viernes, 15 de noviembre de 2019

Carthago Nova (Cartagena), ciudad oriental
























































Fotos: Tocho, noviembre de 2019, menos las imágenes de los frescos de Apolo y las Musas


Cartagena es una ciudad púnica, con tramas helenísticas y del Próximo Oriente antiguo, antes de ser romana.
La ciudad fundada por Asdrúbal, de la que queda un fragmento de muralla, aunque traza alguna de su palacio, se ubicaba en una colina, en el extremo de la península, rodeada por el mar y por lagunas desecadas en el siglo XVIII.

Fue poblada por habitantes de la isla griega de Delos -centro de cultos orientales cuando la pérdida de influencia del santuario de Apolo, hacia el siglo III aC-, en una fuerte emigración hacia el Mediterráneo occidental,  provenientes  del Oriente.
Poseía no solo un santuario dedicado a los dioses egipcios helenísticos (ptolemaicos) Serapis e Isis, sino un santuario, de composición helenística aterrazada, muy escenográfica, abierta al paisaje, como en Pérgamo -que marcaría el santuario itálico de Palestina y, de allí, de Cartago Nova-, dedicado a la gran diosa de las aguas siria  Atargatis (semejante a Ishtar y a Afrodita).

El Molinete, que acoge el yacimiento arqueológico romano, protegido por la gran intervención de Cánovas-Amman-Maruri, bajo el cual se encuentran unas termas, casas, una parte de la trama urbana y el gran colegio religioso que atendía al cercano santuario de Isis, no lejos del foro, fue un centro de cabarets y prostíbulos, llamado la pequeña Marsella (Cartagena era un gran puerto militar), hasta los años 50. Arrasado entonces, y rehabilitado desde los años 90, presenta el yacimiento arqueológico, que conectaba a través del cardo, el santuario helenístico de Atargatis con el teatro romano.

Hoy, las excavaciones bajo cubierta han terminado. Han revelado únicas ventanas de mica  perfectamente observadas, pinturas y frescos de un Museo -a imitación del de Alejandría, lo que acentúa el carácter oriental de Cartagena.

No lejos se rehabilita el foro, se reconstruye el basamento de un templo dedicado al culto imperial, precedido por un gran altar de tipo helenístico, de época Flavia,  y se construye un museo.
La insólita relación entre el templo imperial y el gran altar también se halla en Sabratha y en Leptis Magna, ambas ciudades Romano-imperiales en el norte de África.

La importancia de Carthago Nova, en época imperial, el gran puerto de distribución de mercancías por todo el Mediterráneo, era tal que la entronización del emperador Galba aconteció en esta ciudad, aún viva en el siglo V, cuando el Imperio se descomponía.


Agradezco la detallada visita y comentarios (los errores son solo míos) de los arquitectos y profesores Andrés Canovas y de José Miguel Noguera.

jueves, 14 de noviembre de 2019

El amor al arte



Primera foto: Tocho, noviembre de 2019


Ola, es una escultura de bronce de gran tamaño de Jorge Oteiza. La obra original era diminuta y fue agrandada desmesuradamente, con la autorización del artista, ya muy mayor, y ubicada sobre la plataforma que da acceso al museo, ante la fachada del mismo.
La escultura -que sin duda no es la obra más afortunada del artista- está hoy cubierta de pinturas, grafitis y otras sustancias. El museo no interviene ni la protege.
Cabría pensar, entonces, que estos actos vandálicos, gozan del permiso de los herederos del artista (ya  fallecido) quienes, en último término, tienen la última palabra sobre la manipulación de la obra.

