lunes, 18 de agosto de 2014
DAN OJARI (¿1990?): SLOW DEREK (2012)
SLOW DEREK from danojari on Vimeo.
Véase la página web de este joven animador, licenciado en 2011.
Slow Derek, creado, fotograma a fotograma -se trata de un cortometraje en "stop-motion"- mientras Ojari era un estudiante, ha recibido todos los premios posibles
sábado, 16 de agosto de 2014
FRITZ MARCUS (1888-1975): CASA JOHNSTONE (1934-1935), O EL PRIMER DE LA COSTA BRAVA (TOSSA DE MAR)
1934
2014
VISTAS DESDE LA CASA JOHNSTONE, AYER Y HOY
... Y HOY
Si no hubiera sido por el éxito crítico de la traducción al catalán, en 2011, y al español, en 2013 (precedida de una exhaustiva documentación por parte del traductor y editor, el profesor Miquel Berga, y de historiadores sobre el ambiente artístico en Tossa de Mar en los años treinta), de las dos novelas que Nancy Johnstone (1906-?)publicó en inglés en los años treinta (A Hotel in Spain, 1937), sobre su experiencia de construir y dirigir el primer hotel de la Costa Brava, llamado Casa Johnstone o Casablanca, poco antes de la Guerra Civil española, solo quienes recuerdan de viva voz (es decir, los más ancianos del lugar) la estancia de la actriz Ava Gardner, en Torra de Mar, para rodar la película Pandora y el Holandés Errante, a principios de los años cincuenta, alojándose en este hotel, tendrían presente la Casa Johnstone.
Construida por dos periodistas ingleses, Nancy y Arnie Johnstone, que buscaban un lugar de veraneo desconocido, siguiendo la elección del solar y el proyecto del arquitecto judío alemán Fritz Marcus, exiliado en Tossa -quien mantenía un bar para sobrevivir, donde ya se había instalado una colonia alemana, huyendo del poder nazi-, el hotel , encaramado en lo más alto de una ladera, aún virgen, acogió a todos los artistas y arquitectos refugiados en este pueblo de muy difícil acceso por el aquel entonces.
El hotel consistía en una construcción cúbica -con un piso retranqueado cubierto por un tejado de una sola agua- de nueva planta, de paredes blancas y suelo cerámico (toba catalana), con vigas de madera, y muebles de madera sin barnizar, a la que se accedía por un camino empinado. Comprendía once habitaciones y una terraza cubierta con cañizo. Ofrecía comida tradicional catalana. Se tenía que pagar un suplemento por el uso de la bañera.
Durante la guerra se convirtió, por deseo de los dueños, en un refugio infantil. Al acabar la contienda, y después que los niños fueron llevados a Francia, donde se les internaría en un convento en Besançon, los Johnstone partieron a México. Regresaron a Tossa en 1949. Trataron de recuperar el hotel que había sido ocupado por conocidos suyos. En vano. Se separaron. Cada uno volvió a esposarse. Nancy murió en un accidente de coche en Guatemala, y Arnie emigró a la Unión Soviética donde prosiguió su trabajo de periodista.
El hotel siguió acogiendo a huéspedes en los años cincuenta, al parecer. El edificio se hallaba, hasta los años noventa, en medio de campos de habas. Aun se accedía directamente desde el hotel a la playa por el mismo camino que los huéspedes tomaban en los años treinta. Fue comprado en los años ochenta por la dueña del hotel Florida -y alcaldesa de Tossa-, como albergue para los empleados del hotel. Luego pasó a manos del propietario del Hotel Don Juan, construido hacia 1992, una espantosa mole postmoderna que cubre la ladera y asedia Casa Johnstone, convertida en un incongruente apéndice del hotel, con vistas al pueblo y al mar de terrazas baratas, chimeneas y aparatos de aire acondicionado desaliñados que gangrenan la ladera (hoy...acorazada por una gruesa capa de hormigón gris).
