lunes, 10 de septiembre de 2012
La ciudad sumeria, 3: ciudades como islas
Pese a que los restos arqueológicos, apenas distinguibles, se hallen, hoy, en medio del desierto, y se confundan con las dunas polvorientas circundantes, recientes estudios a partir de fotos aéreas y sobre el terreno permitir suponer que las primeras ciudades de la historia, en el sur de Mesopotamia, tales como Uruk, Ur, Lagash y Eridu, se fundaron en un paisaje marismeño: el delta del Tigris y el Éufrates.
El delta -que se recupera lentamente tras la brutal desecación emprendida por Saddam Hussein a partir de 1995-, de nuevo muy extenso, se compone de un sin fin de islas formadas por sedimentos de cañas, juncos y papiros, que crean sólidos montículos, cuyo suelo apenas se hunde, en medio de las lagunas, alimentadas por los ríos, formando una densa red de canales naturales.
La imagen del territorio en el que convivían diversos pueblos, clanes o tribus, que hablaban sumerio, acadio, elamita, etc., en el quinto y el cuarto milenios aC, era el de una planicie parcheada. Cada parche formaba parte de una agrupación mayor, separada de otras por canales más amplios.
Las primeras ciudades mesopotámicas estaban estructuradas en barrios separados los unos de los otros por murallas o canales. Casas patricias y artesanas, de distinto tamaño convivían en cada barrio. Salvo en el caso de talleres muy especializados como los de los alfareros y quizá los herreros, que no podían estar situados en medio de un tejido urbano residencial, viviendas (de distinto tamaño), templos, casas comunales, comercios y talleres estaban integradas en cada barrio. Encajaban como las piezas, todas de forma distinta, de una vidriera.
Estos barrios se disponían en islas muy cercanas. Las ciudades se organizaban entonces sobre un conjunto de islas. El urbanismo, tan irregular, reproducía los meandros de las aguas.
Esta geografía implica que las ciudades no tuvieran hondas raíces. No se asentaban profundamente en la tierra. Parecían emerger de las aguas -de hecho lo hacían- y, al mismo tiempo, flotar sobre ellas. Un verbo que se traduce por asentar, significa, en verdad, suspender. Este hecho quizá determinara un tipo de imaginario y de sociedad.
La imagen del territorio del sur de Mesopotamia no se reflejaba solo en los barrios y las ciudades, sino en toda la urbanización, la estructura del espacio. Las ciudades eran islas conectadas por vías de comunicación. Esta estructura no era solo formal sino también social. El poder, antes del tercer milenio, se comunicaba según una red horizontal. Todas las ciudades, salvo quizá Eridu, una pequeña ciudad santa, cuya santidad se compensaba con su escasa población, tenían igual importancia. Ninguna dominaba. Formaron, posiblemente, alianzas. Se apoyaban mutuamente, se necesitaban. De cada ciudad salían "tentáculos" -vías (caminos o canales)- que terminaban en nuevos asentamientos o barrios.
Una isla sugiere imágenes de precariedad; de aislamiento y, por ende, de una necesaria conexión con otras islas. las grandes federaciones se han formado siempre entre islas.
Una isla en una tierra que parece emerger de las islas. Sugiere un nacer o un renacer: un territorio en que la vida puede prender por vez primera o puede reemprender. En muchos mitos de origen, en Egipto, Mesopotamia y Grecia (Apolo, dios griego de la organización del territorio, nació en la isla de Delos, que encabezaba la liga de las Cícladas), la vida surgió después de que las primeras tierras, el primer montículo, sobre el que el sol se puso, subiera a la superficie de las aguas primigenias. Una isla es un espacio asediado por las aguas. por eso, necesita establecer puentes con otras islas. Juntas, componen "islas" de civilización. Una isla es también una manzana, un barrio urbano, el núcleo o el origen de una ciudad.
La imagen de un espacio compuesto de islas determinó sin duda la forma que adoptaron tanto las ciudades como las redes urbanas que estructuraron el territorio, a merced de los caprichos de las aguas, pero también jugando con éstas.
Esta organización física y mental quebró posiblemente cuando la costa retrocedió y las aguas se retiraron. Las ciudades empezaron a hallarse en espacios que, todo y estando surcados por ríos y canales, ya no estaban rodeados por las aguas. La estructura del territorio cambió. Se empezó a parcelar, a delimitar. Y a organizar piramidalmente la sociedad. Los primeros imperios, con reyes divinizados, y los primeros zigurats -pirámides escalonadas- se fundaron. Empezaba una nueva era, quizá ya la nuestra.
