sábado, 1 de octubre de 2016

GEORGES BATAILLE (1897-1962): ARCHITECTURE (ARQUITECTURA, 1929)

La arquitectura es la expresión del ser mismo de las sociedades, del mismo modo que la fisonomía humana es la expresión del ser de los individuos. Sin embargo, esta comparación remite sobre todo a las fisonomías de personajes oficiales (prelados, magistrados, almirantes). En efecto, sólo el ser ideal de la sociedad, aquel que ordena y prohíbe con autoridad, se expresa en las composiciones arquitectónicas propiamente dichas. Así, los grandes monumentos se alzan como diques que oponen la lógica de la majestad y de la autoridad a todos los elementos turbadores: es con la forma de las catedrales y de los palacios que la Iglesia o el Estado se dirige e impone silencio a las multitudes. Es evidente que los monumentos inspiran la sabiduría social y a menudo incluso un verdadero temor. La toma de la Bastilla es un símbolo de ese estado de cosas: es difícil explicar ese movimiento de masas de otro modo que por la animosidad del pueblo contra los "monumentos" que son sus verdaderos amos.

Igualmente, cada vez que la composición arquitectónica se halla en otro lugar además de los monumentos, ya sea en la fisonomía, el vestido, la música o la pintura, podemos inferir el predominio de un gusto por la autoridad humana o divina. Las grandes composiciones de algunos pintores expresan la voluntad de constreñir el espíritu a un ideal oficial. La desaparición de la construcción académica en pintura, por el contrario, es la vía abierta para la expresión (y con ello para la exaltación) de los procesos psicológicos más incompatibles con la estabilidad social. Es lo que explica en gran medida las encendidas reacciones que despierta desde hace más de medio siglo la transformación progresiva de la pintura, hasta entonces caracterizada por una especie de esqueleto arquitectónico disimulado.

Es evidente además que el ordenamiento matemático impuesto a la piedra no es otra cosa que la culminación de una evolución de las formas terrenales, cuyo sentido se da, en el orden biológico, por el paso de la forma simiesca a la forma humana, la cual presenta ya todos los elementos de la arquitectura. En el proceso morfológico, los hombres no representan aparentemente más que una etapa intermedia entre los monos y los grandes edificios. Las formas se han vuelto cada vez más estáticas, cada vez más dominantes. Por tanto, el orden humano es desde su origen solidario con el orden arquitectónico, que sólo es su desarrollo. Si nos las vemos con la arquitectura, cuyas producciones monumentales son actualmente los verdaderos amos sobre la toda la Tierra, reuniendo bajo su sombra a multitudes serviles, imponiendo la admiración y el asombro, el orden y la coacción, nos las vemos de alguna manera con el hombre. Actualmente toda una actividad terrestre, y sin duda la más brillante en el orden intelectual, tiende por cierto en ese sentido, denunciando la insuficiencia del predominio humano: así, por extraño que pueda parecer tratándose de una criatura tan elegante como el ser humano, se abre una vía –indicada por los pintores– hacia la monstruosidad bestial; como si no hubiera otra posibilidad de escapar del presidio arquitectónico."

Georges Bataille: "Architecture", Documents. Doctrines, Archéologie, Beaux-Arts, Ethnographie, 2, 1929

Nota: he contrastado el texto original en francés con la traducción que se ofrece en el blog Descontexto (http://descontexto.blogspot.com.es/2006/08/arquitectura-de-georges-bataille.html), corrigiendo algún leve error y modificando algo la traducción en aras de una mayor fidelidad y comprensión. Excuso los errores cometidos, sin embargo, que no son imputables al blog antes citado.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes.
    La primera proposición del texto citado es acaso indiscutible. La que sigue, sin embargo, proviene de una cierta idea de arquitectura que se revela equívoca, apenas se la analiza con cierto detenimiento.
    En efecto, se subsume toda la arquitectura en la propia de los monumentos, la que es un recorte particular. Si restringimos la noción de arquitectura a las características más salientes de los monumentos, soslayamos anchas franjas de obras concebidas, proyectadas, construidas e implementadas para habitar.
    ¿Para qué soslayarlas?
    Quizá para que toda la cultura arquitectónica quede reducida al papel ancilar de expresión ideológica del ejercicio del poder. Esto supone mutilar al ejercicio transformador del hábitat humano precisamente de uno de sus aspectos más interesantes: ser la expresión del ser mismo de las sociedades y no sólo y meramente, la expresión de quienes las dominan.
    Saludos desde Montevideo

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    1. Estoy totalmente de acuerdo
      Bataille considera la arquitectura según la definición de Loos -la arquitectura es un monumento- sin imaginar la que Bachelard defenderá: la arquitectura como espacio imaginativamente habitable.

      Muchas gracias

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