viernes, 13 de noviembre de 2020

EL ATRIO DE LA CATEDRAL



Imágenes: Tocho, Jueves 12 de noviembre, a las 17 y 18 horas


En el atrio de la catedral de Barcelona...

¿Vuelve la vida?

jueves, 12 de noviembre de 2020

PEDRO AZARA & JOAN BORRELL: "LONG BEFORE VA, PENSIERO: PIETRO METASTASIO´S BAROQUE OPERA LIBRETTOS AND THE ANCIENT NEAR EAST EUROPEAN IMAGINARY" (PAPER FOR THE ASOR ONLINE MEETING, BOSTON, NOVEMBER 2020)




Nota: Ponencia aceptada y ya presentada al congreso anual de la American School of Oriental Research, en Boston (EEUU), que se inaugura hoy, vía internet, debido a la pandemia.

Locución y canto: Joan Borrell

Una versión mucho más larga del estudio se publicará próximamente en un libro de homenaje al gran estudioso de la cultura cananea, Gregorio del Olmo.

LONG BEFORE VA, PENSIERO: PIETRO METASTASIO´S BAROQUE OPERA LIBRETTOS AND THE ANCIENT NEAR EAST EUROPEAN IMAGINARY

Pedro Azara & Joan Borrell

 

EUROPA Y “ASIA”

La presente ponencia trata de dar con una hipotética respuesta a la siguiente pregunta: Un siglo antes de las primeras misiones arqueológicas europeas en el Imperio Otomano, ¿qué pudo incidir en la imagen de las culturas mesopotámicas?

Antes de las primeras misiones europeas en la primera mitad del siglo XIX, Europa ya tenía un cierto conocimiento indirecto de las culturas mesopotámicas. Geógrafos, aventureros, diplomáticos, guerreros, y artistas, tanto cristianos cuanto musulmanes del califato de Córdoba, viajaron a Asia desde el siglo IX, todo y la difícil situación política. Recorrieron los imperios árabe, persa y otomano; visitaron ciudades como Jerusalén, El Cairo, Damasco y Bagdad; pasaron por ruinas que no siempre identificaron correctamente;  y publicaron ocasionalmente sus impresiones de viaje, ilustradas o no (Fig.1)

Sin embargo, las principales fuentes documentales europeas sobre las culturas mesopotámicas antiguas, hasta la llegada de los árabes, eran la Biblia, textos patrísticos y fuentes clásicas: fuentes alejadas en el tiempo, y a veces en el espacio, de las culturas del Próximo oriente antiguo.

 Estas fuentes textuales se completaban con imágenes plásticas. Aparte de las pocas imágenes miniadas medievales de ciudades como Jerusalén, Babilonia o Damasco (Fig.2) , fueron la pintura y el grabado manieristas de artistas cristianos flamencos, no católicos, los que popularizaron una imagen de Babilonia, tal como el historiador griego Herodoto la había descrito en sus Historias (Fig. 3).

Esas imágenes pintadas o grabadas representaban la torre de Babel; pero, a veces, incluían toda la ciudad de Babilonia (Fig.4). Babilonia y la torre de Babel  –inspirada en el zigurat del gran templo de Marduk de Babilonia-, maldecidas en la Biblia, eran un símbolo protestante de la depravación de la Roma católica. Dichas imágenes eran arte de propaganda protestante. Artistas neerlandeses católicos, como Martin van Heemskerck, también representaron la Torre de Babel y la ciudad de Babilonia. Mas, en este caso, la imagen no estaba lastrada por connotación negativa alguna, ya que formaba parte de un ciclo de vistas de las Ocho Maravillas del Mundo (Figs. 5 y 6).

Según una leyenda tardo-romana, Babilonia fue fundada por una mujer: la fiera reina asiria Semíramis (figs. 7 y 8), a la que también se le atribuía la renovación de las murallas de la ciudad.

Y es precisamente este personaje, la reina Semíramis, la que nos introduce de lleno en la pregunta planteada por esta ponencia: ¿qué fuentes, amén de las fuentes textuales bíblicas y clásicas, pudieron haber incidido en el imaginario europeo del Próximo Orienta antiguo?

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

¿Qué es un cuadro?

