viernes, 18 de diciembre de 2009

Hacia Ur de Caldea




















A principios de los años veinte del siglo pasado, el arqueólogo Leonard Woolley, de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, partió para explorar un tell (una colina artificial) en el sur de Irak: tell al-Muqayyar, formado por las sucesivas reconstrucciones de una ciudad sumeria, célebre porque es citada en la Biblia (la fuente documental que los arqueólogos de finales del s. XIX y principios del XX utilizaban para explorar el Próximo Oriente) como la patria de Abraham: Ur, activa desde el VII milenio aC hasta principios del II. Wooley excavó a los pies del ziggurat y halló lo que cambió la imagen de la cultura del Próximo Oriente antiguo (aunque constituya una excepción): tumbas de la primera mitad del III milenio (hacia 2600 aC), de compleja arquitectura de ladrillo abovedada, a cuyas cámaras sepulcrales, cuando no se hallaban totalmente aisladas, se accedía por empinadas escalinatas subterráneas y por pozos que descendían por una serie de amplias antesalas.
Contenían ajuares funerarios suntuosos (compuestos por innumerables joyas y vasijas de oro, principalmente, algo excepcional en el Mesopotamia -y que ha distorsionado la imagen de los enterramientos sumerios, casi siempre muy modestos o inexistentes, dada la deprimente concepción del inframundo que tenían los sumerios-, conocidos hoy por "el tesoro de Ur"), calificados de reales (la sombra de la tumba de Tutankhamon descubierta poco antes era larga) en medio de una multitud de restos humanos que, recientemente, se ha probado que fueron , no narcotizados sino ejecutados mediante un golpe de un instrumento puntiagudo en la nuca para, posiblemente, acompañar y proteger a los notables o a los "reyes y reinas" -cuyos nombres no aparecen en las listas reales sumerias- en su tránsito hacia un incierto y sombrío más allá.
Hoy el "tesoro de Ur" está dividido entre el Museo Nacional de Irak en Bagdad, el Museo Británico de Londres y el Museo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia. Algunas pocas piezas, vendidas por este último museo, se hallan en el Museo del Louvre de París y el Museo Metropolitano de Nueva York, entre otros.

Fotos generosamente cedidas por Joan Portet, British Academy for the Study of Iraq, Londres.





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