domingo, 1 de abril de 2018
Resurrección
Por una vez Mateo (28, 6), Marcos (16, 6) y Lucas (24, 6) están de acuerdo: al tercer día, las mujeres acudieron a la tumba de Cristo, vieron que la piedra tumbal había sido desplazada, entraron en aquélla y vieron un ser alado que descendía, o a dos seres alados sentados en el reborde del sarcófago, que les anunciaba que Cristo había resucitado.
La resurrección anunciada había acontecido.
El verbo griego que los tres evangelistas emplean para describir qué ha ocurrido es el mismo: egeiroo. De inmediato, surge un problema interpretativo. Egeiroo no significa resucitar, sino despertar. Quien se despierta no se alza del mundo de los muertos, sino de los sueños. Ciertamente, en la antigüedad, los sueños y la muerte, los dormidos y los muertos no se distinguían. Pero egeiroo no significará resucitar hasta Pablo. Se trata de un verbo que describe un acto de vigilia. Se podría traducir también por "estar atento". El verbo se aplica incluso a una construcción que se alza.
Quizá seamos conscientes que las propias palabras modernas que utilizamos para describir unos de los misterios de la vida de Cristo no tienen siempre el mismo significado. Cristo resucitó. Se produjo, pues, una -o la- resurrección. Mas, resucitar y resurrección no tienen la misma etimología. Resurrección viene del latín surgere, que significa levantarse de la silla, o surgir. Denota una acción súbita e inesperada, mas no milagrosa
Resucitar significa, literalmente, volver a suscitar. Suscitare acabó significando resucitar en los textos de los Padres de la iglesia, mas no en los siglos I y II. Suscitare significa alzar y también se aplica a una obra que se levanta. También se puede traducir por animar o excitar. Un fuego puede ser resucitado, es decir avivado -pero no vuelto a la vida. De nuevo, nombra una acción meditada, técnica, no milagrosa.
¿Qué quisieron decir los evangelistas? ¿Qué acción describían? La resurrección, tal como la entendemos, la vuelta a la vida, es una interpretación de Padres de la iglesia como Tertuliano, apoyado quizá en Pablo, mas en el siglo I, Cristo se despertó, quizá de un sueño profundo, tan profundo que evocaba a la muerte. El imaginario de la época, sin duda nos escapa, por lo que el misterio sigue más vivo que nunca, avivado por las palabras evocadoras.
La resurrección anunciada había acontecido.
El verbo griego que los tres evangelistas emplean para describir qué ha ocurrido es el mismo: egeiroo. De inmediato, surge un problema interpretativo. Egeiroo no significa resucitar, sino despertar. Quien se despierta no se alza del mundo de los muertos, sino de los sueños. Ciertamente, en la antigüedad, los sueños y la muerte, los dormidos y los muertos no se distinguían. Pero egeiroo no significará resucitar hasta Pablo. Se trata de un verbo que describe un acto de vigilia. Se podría traducir también por "estar atento". El verbo se aplica incluso a una construcción que se alza.
Quizá seamos conscientes que las propias palabras modernas que utilizamos para describir unos de los misterios de la vida de Cristo no tienen siempre el mismo significado. Cristo resucitó. Se produjo, pues, una -o la- resurrección. Mas, resucitar y resurrección no tienen la misma etimología. Resurrección viene del latín surgere, que significa levantarse de la silla, o surgir. Denota una acción súbita e inesperada, mas no milagrosa
Resucitar significa, literalmente, volver a suscitar. Suscitare acabó significando resucitar en los textos de los Padres de la iglesia, mas no en los siglos I y II. Suscitare significa alzar y también se aplica a una obra que se levanta. También se puede traducir por animar o excitar. Un fuego puede ser resucitado, es decir avivado -pero no vuelto a la vida. De nuevo, nombra una acción meditada, técnica, no milagrosa.
¿Qué quisieron decir los evangelistas? ¿Qué acción describían? La resurrección, tal como la entendemos, la vuelta a la vida, es una interpretación de Padres de la iglesia como Tertuliano, apoyado quizá en Pablo, mas en el siglo I, Cristo se despertó, quizá de un sueño profundo, tan profundo que evocaba a la muerte. El imaginario de la época, sin duda nos escapa, por lo que el misterio sigue más vivo que nunca, avivado por las palabras evocadoras.
sábado, 31 de marzo de 2018
La destrucción del palacio mesopotámico de Mari (Siria) (IV-III milenios aC)
"Le plus ancien palais antique de l’humanité a été détruit par l’organisation djihadiste Etat islamique. Il se situe dans la cité antique de Mari, construite il y a 2 900 ans dans la vallée de l’Euphrate, dans l’actuelle Syrie. A partir de 2014, Mari a été l’une des premières villes syrienne à être occupée par l’organisation Etat islamique.
Pour la première fois, des photos publiées par la Direction des antiquités syrienne montrent des sols éventrés et des traces d’excavations au bulldozer et aux explosifs. Le trafic d’objets d’arts et d’artefacts archéologiques est une des principales sources de revenus pour l’Etat islamique. Unique, l’édifice devait bientôt être placé au Patrimoine mondial de l’Unesco.