 Un cuadro es, al mismo tiempo, un soporte bidimensional de un cierto tamaño, habitualmente rectangular o cuadrado -existen excepciones como los tondos, circulares u ovalados-, cubierto de pintura, y una imagen pintada. En el primer caso, el acento se pone en la materialidad del objeto, en el segundo, en la "idealidad", en la imagen que el soporte pintado compone, que se "desprende" del mismo y hace olvidar la los componentes materiales sobre los que se basa, que le han dado origen.

La palabra cuadro viene del latín quadrum o quadrus, cuadrado, y del verbo quadrare que significa desbastar (un trozo de madera para darle la forma de un paralelepípedo), armonizar y encuadrar (obviamente). El verbo quadrare pone el acento en el aligeramiento -la supresión de materia inútil- y el equilibrio hasta dar con una forma perfecta, en la que forma y materia se conjugan. Para "cuadrar" no se tiene que añadir, sino eliminar; se trata de un proceso de simplificación a través del cual, poco a poco, a golpe de cincel, la forma se depura y se perfila. Se trata, en fin, de un trabajo de calibrado, hasta que no sobre ni falte nada, dando lugar a una forma perfecta, es decir, que "cuadre" con su "idea" o forma ideal, con el "proyecto.

Esta familia de palabras latinas derivan también del latín quattuor: cuatro; una palabra que procede de un radical que se encuentra también en el griego tetra (que ha dado origen a palabras más cultas como tetralogía, u obra compuesta por cuatro partes).

 Un cuadro tiene cuatro lados.  Para poder pintar un cuadro naturalista a partir de un motivo -un paisaje, por ejemplo- es necesario previamente haberlo encuadrado: disponer de un marco cuadrado o rectangular ante la naturaleza, tenderlo entre ésta y nosotros, a fin de recortar qué se pintará. El encuadramiento consiste en una selección de elementos que se conjugan en una misma imagen. La imagen que se configura es primeramente mental: nos imaginamos qué elementos, que ya hemos segregado, destacaremos y con qué otros los armonizaremos; imaginamos dónde pondremos el acento, qué elemento consistirá en el centro de la imagen, que se organizará a partir de éste. El encuadramiento pone orden en la naturaleza, es decir la convierte en un paisaje o una vista. Ofrece un punto de vista -personal- sobre la naturaleza. Ésta no se proyecta directamente, sino que libra aquellos elementos que han sido encuadrados. Los bordes del marco, verticales y horizontales, actúan de guía. Las formas encuadradas se disponen en función de estos ejes; algunas se yerguen, otras se encajan, otras finalmente se encogen. Encuadrar significa poner orden, un orden militar que uniformiza una naturaleza que crece sin orden ni concierto. Cuadrar una persona es ponerla firme, en posición de firmes, como si el cuerpo estuviera trazado con una escuadra, jugando tan solo con ejes verticales y horizontales. La sinuosidad, imagen de confusión, de falta de rectitud, se proscribe: el mal despunta. Cuando algo no cuadra, en efecto, se detecta un desajuste; el conjunto, la suma pierde su forma; la confusión se inserta, cada elemento pierde el lugar que le corresponde, y la perfecta organización interna se desdibuja y se tambalea. La forma trazada a escuadra y cartabón se difumina.

Un cuadro, por tanto, es la transcripción plástica de una imagen encuadrada. Barthes observaba que un cuadro, así considerado, es la imagen de una imagen, siendo la primera imagen la segregación, la organización espacial que se consigue cuando se enfoca la naturaleza con un marco gracias al cual se seleccionan determinados elementos en detrimento de otros, y se rectifican, se corrigen las formas que, desde entonces, deben seguir las indicaciones de los ejes que el marco aporta.

El cuadro (pintado) es la constatación del orden impuesto. La pintura es la manifestación de un cierto desasosiego ante la confusión natural y la expresión del deseo de reorganizar, de rectificar el mundo, un logro que el cuadro consigue, liberando las formas del peso de la materia, convirtiéndolas en formas intangibles, fuera de nuestro alcance, a las que solo se llega con la vista, transformándolas en vistas intocables, descorporeizadas.   

martes, 10 de noviembre de 2020

¿Qué es una tesis doctoral? (Chéjov)

 "Entra un joven (...) con un traje negro completamente nuevo, lentes con montura de oro y, por supuesto, corbata blanca. Se presenta. Le pido que se siente y le pregunto qué desea.  No sin inquietud, el joven (...) que este mismo año (se ha matriculado de) doctorado y ya solo le queda escribir la tesis. Le gustaría trabajar conmigo, bajo mi guía, y me estaría muy agradecido si le sugiriera un tema para su tesis.

