viernes, 14 de mayo de 2021

Suicidio

 


La venta en subasta, ayer, de un gran y espléndido óleo de Picasso por un precio desorbitado, y el trabajo de montaje de la exposición Picasso y la joya de artista, en el Museo Picasso de Barcelona, que se inaugura el jueves 20 de mayo, nos ha llevado, a quienes trabajamos en la muestra, durante el almuerzo, a recordar que todas las mujeres de Picasso se suicidaron -una, Marie Thérèse Walter, conocida cuando ella tenía dieciséis años y él cuarenta y cinco, a la que abandonó cuando quedó embarazada, y que años más tarde se colgó -, menos una, la pintora Françoise Gilot, que lo dejó, pero que tuvo que huir a los Estados Unidos para poder sobrevivir, pues Picasso, enfurecido, ordenó que ninguna galería ni ningún coleccionista franceses expusieran ni compraran su obra. También sorprendió que Jacqueline Roque, su última mujer (que se suicidó tras el fallecimiento de Picasso y la resolución de la herencia), se refiriera a su esposo como El Sol, y se dirigiera a él como Mi Señor.

Una última víctima fue un nieto de Picasso, llamado Pablito, que se envenenó con lejía, tras una atroz agonía, porque Jacqueline no le permitió velar el cuerpo difunto de Picasso. 


http://www.bcn.cat/museupicasso/ca/exposicions/picasso-i-les-joies-de-artista.html

jueves, 13 de mayo de 2021

La plata de Picasso



















 En los años cincuenta, Picasso encargó unas bandejas de plata al mejor metalista y joyero de Francia, Francisco Hugo, célebre por la manera tan precisa como martilleaba el metal.

Dichas bandejas, un regalo para su esposa Jacqueline, fueron la primera incursión de Picasso en esta arte decorativa. Picasso realizó los bocetos y supervisó todo el trabajo. Algunas bandejas se produjeron en series limitadas.

Poco conocidas -mucho menos que obras similares en cerámica, originariamente modeladas y pintadas por Picasso-, la platería de Picasso no suele exponerse, pero constituye un muestrario de los motivos -caras, toros y bestiario diverso, retratos- que Picasso cultivó tras la Segunda Guerra Mundial. No se han expuesto nunca públicamente.


Agradezco a la estudiosa Manon Lecaplain la información sobre esta obra de Picasso 

miércoles, 12 de mayo de 2021

Ascensión

Sorprende que, siendo España un país católico, no celebre la principal fiesta cristiana que no es tanto la Natividad o el Calvario, sino el acto que cierra la vida terrenal del Hijo de Dios: la Ascensión, que acontece cuarenta días después de la Resurrección, es decir, mañana jueves 13 de mayo.

La Ascensión no se debe confundir con la Transfiguración ni con la Resurrección. La transfiguración fue un acontecimiento que tuvo lugar en lo alto de una montaña, durante el cual la naturaleza divina se impuso a la humana: el dios hombre que es Jesucristo devino, por un momento, Cristo: su rostro empezó a irradiar con tal intensidad, anulando la opacidad de la carne, que los discípulos no pudieron soportar la visión. La esencia anuló la apariencia; ésta fue incapaz de traducir la esencia; se quemó, se consumió, y la esencia sin el soporte material de la apariencia devino invisible.

La resurrección fue un hecho que puso en evidencia la superioridad de la naturaleza divina en la figura de Jesucristo durante el periodo de cuarenta días  que le quedaban en la tierra. A partir de entonces Jesucristo se comportó más como Cristo -una figura sobrenatural que aparecía y desaparecía misteriosamente, sin que fuera en ocasiones reconocido- que como Jesús. 

La Ascensión pone fin a la vida terrenal de Cristo. Se trata de un hecho también misterioso. Mateo no lo menciona. Para Marcos y Lucas, Cristo es raptado al cielo. Su ascenso no parece un acto voluntario, sino sufrido. No se indica quien le hizo subir hasta desaparecer. Y, sorprendentemente, Juan, que se extiende sobre la última vida terrenal de Jesucristo tras su resurrección, tampoco menciona la ascensión. Las Actas de los Apóstoles sí se refieren, brevemente, a la ascensión -un hecho también causado por un agente externo- y a la desaparición tras una nube, si bien se indica que el regreso de Cristo al final de los tiempo acontecerá de manera exactamente inversa a la ascensión.  

La ascensión es, pues, un acontecimiento mágico, que dos de los evangelistas no mencionan y al que los dos otros evangelistas se refieren en una línea.

La ascensión, en cuerpo y alma, no es un hecho propio del cristianismo (o, mejor dicho, del judaísmo reformado). Enoch, un patriarca antediluviano, fue raptado en vida hacia el cielo y nunca regresó. Viajes de ida y vuelta, como el del profeta Elías llevado en un carro de fuego -ciertamente se trata más de un viaje aéreo que de una ascensión-, podían acontecer. Pero héroes greco-latinos como Herakles y Eneas sufrieron la apoteosis, que es, literalmente, el desplazamiento vertical hacia los dioses, entre los que el héroe ascendido vivirá. la apoteosis es tanto una ascensión como una deificación: el héroe es reconocido como un igual por los dioses que lo llaman a su seno.

En todos los casos, la ascensión pone en jaque la condición humana que, lejos de elevarse desciende, se escoge y cae. La elevación es un acto digno de dioses y héroes -sin que la caída más dura ocurra.

