lunes, 13 de julio de 2009

La arquitectura de José Llinás (4)

La arquitectura de José Llinás (3)

La arquitectura de José Llinás (2)

La arquitectura de José Llinás



Hace casi un año, se presentó una exposición dedicada a la obra del arquitecto José Llínás en la sala de exposiciones del Fomento de las Artes Decorativas (FAD) de Barcelona: Casas vividas. José Llinás, 1982-2008.

Se trataba de mostrar cómo los interiores eran percibidos y vividos por los usuarios. La muestra adoptaba el punto de vista del receptor, no del creador. La exposición estaba pensada para el público en general, no para el arquitecto, familiarizado en interpretar planos enigmáticos o confusos (sobre todo hoy en día).

Eva Serrats llevó a cabo varios breves documentales en los que exponía esta visión del habitante. Su mirada quería de ser la quien vive en o junto a los edificios de Llinás.


Los ruidos de la calle, los gritos y las risas de los niños, las furtivas conversaciones hacían parte de lo que los edificios eran.

domingo, 12 de julio de 2009

Bienal de Venecia 2009: coda (Barbaridad)













El arte contemporáneo es un misterio incesante. El del dios tres-en-uno cristiano es una adivinanza de niños en comparación.
El bar de la Bienal. Un lugar donde comer, beber, descansar. Necesita mesas, sillas y una barra. Lo podría haber proyectado y construido un arquitecto. Incluso un decorador. Y se valoraría en función de su imagen , su comodidad y su capacidad por dar cuenta del servicio para el que ha sido creado. Como cualquier máquina u obra de arquitectura.
Pero el bar está señalado en los prospectos en un lugar y con una tipografía distintos a la de los lavabos, y en por ejemplo (otro espacio que debería ser funcional -y funcionar). Se le indica del mismo modo que las obras de arte. Nada señala que no lo sea.
Además, justo antes de la entrada se halla una cartela. Indica, como cualquier otra cartela en el espacio expositivo de la Bienal, un nombre y un apellido (Tobías Rehberger, escogido, como -el resto de- los artistas por el comisario de La bienal Daniel Birnbaum), un título, una fecha, materiales y procedencia: se trata de una cartela convencional. Los interiores y las obras de arquitectura no se acompañan de cartelas. Salvo cuando se trata de interiores de época, reconstruidos en un museo, en los que no se puede entrar. Que solo se pueden contemplar desde el otro lado de la barrera. Una cinta o una tarima indica que no hacen parte del espacio cotidiano. Están del otro lado del espejo.
Espejos no faltan precisamente en el bar de la Bienal. Brilla como el camarín de una corista. Pero faltaría más que no se pudiera entrar. Nada lo impide. Al contrario, está bien abierto y aguarda a ¿los espectadores? o ¿los clientes? ¿Qué somos cuando estamos ante o dentro del bar? ¿bar o Bar? ¿Un bar real, o una obra que imita a un bar, o consiste en un bar?
Una de las obras de la Bienal , de Anawana Haloba, es -o consiste en- un mercadillo. Se puede incluso tocar. Pero no se puede tocar. Se trata de una obra "participativa". Pero sigue siendo una obra. Tiene un título: El Mayor Anuncio G8 de un Puesto de Mercado. Su precio supera con creces el precio que tendría un puesto en un mercadillo.
Toño Foraster contaba que en la pasada Bienal el artista italiano Maurizio Cattelan alquiló el espacio que los organizadores le atribuyeron para que expusiera sus obras a una casa de cosmética de lujo. Ésta podía vender sus productos sin problemas. Y vaya si vendió. La obra era... no era el tenderete, sin duda. Debía ser la idea que Cattelan tuvo. La materialidad siempre ha sido un problema en el arte pos-platónico.
Pero, en el caso del bar de la Bienal, ¿nos hallamos ante un caso" semejante? No parece un bar, sino que lo es. Se puede, de debe usar. Pero, por otra parte, no responde a una ocurrencia de un artista, sino a un encargo: construir un bar. Que funcione. Que sirva. En el que se pueda uno instalar y pueda comer.
Algunos teóricos del arte han sostenido que, puesto que el arte contemporáneo, poblado de latas de conserva, paquetes de detergente, o urinarios, no se distingue para nada del mundo de los objetos de uso, la presencia de una cartela, que nos invita, nos obliga a mirar y a no tocar, y a interpretar, y no a usar, es imprescindible. Es la cartela (la peana y el espacio expositivo) los que convierten un urinario en Fuente, la ocurrencia de Duchamp.
El bar está en un recinto expositivo prestigioso: El recinto de la Bienal de Venecia. La cumbre de los espacios dedicados al arte en el mundo. Se confunde con un entorno no artístico. Parece un bar. Lo es. Una cartela lo acompaña. Anuncia: bar. ¿Título? ¿Indicación? Por el contexto, la tipografía, el lugar debería ser un título. El anuncio es idéntico a una cartela. Lo es. Y los bares se indican. Pero no se titulan. Si es que bar -o Bar- es un título. Si lo es, o lo fuera, estamos ante o dentro de una obra de arte. Debería ser , entonces, interpretada. Y no usada. Algún tipo de impedimento físico debería evitar que nos sentáramos y esparzamos por las mesas bandejas más o menos limpias.
Es cierto que en las "performances", los "happenings", las acciones son reales: se come, se bebe, se vomita, se defeca "realmente". Pero quienes realizan los actos no son los espectadores sino los actuantes, los artistas, los ceremoniantes. Dichas acciones acontecen ante un público. Al que se le puede invitar a participar. Temporalmente. Y siempre bajo la dirección del artista o de quienes han sido facultados por el artista. Los espectadores no entran en el juego cuando quieren. Porque, además, se trata de un juego, aunque éste consista en comer o beber hasta caerse muerto. No se puede perder la conciencia que e está participando en una obra de arte.
Pero, ¿en el caso del bar de la Bienal? ¿Acaso alguien tiene la sensación de ser partícipe de una acción? ¿Algún cartel avisa de lo que ocurre? Los únicos carteles -que no cartelas- presentes anuncian los precios -abusivos- de la comida y la bebida.
¿Qué es, entonces, el bar -o El Bar? ¿Un misterio? ¿Un error? ¿La cartela no debería existir? Pero ha sido escrita y colocada intencionadamente -por una persona autorizada.
Los misterios teologales son, en efecto, una simple broma, ante los retruécanos que el arte contemporáneo plantea. Porque, quizá, no lo queda sino practicar dichos juegos. Guiños que, por otra parte, siempre han sido practicados. El Partenón, ¿no es un guiño perverso a los Persas? Si ¡hasta no era un templo aunque lo parecía -era el tesoro del Acrópolis-, (y acogía una estatua divina -que no era de culto, si bien no se distinguía de una efigie religiosa-)? ¿Cómo habrían tenido que relacionarse los atenienses con dicho edificio? ¿con respeto y devoción, o como cuando va al banco, con prisas y de mal humor? El bar, o Bar, ¿en el mismo grupo que el Partenón?
El bar, por cierto, era incómodo. Pero alegraba la vista. Entonces... (lo que place a los sentidos, ¿es útil?. Y vuelta a empezar)


