viernes, 10 de febrero de 2012
The War on Drugs (2003-): Come to the City (2012)
The War on Drugs "Come To The City" from Secretly Jag on Vimeo.
Sobre este grupo norteamericano, véase: http://www.thewarondrugs.net/
HC Gilje (1969): Puls (2010)
Puls: light installation for the metro train Bybanen in Bergen from hc gilje on Vimeo.
Sobre este artista, su web Conversations with Spaces: http://hcgilje.com/
Sobre otra obra de este artista, véase una entrada anterior en este blog: http://tochoocho.blogspot.com/2012/01/hc-gilje-1969-cityscapes-1998-2005.html
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arquitectura desde las artes,
Modern Art
Teoría del arte
La palabra "estética" proviene del griego antiguo. Aesthesis significaba percepción sensorial. El término griego denota que la estética tiene que ver con la actividad (perceptiva) de un sujeto. podemos pensar qué estudia ´todo lo relacionado con la percepción sensible o sensorial.
Estética es el título de una obra filosófica alemana de mediados del siglo XVIII. anteriormente, nadie había utilizado esta palabra (de nuevo cuño). Hasta entonces, no existía la estética.
Tampoco existía el arte; existían obras de arte, sin duda desde que el homo sapiens sapiens apareció hace ciento veinte mil años, pero no existía, sin embargo, el concepto de arte, al menos tal como lo entendemos hoy. En Mesopotamia y en Egipto ningún término englobaba el trabajo del arquitecto, el pintor, el músico, el escultor y el escritor; en Grecia, techné, que se traduce por arte, designaba una actividad artesanal en la que no cabían las artes poéticas, teatrales, musicales, y de la danza, y el latín ars se refería tanto a tareas artesanas cuanto a científicas: desde la cocina hasta las matemáticas, todas eran actividades manuales o mentales con las que el hombre alteraba el medio, si bien las tareas mentales eran más valoradas que las manuales. Esta concepción, que primaba el intelecto sobre la mano pasó a la Edad Media.
En todos esos casos, sin embargo, no existía un término, arte, independiente de las obras o productores. Los teóricos reflexionaban sobre un tipo de obrar o un tipo de artista, nunca sobre el arte en general, puesto que esta noción no existía. Habrá que esperar el siglo XVIII, para que todo el hacer humano, y en particular, la producción de imágenes plásticas, literarias y musicales, se englobe en un único término, y para que los teóricos empiecen a estudiar qué es el arte, no que son y sobre todo cuáles son las obras de arte. Al límite, a partir del siglo XVIII, podría haber arte sin que esto implique necesariamente que hayan obras de arte. Un ser humano puede ser artista sin obrar nada (material).
La estética presenta un problema. El término significa dos cosas distintas. Por un lado se refiere a un tipo de conocimiento sensorial, y por otro, al objeto del conocimiento. En el primer caso, que el filósofo alemán del siglo XVIII, Kant establece, estética es el estudio de un conocimiento que hasta entonces no se había dado por válido, puesto que se basaba en impresiones sensibles. Éstas, desde Platón habían sido rechazadas como una fuente de conocimiento certero. El mundo podía razonarse pero no sentirse. Los sentidos ofrecían una imagen errónea del mundo.
Filósofos del siglo XVIII postularon la existencia de un nuevo sentido, el sexto que, a diferencia de los cinco tradicionalmente conocidos (el tacto, el gusto, la vista, el oído, el olfato), no se apoyaba en ningún órgano sensible. Éste sentido se llamaba juicio o gusto. Gusto, entonces, designaba tanto el sentido del paladar cuanto un nuevo sentido, no ubicado en órgano alguno, que servía para "saborear" las cualidades sensibles de las cosas. La información que este nuevo sentido aportaba revelaba datos fundamentales sobre el mundo, datos que ningún otro sentido, ni facultades superiores como la razón, captaban.
Según Kant, entonces, la estética era el estudio o crítica del funcionamiento del gusto: cómo un sujeto, apoyándose solo en un sentido común pero indeterminado, entre los sentidos más pedestres y la razón, podía alcanzar un tipo de conocimiento verdadero sobre el mundo.
Toda vez que lo que el gusto percibía sobre todo eran las cualidades sensibles de las cosas (el color, la forma y la textura), eran, en principio, aquellas cosas en las que estas cualidades estaban más cuidadas o trabajadas, las que eran el tema predilecto o preferente del estudio a través del gusto.
