https://vimeo.com/0300tv/review/335219811/fb6e887eb0
Fotos: Judit Gabriel / Institut Ramón Llull
Filmación: Felipe de Ferrari, 2019
Texto de la "performance" que tuvo lugar en la isla de San Pietro, de Venecia, por los alrededores del pabellón catalán, dos veces al día durante los tres días de la inauguración de la Bienal de Arte de Venecia, en mayo de 2019.
Ideada e interpretada por Marcel Borràs, se recreaba la historia de algunas estatuas recientemente destruidas, mutiladas, retiradas, o adoradas en Cataluña, "interpretadas" por la actriz Marta Aguilar. El pasacalle, de unos cuarenta minutos de duración, consistía en una "visita" guiada por "Barcelona" para contemplar las obras. Durante el recorrido se narraba a los visitantes la historia de cada obra y su destino final.
Ella
se apropia en presente.
Autor: Marcel Borràs
Participantes: Marta Aguilar (actriz), Marcel Borràs y Narrador
Productora ejecutiva: Anabel Labrador
Una hora
antes de que empiece la visita.
MARTA AGUILAR en el PABELLÓN CATALÁN
Marta
está por el espacio, observando el material expuesto, imitando levemente las
imágenes que ve, las estatuas (las personas de las fotos, también los
visitantes del pabellón, al guarda de seguridad o controlador) Nunca está
demasiado tiempo manteniendo una misma postura, evitando así que los visitantes
se percaten del todo de su actividad. Está concentrada. Puede combinar ese
estado de éxtasis, de conexión con la imagen retratada, con la naturalidad de
una conversación con algún visitante. Intenta establecer vínculos emocionales
con los visitantes, les cuenta anécdotas familiares que la relacionan con las
imágenes expuestas, (mi padre es el presidente del paso de Tarragona, mi tío
era Joan Brossa, mi abuela es la señora representada en la escultura de Lluís
Companys, soy la quietista de la performance,…) by the way, not funny.
3
minutos antes de que empiece la visita…
Marcel
compra material en la máquina (0) y lo coloca en una caja.
NARRADOR con MEGÁFONO
Narrador enciende el silbido del megáfono por error. No sabe como se desconecta, le pide
a alguien que lo ayude. Apagado el silbido, empieza a hablar. Si el grupo es
reducido y se percata que no necesita el megáfono, deja de usarlo.