En comparación, el artista Garcia Sevilla, decidió recientemente intervenir en una obra suya expuesta permanentemente en el museo, compuesta por un gran número de imágenes que componen un mural de gran tamaño, titulados Deus (Dioses), insertando pequeñas cartelas de colores con la palabra Libertad entre las obras, aludiendo a hechos políticos de actualidad. Los vigilantes y el museo se lo impidieron, pese a que el artista afirmaba tener  el derecho moral y real de intervenir en su obra como lo considerara. Dicha intervención, seguramente absurda, pero decidida y emprendida por el artista, fue prohibida. Una cartela indica la intervención frustrada del artista, y los papeles de colores que intentó inserten yacen, al menos en parte, en el suelo, suscitando la duda de si el museo no se limpia o si los papeles forman parte de la obra, lo que la cartela desmiente, pues señala que son la consecuencia de una intervención del artista que se entiende no fue autorizada por el museo  -si lo hubiere sido, los papeles insertados se hubieran quedado, y el museo velaría hoy porque se mantuvieran en los lugares en los que el artista los ubicó y tal como los situó.
Es decir, en este último caso, contrariamente, a lo que ocurre con la obra de Oteiza, el museo no autorizó un acto vandálico, la intervención en una obra ya concluida, que afecta la integridad de la misma, pese a que la intervención hubiera sido llevada a cabo por el propio artista.
Es posible que el cuidado de la obra de Oteiza implicara la confrontación con los “grafiteros”, una acción quizá considerada penosa que un museo de arte contemporáneo posiblemente  no puede permitirse (la censura no tiene cabida) so pena de ser considerado como un opositor de muestras artísticas o “artísticas” actuales y vitales.
¿Vandalismo o vitalismo? ¿Censura o cuidado?


martes, 12 de noviembre de 2019

Arquitectura y arqueología

Seminario internacional Intervenciones arquitectónicas en el patrimonio arqueológico

Organizan
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad de Murcia
(Proyecto MICINN HAR2015-64386-C4-2-P)

Dirección
Dr. Andrés Cánovas Alcaraz. Universidad Politécnica de Madrid
Dr. José Miguel Noguera Celdrán. Universidad de Murcia

Colaboran
Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificación, UPCT, Cartagena
Colegio de Arquitectos de Murcia
Museo del Teatro Romano de Cartagena

Programa

Jueves, 14 de noviembre - Museo del Teatro Romano de Cartagena, Cartagena

16.30 h. Inauguración

17.00 h. Fruizione e valorizzazione di un grande complesso archeologico: I Mercati di Traiano tramemoria e contemporaneità
Dra. Lucrezia Ungaro. Museo dei Fori Imperiali, Roma

17.45 h. Architettura per l'archeologia nel complessomonumentale dei Mercati di Traiano
Dr. Luigi FranciosiniUniversità degli Studi Roma Tre, Roma

18.30 h. Pausa

19.00 h. Al abrigo de las ruinas 
Dr. Pedro Azara. Universidad Autónoma de Barcelona

19.45 h. Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
D. Juan Pablo Rodríguez-Frade

20.30 h. Debate
Modera: Dr. José Miguel Noguera Celdrán. Universidad de Murcia

Viernes, 15 de noviembre – Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificación, UPCT, Cartagena

10 h. Intervenciones en la villa romana de La Olmeda y Ceuta
Dr. Ignacio García Pedrosa. Universidad Politécnica de Madrid

10.45 h. Intervención en el Templo de Diana de Mérida
Dr. José María Sánchez Laforet. Universidad Politécnica de Madrid

11.30 h. Pausa

12.00 h. Intervenciones en la ciudad romana de Clunia
Dr. Darío Álvarez Álvarez. Universidad de Valladolid

12.45 h. Intervenciones en conjuntos arqueológicos de Cartagena
Dr. Nicolás Maruri González de Mendoza. Universidad Politécnica de Madrid

13.30 h. Debate
Modera: Dr. Andrés Cánovas Alcaraz. Universidad Politécnica de Madrid

14.00 h. Clausura del seminario

Visitas

16 h. Visita al Barrio del Foro Romano (Molinete)
Dr. Andrés Cánovas Alcaraz. Universidad Politécnica de Madrid


lunes, 11 de noviembre de 2019

Pacto

Pacto viene del latín pactum: acomodo.

Accomodare, en latín, significa adaptar, ajustar. Para ajustar, se tiene que lograr que todas las partes se ensamblen correctamente, que encuentren su lugar, un lugar justo, en el que se encuentren a gusto. ajustar es armonizar: lograr que los diferentes tonos se correspondan y, sin limar diferencias, sin anular voces propias, personales casen los unos con los otros, componiendo una polifonía.

 Pactum, viene de otra palabra latina: pax.
Pactar es hacer las paces. Pactar es sinónimo de pacificar (pax facio).
Quienes son pacíficos pueden pactar; pero los pactos pueden lograr apaciguar los ánimos.