Fue restaurada en 2011. El porche, cerrado. Se le añadieron balaustres de piedra artificial, a fin de equipararlo con el gusto del hotel don Juan circundante. Conserva el suelo original en un trastero -los trasteros siempre guardan las huellas de las construcciones primeras (un pavimento de gres grisáceo y brillante cubre el resto de las estancias)-, las vigas (hoy pintadas de ocre), la chimenea de ángulo en la sala común, y algunas de las carpinterías metálicas y barandillas de tubo que, junto con una escalera de barco que lleva de la terraza al terrado, pintadas de blanco, son los únicos testimonios de la formación racionalista de Fritz Marcus.
Éste (nacido en Dessau), junto con su esposa, huyó de Tossa cuando la guerra civil estalló, acusado de ser un espía al servicio de la Gestapo, y se refugió en Niza (Francia), donde trabajaría de jardinero, antes de instalarse en Londres donde trabajaría para el arquitecto Maxwell Fry, colaborador de Le Corbusier. Llegaría a ser responsable de Diseño de Mobiliario e Interiorismo de la Escuela Central de Artes y Oficios londinense (hoy Central Saint Martins) hasta su jubilación en 1953. Murió en 1975.
La historia de la Casa Johnstone es una alegoría esclarecedora sobre la suerte de la arquitectura y el urbanismo (en aglomeraciones turísticas o no) en España.
Fritz Marcus, casa unifamiliar en Berlín, c. 1930
Existen numerosas y documentadas páginas webs de estudiosos sobre la Casa Johnstone. Por ejemplo:
http://footnotes-catalan.blogspot.com.es/2012/08/hotel-in-spain-johnstones-of-tossa-de.html
http://www.revistadegirona.cat/recursos/2014/0283_082.pdf
http://biblosespriu.blogspot.com.es/2014/07/sopar-literari-amb-miquel-berga-bague.html
También:
http://www.tusquetseditores.com/titulos/lull-de-vidre-un-hotel-a-la-costa-tossa-de-mar-1934-1939
http://lavenc.cat/index.php?/cat/revistes/l_avenc/381/focus/el_retorn_de_nancy_johnstone_a_tossa_de_l_hotel_recuperat_a_la_decepcio (artículo en venta)
Véase también este capítulo del primer libro de Nancy Johnstone: http://www.tusquetseditores.com/especiales/capitulos/un_hotel_en_la_costa_lectura.pdf
y, finalmente, estas páginas web muy útil para este tema:
http://blog.pentagram.com/forgottenarchitects/index.html
(Nota: el autor comete un leve error al ubicar a Marcus en Barcelona y no en Gerona o, mejor, en la provincia de Gerona -en Tossa de Mar),
http://www.ajr.org.uk/journalpdf/1975_november.pdf
https://ru.wikipedia.org/wiki/%D0%9C%D0%B0%D1%80%D0%BA%D1%83%D1%81,_%D0%A4%D1%80%D0%B8%D1%86#CITEREFV.C3.B6lzmann
y
http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/14714787.2012.676529#.U-8l_vl_vFo
(donde Marcus es considerado un "art educator", y no un arquitecto, que es lo que era principalmente)
viernes, 15 de agosto de 2014
JENKS MILLER & JAMES TOTH: ROADS TO RUIN (2014)
http://threelobed.bandcamp.com/album/roads-to-ruin
Imprescindible.
Para escuchar gratuita y legalmente el tema -y todo el cd-, "clicad" sobre el enlace anterior
KARL OTTO BOELITZ HERF (1905-1968): CA L´ACERBI (1940-1945, TOSSA DE MAR)
Habitada hasta el año 2000 por la hija del propietario, y hoy tapiada, en ruinas, aún en venta (pudiendo ser derribada para construir un bloque de pisos turísticos -aunque, al parecer, ha sido declarada recientemente bien cultural local, a fin de restaurarla y convertirla quizá en un centro de interpretación de las artes de vanguardia del periodo de entre-guerras-), en medio de un descampado de tierra y arena utilizado como un atestado aparcamiento de pago, en un solar elevado con respecto a la calle de la que lo separa un muro medio derruido, entre árboles, maleza y coches, casi tan ruinosa como la villa romana vecina, aun se levanta, en el pueblo de la Costa Brava, Tossa de Mar, la que quizá sea una de las pocas villas racionalistas construida por un arquitecto extranjero en Cataluña. En efecto, arquitectos judíos alemanes, como Fritz Marcus o Gerhard Planck, construyeron algunas casas, bares y hoteles en Tossa (los primeros en la Costa Brava), antes de la Segunda Guerra Mundial, mas eran construcciones que revisaban el modelo de la casa rural, con fachada de piedra y cubiertas de teja -modismos que algunos arquitectos racionalistas incorporaron a sus proyectos de formas geométricas puras. Algún estudioso, sin embargo,sabe de la existencia de una desconocida casa de Le Corbusier, anterior a la Segunda Guerra Mundial).