Gusto, finalmente, era el efecto que las cosas, naturales o artificiales, sensiblemente percibidas (a merced del gusto), producían. Las cosas, "estética" o sensiblemente observadas "daban gusto", eran "gustosas": es decir, el mundo sensible, y las obras de arte, producían placer. Que el arte causara gusto o placer no era una novedad. Desde la antigüedad se sabía que contemplar cosas u obras placenteras daba gusto. Pero el placer causado, del que todo el mundo era consciente, era más bien temido que bienvenido (no solo por platón sino también, o sobre todo, por el puritano cristianismo), ya que las obras de arte tenían más bien que educar que placer. El saber (la educación), antes que el placer, era el fin del arte.
Kant, sin embargo, no repudiaba el placer artístico. Tampoco lo aceptaba totalmente. Consideraba que el placer que las cosas bellas producían era (o tenía que ser) un placer "tibio": un placer que Kant califico de "desinteresado": un placer que gustaba pero no alteraba, pues las cosas bellas no eran necesarias, no cumplían ninguna función, como lo pudieran hacer los alimentos. La belleza (que para Kant era más natural que artificial: el descrédito del trabajo manual aún operaba en la aristocrática Europa del siglo XVIII) aportaba un sustento "espiritual", por lo que su contemplación no tenía que causar efectos físicos. Placía sin excitación; complacía.
Una derivación de la estética kantiana se halla en la obra del filósofo francés actual Jacques Rancière. Según él, la estética no consiste en una metafísica del arte, sino en el estudio de las relaciones que la obra de arte teje con el mundo del arte que le da sentido, el mundo en el que se inserta y las emociones o percepciones (el gusto) del observador. La obra de arte se halla en un cruce. Maneja hilos que hacen vibrar el mundo y al ser humano. Hacer estética consiste en observar y analizar la red de relaciones que la obra de arte mantiene con el mundo, que incluye los sentimientos que suscita en el hombre. La obra de arte sería como una piedra lanzada al agua. Las ondas producidas afectarían al mundo, comunicando al mismo tiempo la existencia de la obra.
Las obras que nos despiertan al mundo no son necesariamente obras maestras. De hecho, Rancière comenta manifestaciones culturales habitualmente desdeñadas, como un simple espectáculo de cabaret, pues éste es capaz de gustar más, y por tanto de brindar o de suscitar "ideas" al espectador acerca de lo que le envuelve.
Sin embargo, al cabo de muy pocos años, a principios del siglo XIX, con el filósofo, también alemán, Hegel, el término estética pasó a designar no un tipo de relación entre el sujeto y un objeto, y las condiciones en las que se establecía una relación gracias a la cual un sujeto adquiría conocimiento de un objeto, sino que designó el estudio de un tipo de objeto, independientemente de las relaciones que dicho objeto pudiera establecer con determinados sujetos: los creadores y los espectadores. La estética pasó a denominar los estudios centrados en la obra: qué era y qué significaba.
En efecto, estética pasó a ser un sinónimo de la expresión filosofía del arte. La estética reflexionaba sobre lo que el arte era. Esta reflexión se ilustraba con comentarios de obras de arte; mas no consistía en el análisis de obras, sino del concepto (el Arte) que une todo tipo de obras humanas.
La obra de arte era concebida como lo que expresaba el sentido del mundo. En tanto que fruto de la tierra, permitía que ésta se manifestara, expresara su ser. La obra era la cara del mundo, la cara con el que el mundo se manifestaba.
La estética, a partir de entonces, se centraría en averiguar qué era el arte, qué condiciones se requerían para que hubiera arte, y obras de arte, y qué función cumplía el arte; también reflexionaba sobre la esencia o razón y el significado, la forma y la función de las obras de arte, partiendo del presupuesto que su existencia no era gratuita ni caprichosa.
Sin embargo, la estética, así entendida, se enfrentaba a un segundo problema. La expresión filosofía del arte es ambigua, pues depende de cómo se valora la partícula "de". En efecto, filosofía del arte puede designar un tipo de actividad acerca del arte: una reflexión, un comentario, un pensamiento sobre el arte. pero también puede designar un tipo de filosofía: la que pertenece al arte. La estética designaría entonces un tipo de arte; aquel que es una filosofía: aquel arte que ofrece una reflexión, a través del arte, sobre el mundo.
En el primer caso, la estética consiste en el análisis del arte, en una teoría del arte; en el segundo designa a un tipo de arte, o al arte en tanto que reflexión o teoría. En este caso, el arte tendría la capacidad de comunicar determinadas verdades sobre el mundo. Seria un método certero de conocimiento. Se trataría, entonces, de estudiar cómo el arte reflexiona sobre el mundo.
