sábado, 16 de enero de 2021

Restauración

Un resstitutor, en Roma,  era un restaurador de edificios.

Pero, ¿qué implicaba la restauración en la Roma antigua?

Un edicto de los inicios del imperio romano (44 dC) enunciaba que quien comprara edificios para derribarlos, y vender el solar a un precio muy superior al pagado por el edificio, quien especulara, en suma, sobre todo en el centro de la ciudad, independientemente de las causas judiciales que sufriría, debía pagar al tesoro público el doble del precio de compra del edificio: "si alguien, por motivos de negocio, compra un edificio esperando al derribarlo obtener una cantidad superior al precio de compra, deberá entregar al tesoro público el doble de las ganancias obtenidas, sin prejuicio de que el caso sea llevado ante el Senado", reza un texto legal en una placa de bronce hallada en Herculano. 

Los edificios estaban protegidos en Roma; no se podían abandonarlos, sino que se tenía que mantenerlos, renovarlos o restaurarlos. Del mismo modo, quien retirara ornamentos -placas de mármol, estatuas, cornisas, pilastras- de un edificio abandonado para reutilizarlos en una obra nueva -en vez de encargar ornamentos específicios para dicha obra- también sería penalizado. Este último decreto era de Constantino. Es decir, hasta el final del Imperio, los romanos protegieron la obra pública o privada construida. Los edificios no podías dejarse a su suerte, sin mantenerlos.

Restaturar, en latín. se decía restituere. La restitutio era la  una devolución, una reparación. Reparar, hoy en día, no solo significa cuidar física sino también moralmente. Algo o alguien ha sufrido un daño -en su honor, su reputación- que tiene que ser subsanado.

La restauración arquitectónica era una operación ética. El edificio, como un ser vivo, había sufrido en carne propia. Había sufrido -una mutilación, un desgarro, un abandono. Era como si ya no tuviere derecho de formar parte de la ciudad, que hubiera perdido sus derechos, que se le considerara inútil, por lo que se le podía condenar. Pero un edificio dejado de la mano de dios, descuidado, era un signo de la incompetencia de los poderes públicos, de la incapacidad del emperador de cuidar de los serres y bienes que debía proteger, cuya vida dependía de su buen hacer, de su fortaleza. Un edificio caído era un signo de debilidad o de indiferencia. ¿Cómo podía salvaguardar la vida de los ciudadanos quien se despreocupara de sus hogares y de todos los edificios -murallas, templos, termas, monumentos- que daban sentido a la vida de y en la ciudad, quien no pudiera cuidarlos? Un edificio solo tenía sentido si podía albergar vida. Era necesario, por tanto, protegerlo, devolviendo su prestancia cuando estaba débil. No era necesario devolverle su condición primera -aunque restituere podía designar la acción de borrar la incuria de los hombres y del tiempo- sino devolverle la capacidad de acoger vida, sustituyendo aquellas partes del edificio que habían decaido o que eran innecesarias. Un edificio era un organismo que evolucionaba; su forma y su destino cambiaban; no su función: albergar vida, crear las condiciones para una vida civilizada. El abandono de un edificio era un signo del retorno de la barbarie, y de la perdida de control sobre la vida.

Esta consideración sobre lo que es y lo que implica la restauración de edificios siguió hasta el final del imperio, fueran o no crueles los emperadores. Un emperador era un salvador de edificios: un restituor era también un salvador, y la restitutio, el acto gracias al cual se permitía el retorno de los exiliados, su reintegración en la ciomunidad, la devolución de los bienes (del hogar perdido) y la cancelación de la pena. La restauración era una gracia necesaria que trataba de corregir los sufimientos inflingidos, la injusticia. Se trataba de un acto de justicia. 

La restitución era una obligación moral, una muestra de respeto hacia lo que hacía que la vida mereciera ser vivida. El edificio restaurado era reintegrado en la vida comunitaria. Volvia a "ser" un elemento impescindible para que los humanos pudieran vivir en paz, permitiendo que cada uno halle su lugar en la tierra.


A F.A.

viernes, 15 de enero de 2021

THE NEW YORK DOLLS: BABYLON (1978)



The New York Dolls, fugaz grupo estrella, encarnaron, desmesurada, irónicamente, lo que la imagen de Babylon -comparada con Nueva York-, turbia y excitante, evocaba a finales de los setenta
Hoy ha muerto el guitarrista del grupo, Sylvain Sylvain.

Mesopotamia, paradójicamente, es una cultura más viva que la greco-latina.

C TANGANA Y LA ARQUITECTURA: “COMERTE ENTERA” EN LA CASA CARVAJAL (2021)

 


 Videoclip filmado en la hermosa Casa Carvajal (1968), en Madrid, del arquitecto barcelonés Francisco Javier de Carvajal (1926-2013) -que fue director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) en 1972-1974-.

La película La madriguera, que Carlos Saura rodó en 1969, acontece en esta casa -hoy en venta por unos cuatro millones de euros






HÉCTOR BERLIOZ (1803-1869): LA MUERTE DE SARDANAPALO (1830)

 

Hermosa cantanta -inconclusa, que Berlioz, además, destruyó al final de su vida, salvándose este fragmento-, basada en Sardanapalo, tragedia de George Gordon Byron (Lord Byron), escrita nueva años antes, sobre el suicidio del supuesto último rey asirio, el decadente Sardanapalo -no existió ningún rey llamado así-, acompañado por sus mujeres, esclavos y animales, lanzados todos a una pira junto con los tesoros del palacio en la ciudad de Nínive, tras una revuelta del hermano de la reina, abandonada a causa de la vida licenciosa de Sardanapalo.
 