Conocida como Ca l´Acerbi, fue construida, entre 1940 y 1945, por un arquitecto alemán, Boelitz, formado en París, y huido tanto de la Alemania nazi cuando de la Francia ocupada, para un propietario italiano, Acerbi, también educado en Alemania, en la ciudad de Weimar (sede de una de las escuelas de la Bauhaus), y emigrado de este país, por los mismos motivos.
La villa, de dos pisos, con un torreón que acoge el núcleo de escalera, refleja la fascinación de Boelitz por Mallet Stevens. Elevada sobre una amplia terraza porticada sobre la entrada principal, se desmarca, aislada, de la trama del pueblo, sobresaliendo por encima de los tejados de la villa, disponiéndose como un amplio balcón semi-circular sobre el pueblo al que se enfrenta y convierte en un espectáculo, y solo el color blanco, hoy ennegrecido, la integra en la compacta masa urbana, si bien los árboles, y los desmontes descuidados del perímetro del solar, cubierto de maleza y arbustos, la esconden de la vista de los paseantes.
Consúltese los muy útiles artículos:
http://www.revistadegirona.cat/recursos/2014/0284_052.pdf
http://www.docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=585:ca-lacerbi&lang=en
http://www.revistadegirona.cat/recursos/2014/0284_055.pdf
http://www.tarbutsefarad.com/es/secciones/arte-judio/4801-artistas-e-intelectuales-judios-en-tossa-de-mar.html?start=3
miércoles, 13 de agosto de 2014
martes, 12 de agosto de 2014
FELIPE ARTURO (1979): EARTHFALLS (DERRUMBES, 2010)
Earthfalls from Felipe Arturo on Vimeo.
Arquitecto, docente y artista colombiano, Felipe Arturo muestra en qué se ha convertido la arquitectura moderna -si es que, desde buen principio, no encerraba el germen de su destrucción o su caricatura- (un objeto desarraigado, abandonado a su suerte, pues), y muestra, por el contrario, cómo la arquitectura -o el ser humano- se aferra a un mismo lugar, como si brotara de él, pese a la sucesión de derrumbes seguidas de una reconstrucción, a veces con pocos medios, que pronto se desmoronan, como castillos de arena, apenas concluidas.
lunes, 11 de agosto de 2014
¿Qué es arquitectura?
El arte es el medio con el que interrogamos el mundo (dioses y tierra) y a nosotros mismos, y con el que, también, plasmamos lo que nuestros sentidos aliados a la razón captan de los mundos exterior e interior. Se ha dicho muy a menudo que una obra de arte es una ventana al mundo: se abre al mundo, y permite que el mundo (o los mundos) y nosotros entremos en contacto y nos descubramos, nos conozcamos, nos reconozcamos. Los encuentros pueden positivos o deprimentes, pero la obra de arte es, al menos, lo que facilita este deseado encuentro.
Entre los fines que el arte persigue o permite, se halla una exploración, una interrogación, una reflexión sobre el espacio habitado: sobre la habitabilidad del mismo, sobre cómo vivimos, sobre cómo nos hacemos con un espacio, sobre qué lugar nos pertenece, qué lugar ocupamos; sobre por qué ocupamos un lugar; es decir, sobre nuestra presencia en el mundo.
