domingo, 27 de agosto de 2023

CARLO SCARPA (1906-1978): AMPLIACIÓN DEL MUSEO REVOLTELLA (TRIESTE, ITALIA, 1963-1991)





 


























Fotos: Tocho,  agosto de 2023

Entre los siglos XIV y XX, hasta el final de la Primera Guerra Mundial, la ciudad de Trieste, rival de Venecia, fue la ciudad más importante de centro europa, pues constituía el único puerto mediterráneo del Sacro Imperio Germánico y posteriormente del Imperio Austrohúngaro. 
Fue la capital de un estado independiente entre 1947 y 1954, y aseguró definitivamente sus fronteras, dentro de Italia, frente a la desaparecida Yugoslavia en 1977.
Capital cultural a principios del siglo XX, célebre por sus palacios y sus cafés, dotada de un ensanche con una trama de calles orthogonal bordeada de mansiones, y cruzada por un canal artificial, junto a la mayor plaza europea abierta al mar, en un extremo de la ciudad antigua, organizada alrededor de un teatro Romano, el esplendor de Trieste, amortiguado, aún sorprende.
El museo Revoltella de arte decimonónico y moderno se ubica en un palacio de Pasquale Revoltella, financiero de las obras del canal de Suez en el siglo XIX. Dicho museo fue ampliado por el arquitecto Carlo Scarpa en los años sesenta, quien no pudo ver la obra completada. Ésta quedó en las manos de dos ayudantes suyos. La ampliación, a veces excesivamente complicada, pero armonizada por la luz, se organiza alrededor de un patio cubierto, dotado de una fuente, coronado por una terraza ajardinada formada por diversos niveles y pasarelas que constituye un observatorio abierta al amplio golfo de Trieste. Angostas rajas de luz parecen abrir cortes en las esquinas de los muros de hormigón (que contrastan con el recubrimiento de madera de la parte superior del cuerpo central más elevado) que, en efecto, están constituidas por muros que no se encuentran físicamente, dejando siempre un estrecho quiebro vertical en el canto de la esquina. 
Se trata de uno de los principales proyectos de Scarpa, afectado en algunas ocasiones por ciertos manierismos innecesarios, que no sabemos si son obra del arquitecto o de sus ayudantes, pero que también es una lección de cómo lograr que la luz transfigure salas y accesos -concebidos como un ascenso hacia la luz.








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