Fundido en negro. Apago la pantalla. El archivo Clases Virtuales no volverá a abrirse hasta el 28 de septiembre si todo va bien, aunque el que se tenga que abrirse de nuevo este archivo no es una señal de que vayamos bien.
El curso de este segundo cuatrimestre ha tenido un mes de clase en la universidad, y dos meses y medio desde casa.
Mientras, el próximo curso no saldrá de casa.
Daremos clase a personas que no habremos visto nunca en directo: serán solo fotos diminutas en una lista en pantalla, y bustos borrosos en una "ventana" a un lado de la pantalla, siempre que, desde donde se encuentren, puedan activar la cámara de su ordenador. Sin embargo, la mayor parte del tiempo deberán mantener aquélla apagada. Los estudiantes serán un fondo negro con un círculo de color en cuyo centro destaca una letra en mayúscula, sin duda la inicial de su nombre. Serán una letra. Su voz estará distorsionada; será metálica. Enseñaremos a sombras, prácticamente. Todo diálogo, cuando sea posible, conllevará el apagado del resto de micrófonos y de cámaras. Las intervenciones, comentando, matizando, replicando o negando lo que se trata, estarán pautadas. De tanto en tanto, una pantalla se apagará o desaparecerá (de la pantalla). Otra, de pronto, irrumpirá ocupando toda nuestra pantalla. A través de ésta, nos inmiscuimos en los espacios privados, que a veces se distinguen mejor que quienes moran allí. Se siente cierta incomodidad. Se intenta no mirar. Imágenes que alteran la percepción que se tiene de una persona, una percepción inconexa, fugaz y turbadora.
Daremos clase a letras, que no sabemos si pueden escucharnos, si nos ven o nos miran.
La enseñanza se basa en el reconocimiento -que no es el reconocimiento facial, tal como se define hoy. En la lenta apreciación entre el profesor y el alumno, en la aceptación mutua. El profesor se dirige a los estudiantes, siempre a unos pocos, cuyas reacciones -unos ojos que se cierran o una cara que parece asentir levemente-, a veces involuntarias capta, lo que instintivamente le lleva a modificar cómo se expresa, incluso a volver a pensar lo que va a contar, mientras habla.
Dar clase es dialogar mentalmente con algunos alumnos a los que la explicación se dirige. No se puede hablar en el vacío, para nadie o una masa. Se habla a algunas personas que manifiestan visiblemente interés o irritación. Incluso los momentos o las horas durante los que el alumno está ensimismado son significativas. Sabemos que lo que decimos no interesa o se expresa mal. Sabemos que tenemos que reaccionar al momento, o en la clase siguiente. Quizá excusándonos, de antemano, por la deficiente comunicación.
Una clase es una muestra de respeto: un profesor comparte lo que sabe y un estudiante acepta recibir , estudiar y valorar lo que se le ofrece. Lo que sabe el profesor es lo que comparte, lo sabe porque lo comparte. Hasta que no se comparte no se sabe que se sabe, si se sabe. Solo la elocución pública personas situadas cerca, permite enjuiciar lo que se explica y cómo se explica. En una clase, profesor y alumno aprenden: el educador descubre lo que sabe -y va aprendiendo a medida que lo cuenta- y el estudiante aprende de lo que el profesor explica y de cómo lo narra. Una clase es un cara a cara. Ambos, profesor y alumno, se exponen. Y desde esta exposición, de esta apertura al otro, se aprende (a ser tolerante, a escuchar y a dialogar, tratando de entender al otro).
Las pantallas, sin embargo, son barreras; no son ventanas. por las ventanas circula el viento, como la propia palabra ventana sugiere, viento que ventila, airea y ahuyenta las ideas sombrías, viento que "cambia las ideas". Hablamos a una máquina como si habláramos a una pared. Y quiénes lo suelen hacer, a quiénes no les cabe más que hablar a las paredes, están locos, o desesperados, habiendo perdido la noción del tiempo y del espacio, habiéndose perdido.
Así se anuncia el próximo curso.
miércoles, 27 de mayo de 2020
martes, 26 de mayo de 2020
lunes, 25 de mayo de 2020
JÖRG WIDMANN (1973): BABYLON SUITE (2014)
Este compositor alemán creó la ópera Babylon, estrenada en el Teatro Nacional de Munich en 2012, con un libreto de Peter Sloterdijk.
La presente Suite deriva de esta ópera.
Mesopotamia no cesa de inspirar a artistas contemporáneos.
MARK HADDON (1962): SOCIAL DISTANCE (DISTANCIA SOCIAL, 2020)
Sobre este autor británico de literatura para niños, célebre por el cuento El curioso incidente del perro a medianoche (2003), véase su página web
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Cañas y barro (La zorra y las uvas)
Cañas y (mucho) barro
Imagínese que usted es un director o directora de un centro privado de arte moderno, a merced de los gustos de sus propietarios. Usted, que ha dirigido anteriormente otro centro de arte privado que le dio cierto prestigio, ansia dirigir un verdadero museo de arte público, una institución. Intentó en su día obtener el puesto pero no lo consiguió y se tuvo que contentar con lo que hoy tiene. Pero usted contempla cada día como este centro que se le escapó va viento en popa, mientras el relativo crédito que usted dispuso se apaga.
¿Qué hacer? Por las buenas, usted tiene escasas posibilidades de hacerse con la dirección de este centro, cuyo director actual recibe todos los parabienes.