La paz se obtiene cuando se producen tablas, cuando se empata (que también deriva de paz). Cuando se da el empate, nadie se impone y nadie se somete; no hay un vencedor, nadie impone su criterio, sino que ambos puntos de vista se acercan hasta lograr un mismo enfoque. La victoria es la paz tras una lucha de cada bando consigo mismo.

Un pacto es una convención (pactio). No se produce "naturalmente", sino que es el fruto de una decisión tomada libremente: mortales e inmortales pactaban en los tiempos del mito: así demostraban que las pasiones no les dominaban, que eran capaces de sobreponerse al mundo animal.
Quienes pactan prometen la paz, se comprometen a mantenerla. Un pacto requiere alianzas que atan ambas partes, impidiéndoles deshacer lo acordado. 
Las alianzas son anillos que componen cadenas que no se pueden romper. Pactus significa prometido. Un pacto es una promesa de una nueva vida, una vida mejor. Se pacta para sobreponerse a dificultades, a peligros que pueden acaban con las uniones, con la vida




domingo, 10 de noviembre de 2019

Iconoclasta (Santiago de Chile, noviembre de 2019)



Nuevamente, las estatuas naturalistas suscitan reacciones tan apasionadas, violentas, pasionales, que acaban mutiladas, desfiguradas. Como ocurre casi siempre, desde hace milenios, el ataque se circunscribe al rostro. Se le arrancan los ojos, se lacera el rostro hasta dejarlo irreconocible, o se decapita de un tajo la figura, como si fuera -porque lo es en cierta forma- un ser vivo.
Las imágenes nos (a)parecen más vivas, perturbadoras, provocativas que los seres humanos. No nos dejan indiferentes, no pasamos de largo. Nos enfrentamos y tratamos de cegar los ojos que nos miran fija, seductora o amenazadoramente; que nos retan.

INCI EVINER (1956): HAREM (2009)



Inci Eviner es una artista turca.

En estos momentos, expone en el Pabellón de Turquía en la Bienal de Venecia, así como en la exposición Inspired by the East, en el Museo Británico de Londres.


JOEL STERNFELD (1944): HIGH LANE (NUEVA YORK) Y OTROS SUEÑOS ROTOS (AMERICAN PROSPECTS, 1987)





























High Lane es hoy una atracción turística multitudinaria en Manhattan (Nueva York), recorrida diariamente por miles de visitantes: una vía de tren elevada, hoy en desuso, que recorría parte del sur de la isla, transportando carne, desde los grandes mataderos -que configuran hoy en recuperado (y "gentrificado" barrio de Meatpackaging) hasta el unos hangares en el puerto marítimo. Dicha vía, cubierta de maleza, no fue derribada, como se pedía, gracias a la intervención de colectivos en defensa del patrimonio industrial. Restaurada por los arquitectos Diller & Scofidio, que recrearon un camino entre vías, plantas y árboles en apariencia de crecimiento casual, la vía se convirtió primero en un muy agradable paseo, con vistas al mar, y hoy zigzaguea entre torres de apartamentos de lujo, construidos a raíz de la apertura de dicho paseo -que, en parte, muere, inesperadamente, de éxito.

El aspecto que esta vía tenía en los años setenta y ochenta, con raíles oxidados cubiertos de maleza desbocada, entre fábricas y almacenes abandonados, sobre calles maltrechas, no podía sino atraer al fotógrafo norteamericano Sternfeld quien retrató esta vía antes de su recuperación.

Estas imágenes bien hubieran podido completar las fotos que tomó durante doce años y que publicó en un libro, American Prospects, de 1987, que retrataban un sueño roto. Bajo un cielo siempre plomizo, o bajo violentos aguaceros, paisajes urbanos y sobre todo suburbanos, inundados o gangrenados por placas de nieve sucia. Fotos heladas o que hielan, pese al color -gris y pardo. Casuchas, casi siempre con las ventanas tapiadas, hangares, terrenos baldíos deslucidos por fábricas desiertas, o parques acuáticos que recrean patéticamente paisajes de ensueño.  Apenas alguna persona: quizá la fotografía más característica sea la de una mujer asomándose a un balcón al aire libre para contemplar una casa de madera -o una maqueta de casa: la imagen no permite discernir si se trata de la realidad o de una representación, en medio de una neblina que desdibuja el entorno.

Hoy, una galería en París, expone, por vez primera, grandes fotografías inicialmente desechadas por Sternfeld para su libro más conocido.