En verdad, las tres concepciones de estética (estética como estudio del conocimiento sensible; estética como estudio del arte y de la obra de arte; y estética como estudio de la reflexión que el arte aporta sobre el mundo) tienen que ser tenidas en cuenta.
La estética, así, englobaría cuanto se pueda decir y pensar sobre un tipo particular de actividad humana, que nos identifica y nos caracteriza en tanto que humanos.
(Versión ampliada del texto de presentación del curso de Estética en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, 2012)
Bibliografía:
RANCIÈRE, Jacques: Aisthesis. Scènes du régime de esthétique de l'art, Galilée, 2011
TALON-HUGON, Carole: L´esthétique, Presses Universitaires de France, 2004
Estética es el título de una obra filosófica alemana de mediados del siglo XVIII. anteriormente, nadie había utilizado esta palabra (de nuevo cuño). Hasta entonces, no existía la estética.
Tampoco existía el arte; existían obras de arte, sin duda desde que el homo sapiens sapiens apareció hace ciento veinte mil años, pero no existía, sin embargo, el concepto de arte, al menos tal como lo entendemos hoy. En Mesopotamia y en Egipto ningún término englobaba el trabajo del arquitecto, el pintor, el músico, el escultor y el escritor; en Grecia, techné, que se traduce por arte, designaba una actividad artesanal en la que no cabían las artes poéticas, teatrales, musicales, y de la danza, y el latín ars se refería tanto a tareas artesanas cuanto a científicas: desde la cocina hasta las matemáticas, todas eran actividades manuales o mentales con las que el hombre alteraba el medio, si bien las tareas mentales eran más valoradas que las manuales. Esta concepción, que primaba el intelecto sobre la mano pasó a la Edad Media.
En todos esos casos, sin embargo, no existía un término, arte, independiente de las obras o productores. Los teóricos reflexionaban sobre un tipo de obrar o un tipo de artista, nunca sobre el arte en general, puesto que esta noción no existía. Habrá que esperar el siglo XVIII, para que todo el hacer humano, y en particular, la producción de imágenes plásticas, literarias y musicales, se englobe en un único término, y para que los teóricos empiecen a estudiar qué es el arte, no que son y sobre todo cuáles son las obras de arte. Al límite, a partir del siglo XVIII, podría haber arte sin que esto implique necesariamente que hayan obras de arte. Un ser humano puede ser artista sin obrar nada (material).
La estética presenta un problema. El término significa dos cosas distintas. Por un lado se refiere a un tipo de conocimiento sensorial, y por otro, al objeto del conocimiento. En el primer caso, que el filósofo alemán del siglo XVIII, Kant establece, estética es el estudio de un conocimiento que hasta entonces no se había dado por válido, puesto que se basaba en impresiones sensibles. Éstas, desde Platón habían sido rechazadas como una fuente de conocimiento certero. El mundo podía razonarse pero no sentirse. Los sentidos ofrecían una imagen errónea del mundo.
Filósofos del siglo XVIII postularon la existencia de un nuevo sentido, el sexto que, a diferencia de los cinco tradicionalmente conocidos (el tacto, el gusto, la vista, el oído, el olfato), no se apoyaba en ningún órgano sensible. Éste sentido se llamaba juicio o gusto. Gusto, entonces, designaba tanto el sentido del paladar cuanto un nuevo sentido, no ubicado en órgano alguno, que servía para "saborear" las cualidades sensibles de las cosas. La información que este nuevo sentido aportaba revelaba datos fundamentales sobre el mundo, datos que ningún otro sentido, ni facultades superiores como la razón, captaban.
Según Kant, entonces, la estética era el estudio o crítica del funcionamiento del gusto: cómo un sujeto, apoyándose solo en un sentido común pero indeterminado, entre los sentidos más pedestres y la razón, podía alcanzar un tipo de conocimiento verdadero sobre el mundo.
Toda vez que lo que el gusto percibía sobre todo eran las cualidades sensibles de las cosas (el color, la forma y la textura), eran, en principio, aquellas cosas en las que estas cualidades estaban más cuidadas o trabajadas, las que eran el tema predilecto o preferente del estudio a través del gusto.