El delta -que se recupera lentamente tras la brutal desecación emprendida por Saddam Hussein a partir de 1995-, de nuevo muy extenso, se compone de un sin fin de islas formadas por sedimentos de cañas, juncos y papiros, que crean sólidos montículos, cuyo suelo apenas se hunde, en medio de las lagunas, alimentadas por los ríos, formando una densa red de canales naturales.
La imagen del territorio en el que convivían diversos pueblos, clanes o tribus, que hablaban sumerio, acadio, elamita, etc., en el quinto y el cuarto milenios aC, era el de una planicie parcheada. Cada parche formaba parte de una agrupación mayor, separada de otras por canales más amplios.
Las primeras ciudades mesopotámicas estaban estructuradas en barrios separados los unos de los otros por murallas o canales. Casas patricias y artesanas, de distinto tamaño convivían en cada barrio. Salvo en el caso de talleres muy especializados como los de los alfareros y quizá los herreros, que no podían estar situados en medio de un tejido urbano residencial, viviendas (de distinto tamaño), templos, casas comunales, comercios y talleres estaban integradas en cada barrio. Encajaban como las piezas, todas de forma distinta, de una vidriera.
Estos barrios se disponían en islas muy cercanas. Las ciudades se organizaban entonces sobre un conjunto de islas. El urbanismo, tan irregular, reproducía los meandros de las aguas.
Esta geografía implica que las ciudades no tuvieran hondas raíces. No se asentaban profundamente en la tierra. Parecían emerger de las aguas -de hecho lo hacían- y, al mismo tiempo, flotar sobre ellas. Un verbo que se traduce por asentar, significa, en verdad, suspender. Este hecho quizá determinara un tipo de imaginario y de sociedad.
La imagen del territorio del sur de Mesopotamia no se reflejaba solo en los barrios y las ciudades, sino en toda la urbanización, la estructura del espacio. Las ciudades eran islas conectadas por vías de comunicación. Esta estructura no era solo formal sino también social. El poder, antes del tercer milenio, se comunicaba según una red horizontal. Todas las ciudades, salvo quizá Eridu, una pequeña ciudad santa, cuya santidad se compensaba con su escasa población, tenían igual importancia. Ninguna dominaba. Formaron, posiblemente, alianzas. Se apoyaban mutuamente, se necesitaban. De cada ciudad salían "tentáculos" -vías (caminos o canales)- que terminaban en nuevos asentamientos o barrios.
Una isla sugiere imágenes de precariedad; de aislamiento y, por ende, de una necesaria conexión con otras islas. las grandes federaciones se han formado siempre entre islas.
Una isla en una tierra que parece emerger de las islas. Sugiere un nacer o un renacer: un territorio en que la vida puede prender por vez primera o puede reemprender. En muchos mitos de origen, en Egipto, Mesopotamia y Grecia (Apolo, dios griego de la organización del territorio, nació en la isla de Delos, que encabezaba la liga de las Cícladas), la vida surgió después de que las primeras tierras, el primer montículo, sobre el que el sol se puso, subiera a la superficie de las aguas primigenias. Una isla es un espacio asediado por las aguas. por eso, necesita establecer puentes con otras islas. Juntas, componen "islas" de civilización. Una isla es también una manzana, un barrio urbano, el núcleo o el origen de una ciudad.
La imagen de un espacio compuesto de islas determinó sin duda la forma que adoptaron tanto las ciudades como las redes urbanas que estructuraron el territorio, a merced de los caprichos de las aguas, pero también jugando con éstas.
Esta organización física y mental quebró posiblemente cuando la costa retrocedió y las aguas se retiraron. Las ciudades empezaron a hallarse en espacios que, todo y estando surcados por ríos y canales, ya no estaban rodeados por las aguas. La estructura del territorio cambió. Se empezó a parcelar, a delimitar. Y a organizar piramidalmente la sociedad. Los primeros imperios, con reyes divinizados, y los primeros zigurats -pirámides escalonadas- se fundaron. Empezaba una nueva era, quizá ya la nuestra.
domingo, 9 de septiembre de 2012
Hassan Khan (1975): Superstructure (2011)
Artista polifacético egipcio. Participa en la presente muestra Documenta 13 de Kassel (Alemania).
Véase su página web, en construcción: http://www.hassankhan.com/
Barcelona World: vuelve el hombre...
Uf.
Los arquitectos, constructores, promotores que somos, digamos, anchos de miras y no tenemos complejos (aunque podamos tener varios urbanísticos a cuestas), ya podemos respirar tranquilos.
Vuelve el nego$io.
