lunes, 15 de octubre de 2012
Kimbra Johnson (1990): Two Way Street / The Build Up (2012)
Went from cities to touch the suburbs On the highway, but I'm barefoot I need a map but not the destination Need a compass but not a conversation I want to run far from this grey town You're on every street, marked on the ground Not the meant and not the paint Want the price but not the raise I want the jump but not the height Let me fall but catch me mid flight I swam with sharks and beasts of the sea Only went down for the company Went down for the company I forgot to mention That you would come back home when I call Left no sign, nothing at all Sorry you won't fit inside my heart I wanted love without the build up I need the rules but not the regulations Want the wisdom but not the information Need the light but not the heat of the day Need your hands to show me how to pray I lost the plot underneath the fire Of all the dots and lines that took me higher Away from traffic and smiles of tire I like the nights but not the tangled wires Need the pulse to feel alive All the world's just made it seem all quiet This has all become far too loud I like you more when you don't make a sound You will come back home when I call You left no sign, nothing at all Sorry you won't fit inside my heart Won't you come light the way and wash this away I wanted love without the build up
Labels:
Modern Art,
música y arquitectura
domingo, 14 de octubre de 2012
Retratos de El Fayum (ss. I-III dC)
1.- Museum of Fine Arts, Boston
2-5.-: The Metropolitan Museum of Arts, Nueva York
Fotos: Tocho, octubre de 2012
Los llamados retratos del Fayum (hallados en el yacimiento de El Fayum, en Egipto) son los retratos pintados más antiguos conservados.
Pertenecen al periodo romano-egipcio.
Se trata de verdaderos retratos, pintados en vida, utilizados tras el fallecimiento: las tablas, pintadas a la encaústica (pigmentos mezclados con cera), se insertaban entre las vendas que cubrían el rostro de la momia. Solían reemplazar las máscaras tridimensionales colocadas sobre el rostro.
Revelan una confluencia de influencias: la retratística etrusco-romana (inspirada en la helenística, la cual, sin embargo, idealizaba al modelo, contrariamente a la romana), y la egipcia (que reproducía los rasgos propios del modelo, aunque no necesariamente los que tenía cuando el retrato, sino los que tuvo y tendría que haber mantenido, en un momento de esplendor o significativo de la vida).
Los retratos de El Fayum (encontrados, en verdad, en diversos yacimientos del Egipto Medio, en el extenso oasis del Fayum), poseen unos características propias: pintados sobre tabla o lino, muestran siempre al modelo de cara, en vista frontal. El retrato se centra en el rostro, y en éste destacan los ojos, siempre bien abiertos.
Se ha especulado que este tipo de imagen muestra al difunto que mira desde el más allá. Habiendo alcanzado el otro mundo, y la inmortalidad -lo que los ojos que no parpadean o se cierran simbolizan, un motivo de origen platónico-, se gira y mira a los mortales, invitándoles a cruzar sin miedo la frontera entre la vida y la muerte.
Esos retratos han sido decisivos en la historia del arte, principalmente occidental. Su iconografía fue adoptada por los pintores de la corte de Bizancio (Egipto pasó a ser parte del Imperio Romano Oriental, que derivó en el Imperio Bizantino) para representar al dios cristiano, hecho hombre, que nació y murió, asumiendo su humana condición. Los ojos desmesurados de los Pantocrators y de las efigies en los iconos bizantinos simbolizan la resurrección de Jesucristo, y la vida inmortal alcanzada. La pintura de los iconos, que mostraba sobre todo el lado humano del Hijo de Dios, llegaría a Occidente e inspiraría a Giotto, origen de la moderna retratística occidental.
viernes, 12 de octubre de 2012
jueves, 11 de octubre de 2012
La ciudad: "espacio propio" humano (según Aristóteles)
Antes de que la cultura griega tuviera una visión ambivalente de la cultura urbana, juzgada tanto positiva cuanto perniciosamente, y frente a la decididamente -salvo en contados casos- juicio negativo que toda ciudad terrenal merecía en el Antiguo Testamento (no solo ciudades asirias o Babilonia, sino incluso ciudades de Israel y Judea), la cultura sumeria o mesopotámica en general, consideró que la ciudad no era una invención divina o humana, sino la condición misma de la creación del cosmos. Éste emergió, como Egipto de una flor de loto entreabierta, de una mítica ciudad primigenia situada tanto en los márgenes cuando en el centro de las aguas primordiales. Antes que nada érase la ciudad. Por este motivo, cualquier ciudad fundada rememoraba las condiciones mismas de la creación del universo, retrotraía el tiempo al inicios de los tiempos, antes de que el tiempo degradara la creación.