Gusto, finalmente, era el efecto que las cosas, naturales o artificiales, sensiblemente percibidas (a merced del gusto), producían. Las cosas, "estética" o sensiblemente observadas "daban gusto", eran "gustosas": es decir, el mundo sensible, y las obras de arte, producían placer. Que el arte causara gusto o placer no era una novedad. Desde la antigüedad se sabía que contemplar cosas u obras placenteras daba gusto. Pero el placer causado, del que todo el mundo era consciente, era más bien temido que bienvenido (no solo por platón sino también, o sobre todo, por el puritano cristianismo), ya que las obras de arte tenían más bien que educar que placer. El saber (la educación), antes que el placer, era el fin del arte.
Kant, sin embargo, no repudiaba el placer artístico. Tampoco lo aceptaba totalmente. Consideraba que el placer que las cosas bellas producían era (o tenía que ser) un placer "tibio": un placer que Kant califico de "desinteresado": un placer que gustaba pero no alteraba, pues las cosas bellas no eran necesarias, no cumplían ninguna función, como lo pudieran hacer los alimentos. La belleza (que para Kant era más natural que artificial: el descrédito del trabajo manual aún operaba en la aristocrática Europa del siglo XVIII) aportaba un sustento "espiritual", por lo que su contemplación no tenía que causar efectos físicos. Placía sin excitación; complacía.
Una derivación de la estética kantiana se halla en la obra del filósofo francés actual Jacques Rancière. Según él, la estética no consiste en una metafísica del arte, sino en el estudio de las relaciones que la obra de arte teje con el mundo del arte que le da sentido, el mundo en el que se inserta y las emociones o percepciones (el gusto) del observador. La obra de arte se halla en un cruce. Maneja hilos que hacen vibrar el mundo y al ser humano. Hacer estética consiste en observar y analizar la red de relaciones que la obra de arte mantiene con el mundo, que incluye los sentimientos que suscita en el hombre. La obra de arte sería como una piedra lanzada al agua. Las ondas producidas afectarían al mundo, comunicando al mismo tiempo la existencia de la obra.
Las obras que nos despiertan al mundo no son necesariamente obras maestras. De hecho, Rancière comenta manifestaciones culturales habitualmente desdeñadas, como un simple espectáculo de cabaret, pues éste es capaz de gustar más, y por tanto de brindar o de suscitar "ideas" al espectador acerca de lo que le envuelve.
Sin embargo, al cabo de muy pocos años, a principios del siglo XIX, con el filósofo, también alemán, Hegel, el término estética pasó a designar no un tipo de relación entre el sujeto y un objeto, y las condiciones en las que se establecía una relación gracias a la cual un sujeto adquiría conocimiento de un objeto, sino que designó el estudio de un tipo de objeto, independientemente de las relaciones que dicho objeto pudiera establecer con determinados sujetos: los creadores y los espectadores. La estética pasó a denominar los estudios centrados en la obra: qué era y qué significaba.
En efecto, estética pasó a ser un sinónimo de la expresión filosofía del arte. La estética reflexionaba sobre lo que el arte era. Esta reflexión se ilustraba con comentarios de obras de arte; mas no consistía en el análisis de obras, sino del concepto (el Arte) que une todo tipo de obras humanas.
La obra de arte era concebida como lo que expresaba el sentido del mundo. En tanto que fruto de la tierra, permitía que ésta se manifestara, expresara su ser. La obra era la cara del mundo, la cara con el que el mundo se manifestaba.
La estética, a partir de entonces, se centraría en averiguar qué era el arte, qué condiciones se requerían para que hubiera arte, y obras de arte, y qué función cumplía el arte; también reflexionaba sobre la esencia o razón y el significado, la forma y la función de las obras de arte, partiendo del presupuesto que su existencia no era gratuita ni caprichosa.
Sin embargo, la estética, así entendida, se enfrentaba a un segundo problema. La expresión filosofía del arte es ambigua, pues depende de cómo se valora la partícula "de". En efecto, filosofía del arte puede designar un tipo de actividad acerca del arte: una reflexión, un comentario, un pensamiento sobre el arte. pero también puede designar un tipo de filosofía: la que pertenece al arte. La estética designaría entonces un tipo de arte; aquel que es una filosofía: aquel arte que ofrece una reflexión, a través del arte, sobre el mundo.
En el primer caso, la estética consiste en el análisis del arte, en una teoría del arte; en el segundo designa a un tipo de arte, o al arte en tanto que reflexión o teoría. En este caso, el arte tendría la capacidad de comunicar determinadas verdades sobre el mundo. Seria un método certero de conocimiento. Se trataría, entonces, de estudiar cómo el arte reflexiona sobre el mundo.
