Un hombre de mediana edad en un bosque público, cerca de una carretera comarcal en la provincia de Gerona. Deben de ser finales de los años setenta o principios de los ochenta. Empieza a construir una ciudad fantástica en medio y sobre los árboles, no lejos de un río en el que abre una alberca, con troncos, ramas y materiales que halla en el camino, cuyas nervaduras trenzadas se alzan sobre las tupidas copas.
Los turistas, los domingueros, los juerguistas invaden lentamente la ciudad y la destrozan. El hombre le prende fuego, y disfruta viendo como su ciudad de enhiestos pináculos envueltos en humo, ya no caerá en manos de desalmados.
Pero la reconstruye. y añade un laberinto, compuestos por galerías cubiertas en las que solo él circula sin perderse. Pero....
Sobre la Marxa, del joven cineasta Jordi Morató: el mejor documental del año, recién estrenado (cine Zum Zeig, en Barcelona), que no cesa de recoger premios en festivales internacionales, sobre el arte como necesidad, como curación, como acto generoso, gratuito, desinteresado, sobre espacios habitables, sobre ciudades imaginarias, sobre el origen ritual del gesto artístico, sobre la creación y la voluntad, sobre la destrucción como acto creativo, sobre....
Un documental imprescindible -emocionante y poético- para arquitectos. Para todos.
Gracias a unos amigos que viven cerca y en cuya casa estaba invitado, el año pasado tuve la fortuna que me lo descubrieran y la oportunidad de visitar con ellos y mi hermano este recinto boscoso en el estado en que quedó después de lo mucho que había sido.
ResponderEliminarTal como cuenta Jordi Morató, a pesar de no ser ni remotamente como antes, impresiona igualmente si se visita por primera vez. No se parece a otros lugares extravagantes de este tipo, porque en los otros casos o bien predominan las formas escultóricas o las edificadas. Aquí, es una mezcolanza de figuras, tótems, esculturas e instalaciones variopintas en precario equilibrio además de torres, pasadizos, jaulas, bastiones, y recorridos siguiendo los pasos naturales, serpenteando las zonas de agua que corre, desciende o está estancada aprovechando la orografía del entorno.
El resultado es salvaje, intemporal, antiguo, futurista, y siempre misterioso y amenazante, ordenado y vigilado por las fuerzas telúricas de los seres que hacen pensar que lo habitan. En el atardecer, que es cuando lo visité, el sentimiento salvaje se vuelve más cruel, y el silencio se ve interrumpido por los susurros y lejanos aullidos de la imaginación.
Siempre me ha hecho pensar en las secuencias finales de “Apocalyse Now”. Pero por suerte para este lugar, el humor bárbaro también está presente y nos reímos con espanto.
Saludos.
P.D. El creador de la “jungla”, conocida en el lugar por el “poblat salvatge” se llama Josep Pujiula i Vila más conocido por el sobrenombre de “Garrell”, y también apodado como “l’home de les cavanes”; el lugar en sí también se les da el nombre de “Les cavanes efímeres de Can Sis Rals” a la vera del río Fluviá y del pueblo de Argelaguer en la comarca de La Garrotxa.
Gracias a unos amigos que viven cerca y en cuya casa estaba invitado, el año pasado tuve la fortuna que me lo descubrieran y la oportunidad de visitar con ellos y mi hermano este recinto boscoso en el estado en que quedó después de lo mucho que había sido.
ResponderEliminarTal como cuenta Jordi Morató, a pesar de no ser ni remotamente como antes, impresiona igualmente si se visita por primera vez. No se parece a otros lugares extravagantes de este tipo, porque en los otros casos o bien predominan las formas escultóricas o las edificadas. Aquí, es una mezcolanza de figuras, tótems, esculturas e instalaciones variopintas en precario equilibrio además de torres, pasadizos, jaulas, bastiones, y recorridos siguiendo los pasos naturales, serpenteando las zonas de agua que corre, desciende o está estancada aprovechando la orografía del entorno.
El resultado es salvaje, intemporal, antiguo, futurista, y siempre misterioso y amenazante, ordenado y vigilado por las fuerzas telúricas de los seres que hacen pensar que lo habitan. En el atardecer, que es cuando lo visité, el sentimiento salvaje se vuelve más cruel, y el silencio se ve interrumpido por los susurros y lejanos aullidos de la imaginación.
Siempre me ha hecho pensar en las secuencias finales de “Apocalyse Now”. Pero por suerte para este lugar, el humor bárbaro también está presente y nos reímos con espanto.
Saludos.
P.D. El creador de la “jungla”, conocida en el lugar por el “poblat salvatge” se llama Josep Pujiula i Vila más conocido por el sobrenombre de “Garrell”, y también apodado como “l’home de les cavanes”; al lugar en sí también se le da el nombre de “Les cavanes efímeres de Can Sis Rals” a la vera del río Fluviá y del pueblo de Argelaguer en la comarca de La Garrotxa.
Gracias a unos amigos que viven cerca y en cuya casa estaba invitado, el año pasado tuve la fortuna que me lo descubrieran y la oportunidad de visitar con ellos y mi hermano este recinto boscoso en el estado en que quedó después de lo mucho que había sido.