La arquitectura es el arte de pensar en esta relación, de facilitarla, permitirla; es el arte gracias al cual el ser humano se instala, se asienta, se siente a gusto en el espacio. Se trata del arte de humanizar el espacio, es decir de convertirlo en un lugar (habitable) -o de acotarlo a fin que podamos habitarlo.
Este acto que permite el encuentro entre el hombre y el entorno requiere que se reflexione sobre esta relación, sobre sus condiciones y posibilidades, requiere que se proyecte -y que nos proyectemos en el espacio, a fin que nos imaginemos vivir en un lugar, que nos imaginemos cómo podríamos vivir en dicho lugar.
Esta reflexión, y esta apertura -que posibilidad la reflexión, la proyección, que se anticipa a un modo de vida, que es un modo de ser, o quizá la única manera de ser y estar en el mundo (solo podemos estar en un lugar que nos acepte, nos acoja)- se realiza a través de la arquitectura: habilita el espacio, y plasma lo que hemos pensado, nos hemos imaginado acerca de nuestro lugar (en el mundo).
Pero cualquier arte puede lograrlo: las artes de la imagen, plástica, musical, gestual y literaria, ofrecen imágenes acerca de cómo vivir, cómo estar (bien) en el mundo, estar a buenas con él. Pintura, cine, poesía, danza y música dan cuenta de cómo podemos -o tenemos- que vivir: es decir, sobrevivir. Pues habitar significa sobreponerse a la muerte, proyectarse en el tiempo, viéndose vivir "para siempre" en un lugar, viendo o imaginando que los hijos, y los hijos de los hijos, vivirán allí, y cuidarán u honrarán nuestra memoria.
Hacer arquitectura no es construir físicamente necesariamente, sino que consiste en imaginarse viviendo mostrando plástica o literariamente, estas imágenes soñadas. Hacer arquitectura es un sueño.
Entre los fines que el arte persigue o permite, se halla una exploración, una interrogación, una reflexión sobre el espacio habitado: sobre la habitabilidad del mismo, sobre cómo vivimos, sobre cómo nos hacemos con un espacio, sobre qué lugar nos pertenece, qué lugar ocupamos; sobre por qué ocupamos un lugar; es decir, sobre nuestra presencia en el mundo.
La arquitectura es el arte de pensar en esta relación, de facilitarla, permitirla; es el arte gracias al cual el ser humano se instala, se asienta, se siente a gusto en el espacio. Se trata del arte de humanizar el espacio, es decir de convertirlo en un lugar (habitable) -o de acotarlo a fin que podamos habitarlo.
Este acto que permite el encuentro entre el hombre y el entorno requiere que se reflexione sobre esta relación, sobre sus condiciones y posibilidades, requiere que se proyecte -y que nos proyectemos en el espacio, a fin que nos imaginemos vivir en un lugar, que nos imaginemos cómo podríamos vivir en dicho lugar.
Esta reflexión, y esta apertura -que posibilidad la reflexión, la proyección, que se anticipa a un modo de vida, que es un modo de ser, o quizá la única manera de ser y estar en el mundo (solo podemos estar en un lugar que nos acepte, nos acoja)- se realiza a través de la arquitectura: habilita el espacio, y plasma lo que hemos pensado, nos hemos imaginado acerca de nuestro lugar (en el mundo).
Pero cualquier arte puede lograrlo: las artes de la imagen, plástica, musical, gestual y literaria, ofrecen imágenes acerca de cómo vivir, cómo estar (bien) en el mundo, estar a buenas con él. Pintura, cine, poesía, danza y música dan cuenta de cómo podemos -o tenemos- que vivir: es decir, sobrevivir. Pues habitar significa sobreponerse a la muerte, proyectarse en el tiempo, viéndose vivir "para siempre" en un lugar, viendo o imaginando que los hijos, y los hijos de los hijos, vivirán allí, y cuidarán u honrarán nuestra memoria.
Hacer arquitectura no es construir físicamente necesariamente, sino que consiste en imaginarse viviendo mostrando plástica o literariamente, estas imágenes soñadas. Hacer arquitectura es un sueño.
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