Fotos: Tocho, Junio de 2016
Entre la ornamentación católica kitsch -propia de la catedral contemporánea de la Almudena en Madrid- y el estilo desnudado propio de una central térmica o un depósito de agua de hormigón, cuesta hallar una iglesia cristiana contemporánea que eleve la vista y la imaginación.
Si Rafael Moneo fracasó con la catedral de los Ángeles (EEUU), la iglesia de Jesús en San Sebastián (Donosti) posiblemente sea una de las más hermosas del siglo XXI.
Quizá la razón resida en que, pese a ser una iglesia católica, formalmente no lo sea. La planta en cruz -cruz que las trazas de bóveda acentúan- remite a un templo ortodoxo -aunque los bancos se disponen en un brazo lo que evoca una planta de cruz latina-, mientras que la falta de imágenes naturalistas y de colores -simbolizada por un gran retablo blanco detrás del altar, cuya imagen se repite en la fachada, y por la luz blanca que inunda el interior así como por una gran vidriera "abstracta" de alabastro- es propia de un templo protestante. La disposición de las lámparas -con una forma que recuerda la iconografía sufí-, finalmente, está inspirada en mezquitas otomanas -Rafael Moneo cita la influencia de la Mezquita azul de Estambul, una mezquita desmesurada y mediocre del siglo XVII, superada por la claridad y contundencia de la iglesia de Jesús.
El claustro -o lo que se asemeja a un claustro- es un patio ajardinado laico, o un jardín botánico, que quizá recuerde al edén, cuando, previo a la caída, los templos no eran necesarias.
Un edificio que juega sabiamente con referencias cruzadas que alimentan una forma poderosa y evocadora.
¿La mejor obra del arquitecto?