Pedro Azara, membre de la mission archéologique internationale de Tell Massaikh, avait filmé les lieux en 2010 et nous a autorisé à reprendre ses images." (Asia Balluffier)
En savoir plus sur:
http://www.lemonde.fr/syrie/video/2018/03/30/voici-le-plus-ancien-palais-de-l-humanite-recemment-detruit-par-l-etat-islamique_5278725_1618247.html#ez506vc6OvsygU9u.99
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JUAN BATLLE PLANAS. EL GABINETE SURREALISTA (MUSEO DE ARTE ABSTRACTO, CUENCA, MAYO-OCTUBRE DE 2018)
Tras once años de espera, y el pase por tres instituciones que acabaron desistiendo, por razones económicas o desconocidas (La Fundación La Pedrera, El Museo Nacional de Arte Catalán, ambos en Barcelona, y un par más de fundaciones y centros aun dubitativos), la fundación Juan March inaugura el 19 de mayo en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca la exposición dedicada al artista surrealista argentino -el primer surrealista en este país-, de origen catalán -pero desconocido en España-, autor de algunos de los mejores "collages" del arte del siglo XX, en los años treinta y cuarenta, y de composiciones únicas, muy personales, entre Torres García y Klee.
La exposición, de pequeño formato, mostrará unas cuarenta y cinco obras (dibujos, "collages" y "guaches") junto con libros de poetas y novelistas ilustrados por el artista, procedentes de colecciones argentinas y una colección española.
La exposición -una primicia en Europa- se mostrará también en el Museo-Fundación March en Palma de Mallorca.
Se editará un catálogo que querría convertirse en una publicación de referencia sobre esta artista -cuya obra empieza a ser conocida fuera de América del Sur, tras compras por el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, y su inclusión en una exposición sobre el dibujo surrealista en el Museo de Arte Moderno de los Ángeles, y su probable inclusión en una gran exposición sobre Surrealismos que la Tate Modern de Londres prepara para de aquí dos o tres años.
Agradecimientos a Silvia Batlle, Giselda Batlle y Rolando Schere,
así como a Àlex Susanna y Arturo Ramón
Dirección de la Fundación: Manuel Fontán
Comisario: Pedro Azara
Coordinación: Celina Quintas
Montaje: Tiziano Schürch & Pedro Azara
Catálogo: Marta Morales
viernes, 30 de marzo de 2018
Gólgota
Los estudiosos no dudan que existió, entre otros muchos profetas apocalípticos que predicaban en Palestina, un profeta llamado Jesús que pretendía la reforma del judaísmo. Aunque el Islam no reconoce la crucifixión y muerte de Jesús, la tradición cristiana afirma que fue prendido, juzgado y ajusticiado por orden romana a fin de contentar a los sacerdotes del Templo, hecho que hoy no se cuestiona, aunque la narración evangélica inserta los posibles hechos históricos en una trama mítica, habitual en la antigüedad, especialmente en Egipto, el Medio Oriente y la India, por ejemplo.
Las representaciones de la crucifixión muestran, al pie de la cruz, una calavera.
Ésta no solo es un signo del destino del crucificado, sino que también designa el lugar donde acontece la acción: el monte del Cráneo o Gólgota -una palabra de origen arameo, pasada al hebreo, que procede de un término, también arameo, que significa rodar (y también cráneo)-, y que alude a la forma redonda o roma del montículo.
Éste no se ha encontrado. No se sabe dónde se ubicaba. La tradicional localización, al pie del Sepulcro, remonta al siglo IV, y une la muerte y la resurrección de Cristo en un mismo emplazamiento.
El cráneo, sin embargo, no es solo un signo que denota el lugar y lo que allí acontece. No se trata de un cráneo cualquiera, sino de la calavera de Adán. Ésta, descubierta tras el diluvio, fue colocada en este preciso lugar por Shem, hijo de Noé, una figura que, según una tradición islámica, fue resucitado por Cristo para que pudiera dar fe del arca de Noé.
La relación entre Adán y Cristo, y entre Adán y el diluvio, es simbólicamente rica. Cristo muere para rescatar a los hombres, para librarlos del pecado mortal que les afecta desde la primera falta cometida por Adán: la ingesta de una manzana del árbol de la sabiduría cuyo tronco evoca el fuste de la cruz-. En tanto que primer hombre, Adán representa a toda la humanidad. Cristo muere debido a la mortal condición humana, y con su resurrección lavará las faltas de los hombres que podrán, a su vez, resucitar en cuerpo y alma al final de los tiempos. El diluvio, del que Noé y Shem son testigos, y del que son supervivientes, fue un castigo que el Padre de Cristo impuso a los hombres. Tras el diluvio, la tierra fue lavada. Las faltas -y sus causantes, los hombres- desaparecieron. La muerte de Cristo y la sangre que versa es un segundo diluvio, que lava los pecados cometidos por Adán, rescatados una primera vez por Noé y Shem.
Es decir, la crucifixión no tiene sentido si no acontece allí donde Cristo resucita, que es lugar donde Adán fue enterrado, y devuelto a la vida por Shem, con su testimonio sobre el Arca, la nave que salvó, que redimió a los hombres que pudieron salvarse del mal cometido.
Gólgota es la calavera de Adán y es el lugar donde Cristo se convierte en calavera antes de recobrar carne y espíritu, y devuelva a la vida a Adán o los adanes que somos.
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