-Me alegro mucho de serle útil, colega -le digo-, pero veamos primeramente si nos ponemos de acuerdo en lo que es una tesis. Por esa palabra suele entenderse una composición que nace como resultado de un estudio independiente. ¿No es así? A una composición escrita sobre un tema sugerido por otra persona, bajo cuya guía se redacta, se le debe dar otro nombre -el candidato a doctor guarda silencio. Yo me pongo furioso y me levanto de mi asiento-. ¡No entiendo para qué vienen a verme todos ustedes! -grito enfadado-. ¿Acaso es esto una tienda? ¡Yo no comercio con argumentos! ¡Por enésima vez les ruego a todos que me dejen en paz! ¡Perdone mi falta de delicadeza, pero es que ya me tienen harto!"

(Antón P. Chéjov -1860-1904-: Una historia aburrida, 1889)  

lunes, 9 de noviembre de 2020

¿Pintura?



Finas Miralles, ayer (pintura) y hoy (reconstrucción de instalaciones del pasado), MACBA


Quizá la pregunta no debiera plantearse, o ésta no tenga una sola respuesta. Quizá la pregunta se base en un hecho o un problema inexistentes, fruto de una ilusión o la ignorancia, o la respuesta requiriera tales matices que mejor fuera no plantear pregunta alguna....

El arte contemporáneo occidental o marcado por Europa y los Estados Unidos, principalmente, de los años sesenta y, sobre todo setenta del siglo pasado, rompió con las convenciones artísticas, ya sacudidas por el dadaísmo a principios del siglo XX.  El videoarte empezaba con fuerza y las "performances" o acciones eran moneda corriente desde mediados de los años cincuenta. Las instalaciones tampoco eran flores de un día.

Debido a su naturaleza efímera, "performativa", y a técnicas obsoletas (primeros vídeos, películas en Super 8) que requieren proyectores que ya no existen, pocas obras han sobrevivido fuera de una abundante documentación textual y gráfica que da cuenta de lo acontecido.

Por este motivo, algunas instalaciones y acciones se vuelven a escenificar en exposiciones temporales monográficas. Un recuerdo de viejos tiempos que intentar volver a la actualidad.

Cuando los recuerdos cobran vida.... 

Pero mientras, las borrosas fotografías en blanco y negro, las filmaciones rayadas y mal calibradas, y los pasquines fotocopiados, recrean una imagen de acontecimientos fulgurantes e incomprensibles, las recreaciones actuales, revelan, de pronto, la tristeza (por no decir absurdidad o inanidad) de aquellas obras. Sorprendían, fascinaban, repelían o indignaban. Daban lugar a análisis teóricos. Abrían nuevos mundos. Clausuraban tradiciones incapaces de atender a los tiempos. Hoy, la mayoría producen cierto sonrojo. Se desfila ante ellos cuando quien paso de largo ante un baúl apolillado.

Han pasado cincuenta años, en ocasiones. ¿Acaso es un tiempo suficiente para juzgar con cierta perspectiva? Las miradas actuales ¿son más certeras u "objetivas" que los deslumbrados ojos de la segunda mitad del siglo pasado? ¿Han pasado demasiados años, o los años pesan, que nos impiden ya emocionarnos ante lo que sobrecogía y parecía abrir puertas y ventanas? ¿Estas obras se han hecho mayores, muy mayores, o somos nosotros que ya no tenemos la agilidad mental suficiente para seguirles el sinuoso recorrido?  ¿Lo tuvieron, y deslumbraron, como los afeites de un charlatán, o hemos pedido el tren?

Algunas obras, de los Accionistas vieneses, de los años sesenta, por ejemplo, no han perdido acidez, aún revuelven las tripas y son difíciles de contemplar -como lo son las películas "giallo" italianas de aquellos años, pero, más allá del revoltillo sanguinolento, cabría preguntarse si, cuando cesa el efecto perturbador, queda un poso de inquietud, o tan solo una distracción desagradable pero sin consecuencias.  