En verdad, las tres concepciones de estética (estética como estudio del conocimiento sensible; estética como estudio del arte y de la obra de arte; y estética como estudio de la reflexión que el arte aporta sobre el mundo) tienen que ser tenidas en cuenta.
La estética, así, englobaría cuanto se pueda decir y pensar sobre un tipo particular de actividad humana, que nos identifica y nos caracteriza en tanto que humanos.
(Versión ampliada del texto de presentación del curso de Estética en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, 2012)
Bibliografía:
RANCIÈRE, Jacques: Aisthesis. Scènes du régime de esthétique de l'art, Galilée, 2011
TALON-HUGON, Carole: L´esthétique, Presses Universitaires de France, 2004
José Manuel Ballester (1960): La gran ciudad china (2012)
Sobre uno de los mejores (o el mejor) artistas plásticos españoles actuales, véase: http://www.josemanuelballester.com/
jueves, 9 de febrero de 2012
Crimen y urbanismo
"Le Corbusier fut (...) en tant qu´urbaniste, le meurtrier, l´assasssin de la ville (...) Il a crée une idéologie de l´habitat fonctionnel dans lequel la vie sociale urbaine disparait complètement (...) Il n´y a pas de vie urbaine sans de multiples jeux (...) que le fonctionalisme, le productivisme, l´économisme tendent à faire disparaître, car ce n´est pas rentable"
(H. Lefebvre, L´homme et la ville dans le monde actuel)
Pocas veces se ha rendido rendido culto a un asesino, durante tanto tiempo
(H. Lefebvre, L´homme et la ville dans le monde actuel)
Pocas veces se ha rendido rendido culto a un asesino, durante tanto tiempo
Bagdad en Nueva York, o el fin de Bagdad
El Centro of Architecture de Nueva York inaugura una exposición sobre proyectos de arquitectura en el Próximo oriente, incluyendo a Iraq.
El programa de esa muestra, que se completa, con otra exposición, organizada por y presentada ya en el Colegio de Arquitectos de Cataluña, en Barcelona, y Casa Árabe, en Madrid, en 2008-2009 (Ciudad del espejismo. Bagdad, de Wright a Venturi, 1952-1982), explica:
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El ciclo de conferencias puede ser polémico, y desvela los nuevos peligros que acechan a Iraq, difícilmente controlables, y ya detectados desde 2009, al menos.
Iraq, y la capital Bagdad, en particular, fueron gravemente bombardeados durante la Primera Guerra del Golfo, en 1991, pero las infraestructuras y principales edificios, fueron reconstruidos rápidamente Durante la Segunda Guerra del Golfo, pocos edificios y barrios fueron dañados (excepto los palacios de Saddam Hussein y determinados edificios institucionales y de comunicación); pero la ciudad no sufrió una lluvia de bombas. Mas daño han hecho y están causando los atentados con explosivos y suicidas-bomba en la presente y larvada guerra civil.
Las ciudades están dejadas, sucias (aunque el polvo del desierto contribuye a la grisura general); el espacio público, descuidado, y la recogida de basuras no siempre funciona (salvo en determinados barrios donde se riega y se corta el cesped de los parterres públicos); pero, en general, si no fuera por los muros de hormigón Texas, los controles, los vehículos militares, y las explosiones, que muestran bien las heridas o consecuencias de la invasión, Bagdad e Iraq en general no parecen una ciudad o un pais especialmente dañados. Ciertos barrios periféricos de Damasco, en Siria, están en peor estado.
Un país destruido civilmente, con estructuras sociales, culturales y políticas desmanteladas, afectadas por la corrupción que el flujo de dinero norteamericano ha despertado. Pero Iraq no es un país cuyas ciudades y cuyos edificios estén en ruinas.
Por tanto, Ira necesita el restablecimiento de las infraestrucuras, la creación de nuevas (como la red de saneamiento y la estación depuradora de Samawa, recién concluida), y la rehabilitación de barrios y espacios públicos. Se trata de trabajos de cirugía, no de reconstrucción integral. Estos trabajos deberían preservar un tejido urbano maltratado, pero no arrasado.
¿Tiene interés entonces Iraq para las grandes empresas constructoras y los estudios de arquitectura internacionales más potentes?
Políticos iraquíes sueñan con los Emiratos Árabes y con el modelo que se siguió en la reconstrucción de Beirut. Ésta estuvo a cargo de una gran constructora privada perteneciente al primer ministro. La financiación era pública y privada, las autorizacionres para expropiar y relevantar, públicas, si bien el beneficiario de las concesiones era la misma persona que las concedía: el primer ministro. No podía haber oposición. La empresa, Securitate, y su propietario, "dueño" al mismo tiempo del país, eran juez y parte. En este caso, los trabajos de reconstrucción fueron muy rápidos. Los obstáculos administrativos se solventaban al momento: quien los encontraba era el mismo que los anulaba.