Después de Port Aventura, parque temático promovido por el mítico hombre de negocios modélico Javier de la Rosa, otro elegante hombre de negocios, entre cuyos logros destacan el hundimiento de empresa constructora, el respaldo de la floreciente Bancaja (Bankia) y tener negocios por el yernísimo de un pasado presidente de gobierno español, va a construir no uno sino seis parques temáticos (con casinos, hoteles, y todo lo que haga falta) al lado de, precisamente, Port Aventura.
Como bien dice el Consejero del Interior del gobierno catalán , la propuesta se adapta mucho mejor al país que el conjunto de Eurovegas. ¿Cómo no? ¿No vivimos en un país, España, y una comunidad, Cataluña, que son un inmenso parque temático? Así, mientras nos distraemos con toros, sí, toros, no, fútbol, procesiones, fiestas populares, bailes tradicionales, esencias patrias y pop más patrio aún, los próceres hacemos negocios. Se dice hacer país. Levantamos el país. Recalificamos terrenos, construimos parques temáticos, puertos deportivos, aeropuertos sin aviones, autopistas que no conducen a ningún sitio, hoteles donde no se puede, enladrillamos los pueblos y ciudades con casas pareadas o sueltas, controlamos ITVs, -es un suponer-, y todo eso por solo una modesta comisión del tres por ciento. Por favor, que nos dejen trabajar.
Ya era hora.
¡Miam!
Manos en la masa
Los arquitectos, constructores, promotores que somos, digamos, anchos de miras y no tenemos complejos (aunque podamos tener varios urbanísticos a cuestas), ya podemos respirar tranquilos.
Vuelve el nego$io.
Después de Port Aventura, parque temático promovido por el mítico hombre de negocios modélico Javier de la Rosa, otro elegante hombre de negocios, entre cuyos logros destacan el hundimiento de empresa constructora, el respaldo de la floreciente Bancaja (Bankia) y tener negocios por el yernísimo de un pasado presidente de gobierno español, va a construir no uno sino seis parques temáticos (con casinos, hoteles, y todo lo que haga falta) al lado de, precisamente, Port Aventura.
Como bien dice el Consejero del Interior del gobierno catalán , la propuesta se adapta mucho mejor al país que el conjunto de Eurovegas. ¿Cómo no? ¿No vivimos en un país, España, y una comunidad, Cataluña, que son un inmenso parque temático? Así, mientras nos distraemos con toros, sí, toros, no, fútbol, procesiones, fiestas populares, bailes tradicionales, esencias patrias y pop más patrio aún, los próceres hacemos negocios. Se dice hacer país. Levantamos el país. Recalificamos terrenos, construimos parques temáticos, puertos deportivos, aeropuertos sin aviones, autopistas que no conducen a ningún sitio, hoteles donde no se puede, enladrillamos los pueblos y ciudades con casas pareadas o sueltas, controlamos ITVs, -es un suponer-, y todo eso por solo una modesta comisión del tres por ciento. Por favor, que nos dejen trabajar.
Ya era hora.
¡Miam!
Manos en la masa
Farhondeh Torabi (Teherán, 1965) y Morteza Ahadi (1964): شنگول و منگول, (Shangool -o-Mangool; Shangul y Mangul)(2000)
Célebre cortometraje de animación iraní que ha ganado todos los galardones posibles. Basado en un cuento popular iraní.
La directora es una de las mejores animadoras actuales.
jueves, 6 de septiembre de 2012
Zona Cero
“Si el espacio que ocupaban las Torres Gemelas es la Zona Cero para los americanos, el Born y sus ruinas es la zona cero de los catalanes”.
(Quim Torra, director del Centro Cultural del Born, en Barcelona, que acoge los restos de un barrio de Barcelona derribado cuando Barcelona, leal a la Case de los Hausburgo alemanes, fue asediada y tomada por las tropas leales a la Casa de los Borbones francesa. Este centro abrirá de aquí a un año).
Se compara una área de Nueva York, arrasada por un atentado terrorista, en el que murieron unas dos mil quinientas personas, con un barrio de Barcelona derribado en una acción de guerra (la Guerra de Sucesión, entre tropas españolas, austriacas, francesas e inglesas) -los propios habitantes fueron obligados a derribar sus casas tras la toma de la ciudad-, común en los siglos XVI y XVII. Hubo un antes y un después, aquí y en Nueva York.
Interesante visión.
Se podría ampliar.
Sería aleccionador, por ejemplo, que el Barrio del Call de Barcelona -el barrio judío que sufrió el primer pogromo de la historia, en 1391, tras revueltas en otras ciudades españolas, y que culminó con el arrasamiento del barrio-, también fuera declarado Zona Cero: la ciudad cambió radicalmente.