Podría, como la zorra de la fábula, declarar a todo el que quisiera escucharle que las uvas a las que no llega, fuera de su alcance, están verdes.
Pero estamos en un país con una larga tradición de nombramientos y despidos de directores de museos legalmente nombrados y que no han cometido falta alguna a cargo de políticos y en favor de sus protegidos.
Así que lo mejor que puede hacer es cortejar el consejero de cultura de turno.
Y he aquí que, un día, la fruta está madura. El consejero decide destituir el director por un vago error administrativo que la propia administración habría cometido. Lo lógico sería que la la administración subsanara el defecto de forma. Pero en el país de las maravillas existe un método más expeditivo: la destitución, la convocatoria de un nuevo concurso para el nombramiento de un nuevo director cuyo nombramiento ya está decididos.
Sorpresa, murmuraciones, críticas en voz baja en el medio del arte nacional . ¿Cómo hacerlas en voz alta si las dos o tres personas que tienen la sartén por el mango del arte moderno en España están de acuerdo en despedir a quien molesta -molesta porque obtuvo un puesto de modo intachable- y en nombrar a un o una fiel correveidile?
Y he aquí que, como desde hace ochenta años (de paz), las buenas costumbres se mantienen en España. Se echan directores y se ponen peones. Porque sí.
Luego, a fin de lavar la imagen -si es que ha quedado empañada- ,usted organiza una gran exposición de arte contemporáneo para denunciar a los soberanos y el ejercicio del poder y aquí paz y después gloria. Quiere quedar como un señor o una señora. Pero queda , en verdad, como lo que es.
Levante significa: allí donde el sol se levanta; la etimología a veces se equivoca; Levante puede ser donde la luz se apaga (a fin de que los trapicheos no queden expuestos).
domingo, 24 de mayo de 2020
NUCCIO ORDINE (1958): LA BUENA EDUCACIÓN (2020)
Nuccio Ordine, profesor de literatura italiana en Cosenza (Italia), así como en diversas universidades extranjeras -Harvard, Yale, Sorbona, Instituto Warburg- es especialista en la obra del pensador manierista Giordano Bruno -quemado en la hoguera por decretar que el universo era infinito, y que la tierra no era ni estaba en su centro (inexistente).
¿Los mejores "retratos" de la Antigüedad?
Retrato de Ka-aper, Saqqara, 2500 aC, Museo, El Cairo
Cabeza sumeria, época Gudea, 2100 ac, Museo del Louvre, París
Cabeza sumeria, s. XXII aC, Oriental Institute, Chicago
Cara de Sesostris III, 1900-1800 aC, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York
Cabeza Nok, Jemaa, s. VI aC, Museo, Lagos
Retrato etrusco, Sarcófago de Vescovo, s. III aC, Museo, Chiusi
Retrato, El Fayum, s. I dC, Museo del Louvre, París
Retrato, El Fayum, s. I dC, Museo, Stuttgart
Retrato, El Fayum, s. II dC, Museo Pushkin, Moscú
Retrato Romano-Republicano, s. I aC, Museo de Arte Romano, Mérida
Retrato romano sobre vidrio, s. I aC, Museo Arqueológico Nacional, Nápoles
Retrato de guerrero, cultura Moche, s. I dC, Museo de Arqueología, Lima
Retrato del rey Pakkal II, Palenque, cultura Maya, s. VII dC, Museo de Antropología, México
Luohan Tamrabhadra, China, s. X dC, Museo Guimet, París
Retrato del rey Jayarman VII, s. XII dC, Anghor Thom, Museo Nacional de Camboya, Phnom Penh
¿Retratos?
Figuras antropomórficas naturalistas en las que, habituados a la imagen mimética, creemos encontrarnos ante una persona.
Pero no son retratos, tal como se definen los retratos en Occidente desde el siglo XV. No representan a un individuo, sino a un cargo: un rey, un gobernante....
Este cargo recae, temporalmente, en un humano. Pero es el cargo el que determina que dicha persona, conformada según el cargo, sea figurada. Su vida personal, su historia no cuenta; solo su vida pública.
Casi ningún "retrato" antiguo ha sido realizado en vida. La mayoría reproducen su máscara mortuoria. Retrato de una máscara, no de un rostro. Algunos, incluso, se ejecutaron años o siglos tras el fallecimiento de la persona.
Los retratos del Fayum podrían constituir una excepción: fueron pintados en vida del modelo. Pero son efigies con una función funeraria. Reemplazan el rostro embalsamado. La mirada, desorbitada, no es la de una persona viva, sino de una figura resucitada que mira desde el mas allá.
Los conocidos retratos del faraón Sesostris III inciden, sin embargo, en rasgos propios, humanos: arrugas, mejillas caídas, mirada triste (o así nos parece). Mas estos signos de la ancianidad denotan la superioridad del monarca, que no solo vive más tiempo que sus súbditos, sino que desafía el tiempo, que todo y que deja una honda huella en el rostro -pero después de todo, también los dioses evolucionan, nacen y crecen-, parece que no puede con él, como si el faraón hubiera alcanzado una cierta inmortalidad -o intemporalidad, como si el tiempo ya no le afectara.
Y, sin embargo, de esos falsos retratos, emana una singular impresión de humanidad: parecen mirar cara a cara al destino, y nos indican cómo comportarnos ante los envites.
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