Para los griegos antiguos, la ciudad era una creación humana, sin duda alentada, en el origen por el dios Apolo. Algunas urbes, como Troya fueron construidas por divinidades como Poseidón, y Herakles tuvo mucho que ver con la fundación de ciudades o colonias griegas en todas las costas occidentales mediterráneas. Sin embargo, esta creación, que no se remontaba al inicio de los tiempos, ni estaba en el origen del cosmos, no era una obra que entorpeciera o dañara el mundo.
Aristóteles consideraba que la ciudad era el typos oikeion, el espacio propio, el hogar, verdaderamente (oikos) del hombre. Existía una relación natural entre el hombre y la ciudad. La constitución, las leyes era lo que ambas estructuras, natural y artificial, humana y urbana, compartían. Ambos, ciudad y ciudadano, se regían por una misma normativa, que no solo regulaba la vida sino que la fundaba en tanto que vida propiamente humana. Los humanos eran humanos, y no salvajes o bestias, porque vivían en la ciudad y se sometían a las leyes de ésta. La constitución de las ciudades-estado constituía al ser humano en tanto que humano, amansaba a las fieras, de algún modo. Los humanos no estaban consustancialmente ,ligados al medio natural sino urbano. Su lugar, aquel que los definía, se hallaba en la ciudad; era la ciudad.
Leyes inspiradas o "bendecidas" quizá por el cielo, pero plenamente humanas; leyes que tenían como fin humanizar al hombre; dotarle de un espacio común en el que pudiera debatir, e intercambiar ideas y bienes; un espacio donde vivir en común; formar una comunidad de iguales, en la que cada uno se reconocía como humano y reconocía al otro como su igual.
La ciudad no era solo un lugar de mercadeo y de poder. O sí era un centro de poder, éste residía en su capacidad transfiguradora, capaz de convertir una fiera huraña, o un monstruo, como un Cíclope, como se comentó en una entrada anterior, en un ser humano a parte entera.
Desde luego, la ciudad no era solo un lugar de reunión de humanos, sino lo que lograba que los seres humanos existieran (como humanos). era la matriz de lo humano. De algún modo, rememoraba el poder de las ciudades mesopot´ñamicos, dotándolas de un poder aún mayor. No estaban en el origen del cosmos, sino de lo más importante del cosmos: el ser humano.
Para los griegos antiguos, la ciudad era una creación humana, sin duda alentada, en el origen por el dios Apolo. Algunas urbes, como Troya fueron construidas por divinidades como Poseidón, y Herakles tuvo mucho que ver con la fundación de ciudades o colonias griegas en todas las costas occidentales mediterráneas. Sin embargo, esta creación, que no se remontaba al inicio de los tiempos, ni estaba en el origen del cosmos, no era una obra que entorpeciera o dañara el mundo.
Aristóteles consideraba que la ciudad era el typos oikeion, el espacio propio, el hogar, verdaderamente (oikos) del hombre. Existía una relación natural entre el hombre y la ciudad. La constitución, las leyes era lo que ambas estructuras, natural y artificial, humana y urbana, compartían. Ambos, ciudad y ciudadano, se regían por una misma normativa, que no solo regulaba la vida sino que la fundaba en tanto que vida propiamente humana. Los humanos eran humanos, y no salvajes o bestias, porque vivían en la ciudad y se sometían a las leyes de ésta. La constitución de las ciudades-estado constituía al ser humano en tanto que humano, amansaba a las fieras, de algún modo. Los humanos no estaban consustancialmente ,ligados al medio natural sino urbano. Su lugar, aquel que los definía, se hallaba en la ciudad; era la ciudad.
Leyes inspiradas o "bendecidas" quizá por el cielo, pero plenamente humanas; leyes que tenían como fin humanizar al hombre; dotarle de un espacio común en el que pudiera debatir, e intercambiar ideas y bienes; un espacio donde vivir en común; formar una comunidad de iguales, en la que cada uno se reconocía como humano y reconocía al otro como su igual.
La ciudad no era solo un lugar de mercadeo y de poder. O sí era un centro de poder, éste residía en su capacidad transfiguradora, capaz de convertir una fiera huraña, o un monstruo, como un Cíclope, como se comentó en una entrada anterior, en un ser humano a parte entera.
Desde luego, la ciudad no era solo un lugar de reunión de humanos, sino lo que lograba que los seres humanos existieran (como humanos). era la matriz de lo humano. De algún modo, rememoraba el poder de las ciudades mesopot´ñamicos, dotándolas de un poder aún mayor. No estaban en el origen del cosmos, sino de lo más importante del cosmos: el ser humano.
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