Este modelo de inteervención aparece como un sueño en Iraq. El precio, en Beirut, fue la destrucción del patrimonio arqueológico, y la conversión del centro histórico en uno de los barrios más lujosos del mundo. Las ventajas: la rápida rehabilitación de la ciudad, a toda costa, costara lo que costara.
Existen grandes constructoras y estudios de arquitectura e ingeniería, ubicados en los Emiratos Árabes, capaces de emprender obras semejantes a las que se alzan en Dubai. Cortejan a las autoridades iraquíes, y hacen brillar proyectos faraónicos, poblados de torres de vidrio e inmensos centros comerciales en medio de planicies verdes. Mas no hay espacio: Bagdad no posee terrenos baldíos cubiertos de cascoques.
La solución, entonces, pasa por la previa destrucción de barrios enteros, con una densa trama urbana perfectamente adaptada al clima, y viviendas de dos plantas de ladrillo y madera, que configuran los mayores y mejores conjuntos de arquitectura mal llamada otomana (cuando, en verdad, los otomanos adoptaron los modelos de las casas de Bagdad y las transplantaron a urbes turcas, sobre todo a Estambul) en mal estado pero perfectamente rehabilitables.
El trabajo minucioso, el cuidado del espacio público, la rehabilitación de casas y calles podría cambiar la vida de los iraquíes con un coste económico y humano pequeño. Los beneficios de las empresas y, quizá, los pagos a cargos públicos, serían menores que los que se pueden obtener si se destruyen barrios para levantar grandes complejos.
El peligro que se cierne sobre Bagdad y otras ciudades iraquíes no reside tanto en la ocupación, terminada, ni en la larvada guerra civil, sino en la voracidad de grandes constructoras que actúan con la adquiescencia de instituciones o figuras públicas.
El peligro se acrecienta cuando se descubre que uno de los responsables y productores de las exposiciones y actividades que se van a llevar a cabo en el Centro de Arquitectura de Nueva York en torno a la recuperación del patrimonio iraquí, planteadas desde una perpectiva poco agresiva, que defiende la cuidadosa preservación del tejido urbano, es el director de una gran firma de arquitectura de los Emiratos Árabes, que ha ganada ya tres concursos de rehabilitación de ciudades en Iraq, que pasan por la eliminación del tejido urbano tradicional en favor de un modelo directamente transplantado de los países del Golfo. Algunos de estos proyectos han llegado a ser paralizados por la UNESCO. ¿Por cuánto tiempo?
Si los estudios de preservación están en manos de empresas constructoras y estudios de arquitectura que han levantado las "ciudades" de los Emiratos Árabes, se puede suponer que Bagdad acabe despareciendo pronto, convertida en una réplica dubaití, es decir, deje de ser una ciudad. No solo las bombas hacen mucho daño.
Véase una entrada previa del 3 de Junio de 2010.
http://cfa.aiany.org/index.php?section=upcoming&expid=232
http://cfa.aiany.org/index.php?section=upcoming&expid=225
El programa de esa muestra, que se completa, con otra exposición, organizada por y presentada ya en el Colegio de Arquitectos de Cataluña, en Barcelona, y Casa Árabe, en Madrid, en 2008-2009 (Ciudad del espejismo. Bagdad, de Wright a Venturi, 1952-1982), explica:
February 22 - June 23, 2012
The stereotypical image of the Middle East depicts extensive deserts and historic kasbahs with endless twisted alleys. This essentializing view of the expansive geographical zone is at odds with its incredibly diverse landscapes, traditions, cultures and climates that stretch between the Atlantic and Indian Oceans. Containing some of the most significant UNESCO monuments and sites, the region is also a place of a rapid globalization with man-made islands and supertall towers. The contrast between the resilience of heritage and the overwhelming contemporary change generates an exceptional challenge for today’s architects and engineers, producing exceedingly varied approaches to the region’s 21st century built environment.
Curator: Hassan Radoine, Ph.D
Exhibition Design: Rumors
Special thanks to the exhibition Advisory Committee.