Sorprende, sin embargo, descubrir que algunos -o la mayoría- de los artistas de vanguardia de aquellos años, pintaron y dibujaron. Y muchas de estas obras, pocas veces expuestas, quizá percibidas como vergonzosas concesiones, o pecados, tienen mucha más entidad que sus furibundas hermanas. 

Así como las acciones, las instalaciones, los videos parecen, a veces, agotarse, porque nuestra capacidad de sorprendernos se vuelve cada vez más roma, artes inmemoriales como el dibujo y la pintura "resisten". No sé si es debido al poso de la tradición con la que estas artes juegan, a las limitaciones o dificultades técnicas y compositivas -la existencia de un soporte bidimensional-, pero el que no todo sea posible, y la necesidad de cierto dominio del medio llevan a un arte más reflexivo, menos impactante, que juega con el tiempo, pasado, presente y futuro, que responde a un pasado que le reta y que, por tanto requiere estar a la altura de lo que le precede, so pena de pasar sin pena ni gloria. Las artes plásticas, como la música y las letras siguen, después de milenios, alimentando nuevas creaciones que ofrecen una meditada, indignada o pausada, reflexiva o furiosa -pero cuya furia el trabajo templa- mirada sobre el mundo, mientras que las parcelas del mundo que las artes performativas, sin raíces, trasplantan al mundo del arte, acaban por no echar raíces, tras un fulgurante, y breve, florecimiento.   

  

sábado, 7 de noviembre de 2020

HORACIO (65 aC-8 dC): ODA (CARMINUM) I, 11: NO PRETENDAS SABER.... (23 aC)


"No pretendas saber, pues no está permitido,

el fin que a mí y a ti, Leucónoe,

nos tienen asignados los dioses,

ni consultes los números Babilónicos.

Mejor será aceptar lo que venga,

ya sean muchos los inviernos que Júpiter

te conceda, o sea éste el último,

el que ahora hace que el mar Tirreno

rompa contra los opuestos cantiles (...)"

 

ROSA AMORÓS (1945): PATHOSFORMEL (2020)

 













Fotos: Tocho, noviembre de 2020 

La actual exposición de la artista (pintora, dibujante, escultora, ceramista) y coleccionista de arte "primitivo" -de algunas culturas africanas, del sudeste asiático, de la américa precolombina, y del Tibet, Rosa Amorós, presenta, de un mismo modo y juntas, relacionándolas entre si, en una única estantería metálica, con las piezas al alcance de la mano, obras suyas y de su colección, hasta el mes de febrero, en una galería de Barcelona.

El título de la muestra se basa en un concepto ( un tanto confuso) del historiador del arte alemán Aby Warburg (1866-1929): Pathosformel o Formas de expresión, y que se refiere a plasmaciones formalmente parecidas de unos mismos sentimientos, de dolor, alegría, rechazo o simpatía, ante el mundo, en culturas y épocas diversas, expresiones que se manifiestan a través de la figura humano, sus gestos, sus caras, su manera de estar en el mundo. 

Un concepto con el que Warburg trataba de interpretar toda la creación humana, obviando, en parte, que la forma de expresarse varía con las culturas y épocas, y que un mismo gesto adquiere significados muy distintos, aunque esté causado por una reacción ante el mundo, comunicada a través de dicha expresión; un título, sin embargo, particularmente adecuado para manifestar las relaciones entre las hermosas obras de cerámica de la artista, que conviven, responden , se relacionan con obras de otras culturas y otras épocas, obras a menudo antropomórficas, talladas, modeladas o moldeadas, de madera ennegrecida, piedra, terracota o bronce, estatuas, máscaras y amuletos, y que permiten discernir rasgos humanos en las obras, a veces, abstractas, o informes de la artista, viendo en ellas reacciones pasionales ante lo que nos ocurre.

Pocas veces, obras tan distintas, en apariencia, han podido compartir un mismo espacio con tanto fundamento. Las relaciones no son obvias ni superficiales; mientras uno da vueltas alrededor del expositor, alzando y bajando la vista, se da cuenta que obras que nunca habrían podido encontrarse, comunican o sugieren una misma impresión que Rosa Amorós apunta pero no impone.   

Una exposición para visitar lentamente y en silencio