  

martes, 11 de mayo de 2021

Ni pan

 En 2014, comentamos la transformación -o degradación- de la librería Ancora y Delfín (durante muchos años la mejor y más agradable librería de Barcelona), proyectada en los años 50, en una panadería de franquicia:

http://tochoocho.blogspot.com/2014/06/pan-y-circo-o-la-destruccion-de-la.html


Siete años más tarde, ya solo queda:



Foto: Tocho, mayo de 2021




Estética y Arquitectura


Dirección y entrevista: Jorge Raedo (Bogotá, Colombia)

lunes, 10 de mayo de 2021

El enigma íbero. Arqueología de una civilización (Museo de Arqueología de Cataluña, Barcelona, 2021)

 
































Fotos: Tocho, Mayo de 2021


Raras, muy raras son las exposiciones de arte íbero, en España y en el extranjero. Considerado a menudo como un arte provinciano, torpe, grosero, derivativo del arte fenicio y griego, las artes o las culturas íberas han sufrido además manipulaciones políticas, ya sea presentadas como la "esencia" de, paradójicamente, lo hispano o lo catalán, un arte autóctono, propio y personal, no "contaminado" por las artes orientales y clásicas.

La propia situación del museo de arqueología de Barcelona es o ha sido insegura. Durante muchos años -y quizá aún siga así- las autoridades quisieron desmontar el museo, uniendo sus colecciones a las de los museos de artes y tradiciones populares, y de etnología, para crear un gran museo costumbrista, en el que las aportaciones griegas y romanas se diluirían ante las artes "autóctonas". Esta inseguridad legal o estatutaria, ha llevado a un incesante baile de directores que, apenas nombrados, se enfrentaban a presupuestos irrisorios, estructuras avejentadas, museografía y museología, textos y presentaciones añejas -que nadie actualizaba dada la precariedad y temporalidad del museo, siempre a merced del cierre y desmantelamiento-, y abandonaban; cualquier modificación era siempre temporal. Los presupuestos eran casi inexistentes. El museo no tenía fondos ni para modestas exposiciones temporales. Carecía -carece aún- de catálogos. Se trataba de un museo fantasma, sin visitantes, desconocido, olvidado y abandonado, sufriendo la comparación con el muy ideologizado Museo de Historia de Cataluña -que expone, a través de réplicas, una historia gloriosa.

 Barcelona se ha caracterizado por la existencia de múltiples pequeños museos municipales y de una errática o errónea política museográfica, que ha llevado, por ejemplo, al cierre del segundo mejor museo de cerámica europeo, diluido en el Museo del Diseño, en el que también ha quedado encerrado el antiguamente gran museo textil y de la indumentaria. 

Pero parece que el museo de arqueología ha resistido. Desde hace algunos años, se han renovado las explicaciones, a falta de las presentaciones -aunque se acaba de ordenar la exposición permanente del altillo, con muy buenos retratos romanos-, y se ha logrado organizar excelentes exposiciones arqueológicas.

La presente muestra sobre arte íbero es una de las mejores exposiciones arqueológicas del siglo XXI en Barcelona. Con unas obras muy bien escogidas de una cuarentena de museos, unos textos y unas explicaciones, en paneles y pantallas de los mejores estudiosos, claros, la exposición plantea la complejidad, la dificultad de la interpretación de la cultura íbera, que van desde el marcaje ideológico y los lugares comunes hasta la imposibilidad del desciframiento de la escritura, mostrando cómo se ha fraguado un imaginario, que ha ido desde el desprecio hasta la exaltación del caudillismo. Una maravillosa lección de historia, en toda su complejidad, muy bien explicada, que acompañan obras, hermosas o intrigantes.    

sábado, 8 de mayo de 2021

Antigüedades

 




Los museos con colecciones arqueológicas no son siempre las hermanitas de la caridad. Incluso habiendo firmado acuerdos comprometiéndose a no adquirir y exponer obras cuya procedencia no puede rastrearse y no puede demostrarse que entraron a formar parte de colecciones privadas o públicas antes de los años setenta del siglo pasado, en ocasiones se han producido compras o aceptaciones de donaciones de obras expoliadas. Grandes museos internacionales han tenido que devolver obras, a veces de gran valor.

Los museos siguen normas que dictan que no se pueden exponer obras arqueológicas de procedencia dudosa, de manera a evitar “blanquear” o legalizar obras robadas de yacimientos saqueados.

Gobiernos de Perú, Méjico, Grecia o Turquía impiden que se incluyan en exposiciones con obras de sus colecciones públicas, obras de coleccionistas o de museos privados, adquiridas en el mercado posteriormente a los años 70. El gobierno griego prohíbe incluso que obras de la Grecia antigua, procedentes de colecciones públicas y privadas suizas, se incluyan en exposiciones que incluyen obras de museos públicos griegos.

Cualquier infracción a estas normas conlleva la exclusión  de la institución que organiza o acoge una exposición de cualquier otro préstamo y del circuito de exposiciones internacionales.

Existen anticuarios perseguidos por la justicia. También en España. Es por esta razón que sorprende que una institución prestigiosa  de Barcelona haya aceptado incluir estatuillas de bronce, alguna de cierto tamaño, que representan al dios romano de la guerra,  procedentes de un anticuario condenado recientemente por expolio de grandes obras romanas de yacimientos libios.