Una de las influencias más claras y mejores de la influencia del arte asirio -de la imagen que se hacía del mundo asirio, denostado por la Biblia- en el arte europeo del siglo XIX, cuando las primeras misiones europeas en yacimientos asirios ubicados en el imperio otomano, y la rapiña que llevó decenas de miles de obras mesopotámicas -como la biblioteca del rey asirio Asurpanibal- a los grandes museos europeos que rivalizaban entre si, por su "honor", para ver quién lograba la colección más deslumbrante de arte del Próximo Oriente antiguo, aunque dicho arte era mayormente despreciado, juzgado bárbaro, indigno de compararse con el greco-latino.

jueves, 14 de enero de 2021

Ética, estética y política: el vocabulario de la arquitectura en la antigüedad

1.-  ¿Sabemos cómo se decía, en la Grecia antigua, restauración (de un monumento)?

Therapia.

Esta palabra significaba cuidado, “cura”, en catalán, y era propio del vocabulario religioso y médico (como hoy). 

Un edificio merecía todas las atenciones, como un ser vivo, tras la toma de una ciudad. Se tenía que velar por él.


2.- El adjetivo corrupto, hoy, nos remite inevitablemente a la política.
En latín, también, si atendemos al origen de la palabra política: de polis, ciudad o mejor dicho comunidad.

Corruptus, en latin, era un término arquitectónico: designaba la acción de las aguas que socavan los muros; rompen los muros y las uniones. Estos acaban cayendo; los ciudadanos quedan a la intemperie e indefensos. La corrupción les priva de protección. Ya nada les cuida. Se quiebran los ligámenes.


3.- Vejar es humillar, ningunear, mancillar el buen nombre, hacer caer a alguien.

Vejar, en latín, es otro verbo arquitectónico. 
Vexatus es como queda un edificio azotado por el viento: se desmorona, se desmonta, pierde la techumbre, queda expuesto, con su contenido, sus secretos, su intimidad a la vista de todos, ridiculizado. 
Un edificio vejado por el viento (¡el viento! Impalpable: un enemigo contra el que no se puede luchar porque no se sabe de dónde viene, como el rumor y la maledicencia), es un edificio que queda, de golpe, desnudo, indefenso. Súbitamente, se muestra frágil, habiendo perdido su seguridad: es un edificio inseguro, que ya no nos protege (es un peligro, incluso), que se tiene que abandonar, del que hay que huir, un edificio que queda solo , que se siente solo. 
La vejación es física pero también moral. Al socavar los cimiento, destruye todo lo que sustenta la construcción y la dota de una imagen altiva, entera. Ridiculizado, cae.


miércoles, 13 de enero de 2021

"Las ciudades están en pie, destinadas a caerse" (Séneca)

 "Nada hay estable ni en privado, ni en público; tanto el destino de los hombres como el de las ciudades cambia. En medio de una situación muy tranquila se origina el terror, y los males brotan con violencia donde menos se esperaba, sin que ninguna causa provoque desde fuera la perturbación. Los reinos que habían subsistido ante las guerras civiles y las externas van a la ruina sin que nadie les empuje. ¡Cuán pocas ciudades han mantenido largo tiempo su prosperidad! Así, pues, hay que sopesar todas las posibilidades y fortalecer el espíritu frente a los riesgos que nos puedan venir. .Piensa en los destierros, en los sufrimientos de la enfermedad, en las guerras, en los naufragios. (…) Tomemos en consideración todas las posibilidades del destino humano y anticipémonos mentalmente no sólo a cuantos accidentes suceden con frecuencia, sino a cuantos en el mayor número puedan suceder, si no queremos vernos abatidos y quedar atónitos ante tales acontecimientos insólitos como si fueran excepcionales; hay que sopesar la fortuna en todos sus aspectos. (…)

 A menudo se nos ha notificado la destrucción de ciudades enteras, y nosotros, destinatarios con frecuencia de tales nuevas, ¡qué parte tan pequeña somos del universo! Reaccionemos, por lo tanto, contra los accidentes de la fortuna y sepamos que todo cuanto sucede no es tan grave como lo proclama la voz popular.

No sólo se desmoronan las obras de nuestras manos, ni sólo un breve tiempo destruye lo que han producido el arte y la actividad humana: las cumbres de los montes se disgregan, regiones enteras se han hundido, parajes que se hallaban lejos del litoral marítimo se han visto inundados por las olas (…) Las obras de la propia naturaleza se ven maltratadas y por ello debemos soportar con ánimo sereno la ruina de las ciudades. Están en pie destinadas a caerse; a todas aguarda este final."


(Séneca: Epístolas morales a Lucilio, libro XIV, 91, 92)


Para Aurelio Santos y Gemma Serch

 

martes, 12 de enero de 2021

Parque temático


Mr. y Ms. Adelson 

Detrás del extenso parque temático, cabe Tarragona, aún no construido (quién sabe si de construirá), Barcelona World (hoy, Hard Rock Entertainment World, antes conocido por Eurovegas), un proyecto salpicado de hoteles y casinos, se halla Mr. Sheldon Adelson:  un  multimillonario norteamericano -fallecido ayer-, conocido por ser uno de los más generosos mecenas de las campañas presidenciales de Mr. Donald Trump.

Nos gusta vivir peligrosamente....