Change: Architecture and Engineering in the Middle East, 2000-Present is organized by the AIA New York Chapter and the Center for Architecture Foundation, and made possible through the generous support of the following sponsors:
Lead Sponsor:
Sponsors:
Eytan Kaufman Design and Development
FXFOWLE
Eytan Kaufman Design and Development
FXFOWLE
Supporters:
Arup
Columbia University, Graduate School of Architecture, Planning and Preservation
Dewan Architects & Engineers
GAD
HDR
Kohn Pedersen Fox Associates
NAGA Architects
Ramla Benaissa Architects
RBSD Architects
Skidmore, Owings & Merrill
World Monuments Fund
Zardman
Arup
Columbia University, Graduate School of Architecture, Planning and Preservation
Dewan Architects & Engineers
GAD
HDR
Kohn Pedersen Fox Associates
NAGA Architects
Ramla Benaissa Architects
RBSD Architects
Skidmore, Owings & Merrill
World Monuments Fund
Zardman
RELATED PROGRAMMING
Opening ReceptionWednesday, February 22, 2012, 6-9pm
Change in the Middle East: Preserving the Past, Inventing the FutureSaturday, February 25, 2012, 11am-5pm
Culture and Climate: Contemporary Architectural Responses in the Middle EastThursday, March 1, 2012, 6-8pm
Iraqi Culture Pre- and Post- Invasion: From Secular to Sectarian
Thursday, March 15, 2012, 6-8pm
Building ANew: Noor Theatre Presents A Reading of Short Plays by Award-Winning Middle Eastern Playwrights
Friday, March 16, 2012, 7pm
Faster and Bigger: Building in the Middle East
Monday, April 2, 2012, 6-8pm
Architecture in Baghdad, Then and Now
Thursday, April 26, 2012, 6-8pm
Architecture in Baghdad, Then and Now
Thursday, April 26, 2012, 6-8pm
The National Mosque of Baghdad Competition: A Conversation Between Denise Scott Brown, Renata Holod and Frederic SchwartzFriday, May 4, 2012, 6-8pm
IRAQ FILM SERIESFridays throughout the exhibition duration starting at 6:30pm
February 24, 2012: About Baghdad (2004) - Q&A with Iraqi poet and writer Sinan Antoon and Pedro Azara, curator ofBaghdad, 1952-1982
March 2, 2012: Nice Bombs (2006)
March 9, 2012: Son of Babylon (2009)
March 23, 2012: Daily Baghdad (2004)
April 13, 2012: 16 Hours in Baghdad (2004) - Q&A with Iraqi actor Abbas Noori Abbood
Change in the Middle East: Preserving the Past, Inventing the FutureSaturday, February 25, 2012, 11am-5pm
Culture and Climate: Contemporary Architectural Responses in the Middle EastThursday, March 1, 2012, 6-8pm
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Friday, March 16, 2012, 7pm
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Thursday, April 26, 2012, 6-8pm
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The National Mosque of Baghdad Competition: A Conversation Between Denise Scott Brown, Renata Holod and Frederic SchwartzFriday, May 4, 2012, 6-8pm
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February 24, 2012: About Baghdad (2004) - Q&A with Iraqi poet and writer Sinan Antoon and Pedro Azara, curator ofBaghdad, 1952-1982
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March 9, 2012: Son of Babylon (2009)
March 23, 2012: Daily Baghdad (2004)
April 13, 2012: 16 Hours in Baghdad (2004) - Q&A with Iraqi actor Abbas Noori Abbood
El ciclo de conferencias puede ser polémico, y desvela los nuevos peligros que acechan a Iraq, difícilmente controlables, y ya detectados desde 2009, al menos.
Iraq, y la capital Bagdad, en particular, fueron gravemente bombardeados durante la Primera Guerra del Golfo, en 1991, pero las infraestructuras y principales edificios, fueron reconstruidos rápidamente Durante la Segunda Guerra del Golfo, pocos edificios y barrios fueron dañados (excepto los palacios de Saddam Hussein y determinados edificios institucionales y de comunicación); pero la ciudad no sufrió una lluvia de bombas. Mas daño han hecho y están causando los atentados con explosivos y suicidas-bomba en la presente y larvada guerra civil.
Las ciudades están dejadas, sucias (aunque el polvo del desierto contribuye a la grisura general); el espacio público, descuidado, y la recogida de basuras no siempre funciona (salvo en determinados barrios donde se riega y se corta el cesped de los parterres públicos); pero, en general, si no fuera por los muros de hormigón Texas, los controles, los vehículos militares, y las explosiones, que muestran bien las heridas o consecuencias de la invasión, Bagdad e Iraq en general no parecen una ciudad o un pais especialmente dañados. Ciertos barrios periféricos de Damasco, en Siria, están en peor estado.