ResponderEliminarTal como cuenta Jordi Morató, a pesar de no ser ni remotamente como antes, impresiona igualmente si se visita por primera vez. No se parece a otros lugares extravagantes de este tipo, porque en los otros casos o bien predominan las formas escultóricas o las edificadas. Aquí, es una mezcolanza de figuras, tótems, esculturas e instalaciones variopintas en precario equilibrio, además de torres, pasadizos, jaulas, bastiones, y recorridos siguiendo los pasos naturales, serpenteando las zonas de agua que corre, desciende o está estancada aprovechando la orografía del entorno.
El resultado es salvaje, intemporal, antiguo, futurista, y siempre misterioso y amenazante, ordenado y vigilado por las fuerzas telúricas de los seres que hacen pensar que lo habitan. En el atardecer, que es cuando lo visité, el sentimiento salvaje se vuelve más cruel, y el silencio se ve interrumpido por los susurros y lejanos aullidos de la imaginación.
Siempre me ha hecho pensar en las secuencias finales de “Apocalyse Now”. Pero por suerte para este lugar, el humor bárbaro también está presente y nos reímos con espanto.
Saludos.
P.D. El creador de la “jungla”, conocida en el lugar por el “poblat salvatge” se llama Josep Pujiula i Vila más conocido por el sobrenombre de “Garrell”, y también apodado como “l’home de les cavanes”; al lugar en sí también se le da el nombre de “Les cavanes efímeres de Can Sis Rals” a la vera del río Fluviá y del pueblo de Argelaguer en la comarca de La Garrotxa.
Gracias a unos amigos que viven cerca y en cuya casa estaba invitado, el año pasado tuve la fortuna que me lo descubrieran y la oportunidad de visitar con ellos y mi hermano este recinto boscoso en el estado en que quedó después de lo mucho que había sido.
ResponderEliminarTal como cuenta Jordi Morató, a pesar de no ser ni remotamente como antes, impresiona igualmente si se visita por primera vez. No se parece a otros lugares extravagantes de este tipo, porque en los otros casos o bien predominan las formas escultóricas o las edificadas. Aquí, es una mezcolanza de figuras, tótems, esculturas e instalaciones variopintas en precario equilibrio, además de torres, pasadizos, jaulas, bastiones, y recorridos siguiendo los pasos naturales, serpenteando las zonas de agua que corre, desciende o está estancada aprovechando la orografía del entorno.
El resultado es salvaje, intemporal, antiguo, futurista, y siempre misterioso y amenazante, ordenado y vigilado por las fuerzas telúricas de los seres que hacen pensar que lo habitan. En el atardecer, que es cuando lo visité, el sentimiento salvaje se vuelve más cruel, y el silencio se ve interrumpido por los susurros y lejanos aullidos de la imaginación.
Siempre me ha hecho pensar en las secuencias finales de “Apocalyse Now”. Pero por suerte para este lugar, el humor bárbaro también está presente y nos reímos con espanto.
Saludos.
P.D. El creador de la “jungla”, conocida en el lugar por el “poblat salvatge” se llama Josep Pujiula i Vila más conocido por el sobrenombre de “Garrell”, y también apodado como “l’home de les cavanes”; al lugar en sí también se le da el nombre de “Les cavanes efímeres de Can Sis Rals” a la vera del río Fluviá y del pueblo de Argelaguer en la comarca de La Garrotxa.
Gracias a unos amigos que viven cerca y en cuya casa estaba invitado, el año pasado tuve la fortuna que me lo descubrieran y la oportunidad de visitar con ellos y mi hermano este recinto boscoso en el estado en que quedó después de lo mucho que había sido.
ResponderEliminarTal como cuenta Jordi Morató, a pesar de no ser ni remotamente como antes, impresiona igualmente si se visita por primera vez. No se parece a otros lugares extravagantes de este tipo, porque en los otros casos o bien predominan las formas escultóricas o las edificadas. Aquí, es una mezcolanza de figuras, tótems, esculturas e instalaciones variopintas en precario equilibrio, además de torres, pasadizos, jaulas, bastiones, y recorridos siguiendo los pasos naturales, serpenteando las zonas de agua que corre, desciende o está estancada aprovechando la orografía del entorno.
El resultado es salvaje, intemporal, antiguo, futurista, y siempre misterioso y amenazante, ordenado y vigilado por las fuerzas telúricas de los seres que hacen pensar que lo habitan. En el atardecer, que es cuando lo visité, el sentimiento salvaje se vuelve más cruel, y el silencio se ve interrumpido por los susurros y lejanos aullidos de la imaginación.
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Gracias a unos amigos que viven cerca y en cuya casa estaba invitado, el año pasado tuve la fortuna que me lo descubrieran y la oportunidad de visitar con ellos y mi hermano este recinto boscoso en el estado en que quedó después de lo mucho que había sido.
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El resultado es salvaje, intemporal, antiguo, futurista, y siempre misterioso y amenazante, ordenado y vigilado por las fuerzas telúricas de los seres que hacen pensar que lo habitan. En el atardecer, que es cuando lo visité, el sentimiento salvaje se vuelve más cruel, y el silencio se ve interrumpido por los susurros y lejanos aullidos de la imaginación.
Siempre me ha hecho pensar en las secuencias finales de “Apocalyse Now”. Pero por suerte para este lugar, el humor bárbaro también está presente y nos reímos con espanto.
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