De paso, Atenas podría también declarar una Zona Cero tras haber sido enteramente destruida por los mercenarios de la Corona de Aragón, venidos de Barcelona, al igual que otras ciudades mediterráneas, como Nápoles, o Ángel, donde se traficaba con esclavos.
Quizá se pudiera sumar la Habana, víctima del último tráfico de esclavos mundial, a finales del siglo XIX, a cargo de patricios barceloneses, que tanto bien hicieron a las arcas de la ciudad, y no tanto a las africanas y cubanas.
La catedral paleo-cristiana fue destruida por las tropas árabes; años más tarde, la mezquita, levantada sobre los restos de la catedral, sufrió igual suerte, o peor, pues nada ha quedado ¿A quién pertenecería esta Zona Cero -que marcó la definitiva separación de Barcelona del islam-, en pleno centro de la ciudad?
Y así...
(Quim Torra, director del Centro Cultural del Born, en Barcelona, que acoge los restos de un barrio de Barcelona derribado cuando Barcelona, leal a la Case de los Hausburgo alemanes, fue asediada y tomada por las tropas leales a la Casa de los Borbones francesa. Este centro abrirá de aquí a un año).
Se compara una área de Nueva York, arrasada por un atentado terrorista, en el que murieron unas dos mil quinientas personas, con un barrio de Barcelona derribado en una acción de guerra (la Guerra de Sucesión, entre tropas españolas, austriacas, francesas e inglesas) -los propios habitantes fueron obligados a derribar sus casas tras la toma de la ciudad-, común en los siglos XVI y XVII. Hubo un antes y un después, aquí y en Nueva York.
Interesante visión.
Se podría ampliar.
Sería aleccionador, por ejemplo, que el Barrio del Call de Barcelona -el barrio judío que sufrió el primer pogromo de la historia, en 1391, tras revueltas en otras ciudades españolas, y que culminó con el arrasamiento del barrio-, también fuera declarado Zona Cero: la ciudad cambió radicalmente.
De paso, Atenas podría también declarar una Zona Cero tras haber sido enteramente destruida por los mercenarios de la Corona de Aragón, venidos de Barcelona, al igual que otras ciudades mediterráneas, como Nápoles, o Ángel, donde se traficaba con esclavos.
Quizá se pudiera sumar la Habana, víctima del último tráfico de esclavos mundial, a finales del siglo XIX, a cargo de patricios barceloneses, que tanto bien hicieron a las arcas de la ciudad, y no tanto a las africanas y cubanas.
La catedral paleo-cristiana fue destruida por las tropas árabes; años más tarde, la mezquita, levantada sobre los restos de la catedral, sufrió igual suerte, o peor, pues nada ha quedado ¿A quién pertenecería esta Zona Cero -que marcó la definitiva separación de Barcelona del islam-, en pleno centro de la ciudad?
Y así...
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El sueño de una sombra,
Modern Times
Luis Fernández Pons (1979): Roulotte (2003)
Quizá menos conocido que los proyectos del arquitecto un tanto mediático Santiago Cirujeda, una obra que el artista Luis Fernández Pons, que estudió también aparejadores y arquitectura, propuso, en 2003, ofrece una solución a las limitaciones del espacio doméstico y su desmesurado precio. Era el año 2003 cuando en España se ataban los perros con longanizas, y toda la mafia europea se codeaba en la costa.
Una roulotte, una casa sobre ruedas, se transforma en una ampliación temporal de una vivienda. Subida a un andamio, puede legalmente permanecer en la calle.
Las roulottes o caravanas siempre han sido al mismo tiempo hogar y medio de transporte. Utilizadas por viajeros, emigrantes, poblaciones itinerantes, simbolizan una concepción distinta de la vida, al margen de la ciudad. Las caravanas se instalan y desaparecen al día siguiente. Nunca permanecen mucho tiempo en un mismo lugar. No están pensadas para echar raíces.
Salvo quizá en el cielo, cuando acuden a solventar problemas irresolubles de espacio y de vida. Expresan los deseos de una vida mejor y denuncian la precariedad de muchos hogares.
Una roulotte, construida para surcar carreteras, de pronto no toca el suelo. Y queda fija en ningún lugar. Como sus ocupantes, que no alcanzar a tener un lugar en la vida.
Hoy, jueves 6 de septiembre, Luis Fernandez Pons y Jasmina Llobet (1978) han inaugurado una hermosa exposición en la galeria MasArt de Barcelona, que nadie debería perderse: http://www.llobet-pons.net/
Véase también: http://www.mas-art.net/castellano/home.aspx
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