Un país destruido civilmente, con estructuras sociales, culturales y políticas desmanteladas, afectadas por la corrupción que el flujo de dinero norteamericano ha despertado. Pero Iraq no es un país cuyas ciudades y cuyos edificios estén en ruinas.
Por tanto, Ira necesita el restablecimiento de las infraestrucuras, la creación de nuevas (como la red de saneamiento y la estación depuradora de Samawa, recién concluida), y la rehabilitación de barrios y espacios públicos. Se trata de trabajos de cirugía, no de reconstrucción integral. Estos trabajos deberían preservar un tejido urbano maltratado, pero no arrasado.
¿Tiene interés entonces Iraq para las grandes empresas constructoras y los estudios de arquitectura internacionales más potentes?
Políticos iraquíes sueñan con los Emiratos Árabes y con el modelo que se siguió en la reconstrucción de Beirut. Ésta estuvo a cargo de una gran constructora privada perteneciente al primer ministro. La financiación era pública y privada, las autorizacionres para expropiar y relevantar, públicas, si bien el beneficiario de las concesiones era la misma persona que las concedía: el primer ministro. No podía haber oposición. La empresa, Securitate, y su propietario, "dueño" al mismo tiempo del país, eran juez y parte. En este caso, los trabajos de reconstrucción fueron muy rápidos. Los obstáculos administrativos se solventaban al momento: quien los encontraba era el mismo que los anulaba.
Este modelo de inteervención aparece como un sueño en Iraq. El precio, en Beirut, fue la destrucción del patrimonio arqueológico, y la conversión del centro histórico en uno de los barrios más lujosos del mundo. Las ventajas: la rápida rehabilitación de la ciudad, a toda costa, costara lo que costara.
Existen grandes constructoras y estudios de arquitectura e ingeniería, ubicados en los Emiratos Árabes, capaces de emprender obras semejantes a las que se alzan en Dubai. Cortejan a las autoridades iraquíes, y hacen brillar proyectos faraónicos, poblados de torres de vidrio e inmensos centros comerciales en medio de planicies verdes. Mas no hay espacio: Bagdad no posee terrenos baldíos cubiertos de cascoques.
La solución, entonces, pasa por la previa destrucción de barrios enteros, con una densa trama urbana perfectamente adaptada al clima, y viviendas de dos plantas de ladrillo y madera, que configuran los mayores y mejores conjuntos de arquitectura mal llamada otomana (cuando, en verdad, los otomanos adoptaron los modelos de las casas de Bagdad y las transplantaron a urbes turcas, sobre todo a Estambul) en mal estado pero perfectamente rehabilitables.
El trabajo minucioso, el cuidado del espacio público, la rehabilitación de casas y calles podría cambiar la vida de los iraquíes con un coste económico y humano pequeño. Los beneficios de las empresas y, quizá, los pagos a cargos públicos, serían menores que los que se pueden obtener si se destruyen barrios para levantar grandes complejos.
El peligro que se cierne sobre Bagdad y otras ciudades iraquíes no reside tanto en la ocupación, terminada, ni en la larvada guerra civil, sino en la voracidad de grandes constructoras que actúan con la adquiescencia de instituciones o figuras públicas.
El peligro se acrecienta cuando se descubre que uno de los responsables y productores de las exposiciones y actividades que se van a llevar a cabo en el Centro de Arquitectura de Nueva York en torno a la recuperación del patrimonio iraquí, planteadas desde una perpectiva poco agresiva, que defiende la cuidadosa preservación del tejido urbano, es el director de una gran firma de arquitectura de los Emiratos Árabes, que ha ganada ya tres concursos de rehabilitación de ciudades en Iraq, que pasan por la eliminación del tejido urbano tradicional en favor de un modelo directamente transplantado de los países del Golfo. Algunos de estos proyectos han llegado a ser paralizados por la UNESCO. ¿Por cuánto tiempo?
Si los estudios de preservación están en manos de empresas constructoras y estudios de arquitectura que han levantado las "ciudades" de los Emiratos Árabes, se puede suponer que Bagdad acabe despareciendo pronto, convertida en una réplica dubaití, es decir, deje de ser una ciudad. No solo las bombas hacen mucho daño.
Véase una entrada previa del 3 de Junio de 2010.
http://cfa.aiany.org/index.php?section=upcoming&expid=232
http://cfa.aiany.org/index.php?section=upcoming&expid=225
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