.
Podrían representar a antepasados, que habrían velado sobre el camposanto.
Se acompañan de maquetas de arquitectura: imágenes de nuraghi. Como se ha comentado en una entrada anterior, estas maquetas representan estructuras arquitectónicas características de la Edad del Bronce en Cerdeña (hacia el 1500 aC), pero fueron talladas a principios del primer milenio, cuando estas estructuras ya no se erigían, y habían perdido su función original -espacios comunales, en los que almacenar alimentos y refugiarse en caso de conflictos, y signos de identidad de las comunidades- para convertirse en lugares sagrados: la casa de los antepasados, considerados posiblemente como unos gigantes. La devoción por los grandes nuraghi se manifestaba a través de estas maquetas que presidían estancias de estas "fortalezas", convertidas, de graneros y espacios comunes profanos que eran, en espacios sagrados. Las maquetas eran objetos de culto, o altares sobre los que se depositaban ofrendas o sobre los que se practicaban sacrificios en honor de los nuraghi y de sus imágenes o sustitutos. Estas maquetas, o edificios en miniatura, no eran solo la morada de una divinidad -espacios sagrados, consagrados a una deidad-, sino que, probablemente, eran divinidades. Es posible que sean los únicos casos en el mundo en los que un edificio, o su imagen, se hubiera convertido en un dios -y no tan solo en el espacio propio de un dios.