sábado, 11 de julio de 2009

¿Qué es arquitectura?

http://www.queesarquitectura.org/

http://www.queesarquitectura.org/es/videos/pedro-azara


¿Qué es arquitectura? es un proyecto personal de Jorge Raedo (arquitecto, escenógrafo, artista -extraordinario dibujante, como se puede comprobar).

Concebido hace varios años, inspirado en parte en una exposición La ciudad de los niños, que el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña organizó (cuando Juan Roig dirigía el área de Cultura), y montada, entre otros, por Bet Cantallops (que participa en el presente proyecto) -exposición, a su vez, inspirada por una instalación del escultor inglés Anthony Gormley presentada en el Museo Británico de Londres en 2002-.

¿Qué es arquitectura? quiere explicar la arquitectura a los niños. Jorge Raedó pidió a varios arquitectos (tenían que ser arquitectos, no artistas que trataran el tema de la arquitectura, hoy candente) que propusieran, como mejor quisieran o pudieran, resolver este problema casi imposible. Eva Serrats (arquitecta, fotógrafa y documentalista) entró en el juego en agosto de 2008. Las filmaciones podían empezar.

Las soluciones darían lugar a videos de corta duración que se divulgarían por internet y se presentarían en cines y museos, en bienales, pero también a talleres infantiles. El presupuesto era la buena voluntad.

Casi todos los arquitectos consultados aceptaron el envite. Se conjuraron cuentos, marionetas, maquetas, danza, teatro. Ciudades reales, pasadas y presentes, y soñadas, arquitecturas existentes e imposibles, creadores de carne y hueso y de fábula fueron invocados. Los escenarios escogidos eran todo lo diversos que uno pudiera pedir: casas, talleres, playas, teatros, etc. Jorge Raedó logró la ayuda de actores, figurinistas, bailarines, músicos, cantantes. No sé cuantas personas involucró.
Todo para que los niños sueñen que la "buena" arquitectura no es necesariamente lo que les envuelve diariamente y en la que viven o malviven.
Instituciones, como el MACBA, mostraron un interés educado. Otras, ni siquiera.

Los primeros resultados ya son públicos.

Hoy el proyecto circula por Europa.

Felicidades, Jorge. Por el magnífico proyecto. Por empeño, logrado.

La Bienal de Venecia, parte 4 y fin

Carlos Garaicoa:

Un conjunto de vitrinas exponen lo que parecen maquetas de ciudades en apariencia imaginarias. Cartulinas rojas rectangulares, separadas entre sí, dibujan una rigurosa trama ortogonal de "calles" que se prolongan en todas direcciones. Nítidos recortes en las láminas, levantados y montados, unidos por lenguetas, como figuras de papiroflexia, sencillas e ingeniosas, componen frágiles edificios escultóricos e imposibles. Se titula Ciudad Doblada. Se asemeja mucho a Brasilia. La ciudad donde no se puede vivir, que doblega voluntades.

Otra de las pocas obras emocionantes en la Bienal de Venecia 2009.