Uru o iri es el término más habitual en sumerio para designar a una ciudad. pero no es el único. Otros, compuestos, revelan qué imagen los Mesopotámicos tenían de sus asentamientos.
Pueblo o pequeña ciudad se decía eduru o e2-dur2. E2 se traduce por casa así como por templo. Nombra cualquier morada permanente; o mejor dicho un hogar (más que una casa, en sentido arquitectónico). Dur2, por su parte, es un verbo, que se traduce por sentase.
Un pueblo, entonces, es un hogar permanente, un lugar donde reposar confiadamente. Uno solo descansa cuando se siente en seguridad y puede bajar la guardia. E2-du2 arropa, brinda una sensación de recogimiento y bienestar.
La acción de sentarse podía designarse por la expresión dur gar. Ocurre que gar es un término que se traduce tanto por un sustantivo cuanto por un verbo: lugar /emplazar, estirar. Sentarse, aquí, se decía: "lugar donde sentarse o estirase". No se concebía la acción de sentarse fuera del hogar. Uno podía, ciertamente, sentarse confiadamente al aire libre, mas entonces la sensación de apaciguamiento o de paz, casi panteista, que se desprendía era similar a la que se tenía cuando uno se sentía cómodo en casa; era, literalmente, como estar en casa.
Además de por el término e2, casa se decía también ma. Ma entraba en la composición del término compuesto ma-da, en el que, junto a ma, casa, aparece da o dag: lado o vecindad; nombra lo cercano, lo próximo. Ma-da es tierra, mas no la tierra en abstracto, algo así como el espacio indeterminado de los inicios, sino la tierra concebida como un lugar acogedor, con o en el que el hombre se siente acompañado. La tierra aparece como nuestra vecina, lo que está más cercano a nosotros, algo familiar, en el que se puede confiar. Y esta sensación de cercanía que la tierra desprende se expresa a través de una metáfora. La tierra es como una casa vecinal, o un vecino (que vive en su casa, una casa cerca de nosotros).
De nuevo, la arquitectura sirve para simbolizar los lazos que el ser humano teje con el espacio, visto como un elemente benéfico o protector, como la cuna de la vida, y con sus semejantes, semejantes porque viven, habitan en una casa que nos parece cercana.
Solpo lo extraño mora a la intemperie, o no es de esta tierra.
lunes, 14 de junio de 2010
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Victoria Garriga escribe:
ResponderEliminarHola Peter,
supongo que ya saldrá pero me encataría ver desarrollado el concepto de puerta, umbral, dintel...gozne de fundación sobre piedra y asentamiento portatil ritual alrededor del que se desarrolla la casa, previo consentimiento de los dioses( malos) del subsuelo y del caos. La idea de cimento sensible y mágico, con tacto, me parece un concepto tan bonito que a los estructuristas y a los calculistas de mecánica del suelo les podría ser de gran ayuda e inspiración en ese universo tan tristemente mecánico en el que viven.
Vic