Hubo unos años en que su trabajo no era tan fácil. Emigrante cubana, mujer y artista en los Estados Unidos, refugiada en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, y realizando obras abstractas geométricas en los años cincuenta cuando triunfaba el Expresionismo Abstracto.
El trabajo de Herrera se distinguía y se reconoce gracias a sus estudios de arquitectura. Las telas son cuadros. Estos son objetos y se presentan como objetos, como maquetas de arquitectura, como portales o fachadas. No cuenta solo la fachada - la superficie de la tela- sino, como en un arco o un pórtico, el frente gira y concede importancia a los lados. El canto es tan importante como el frente. Un cuadro es un volumen. Se muestra contra una pared o en el espacio. Se dispone de tal modo que se ofrece a la mirada pero también la conduce. Se muestra de frente y de lado. Se puede girar alrededor suyo. Ya no tiene dorso -el bastidor que se esconde, que se coloca o se castiga contra la pared-, sino dos lados o caras principales. El cuadro sigue siendo una superficie sobre la que se inscribe una imagen, pero no niega su condición material.
Una exposición en la nueva sede del museo Whitney de Nueva York descubre esta artista que desconocía.
Fotos: Tocho, octubre de 2016