Apenas tras haber cruzado un puente medieval (un puente del diablo), los vivos alcanzan los límites de la desmesurada y centelleante, en medio de la noche, Ciudad de los Muertos, tan parecida a Metrópolis, poblada por una multitud de espectros.
En el centro, se alza una torre cuya cumbre se pierde tras la nubes. Un inmenso estadio, utilizado en conciertos multitudinarios se halla en la parte superior. Allí también se ubica el palacio de un célebre cantante mexicano, cuya presenta desata la locura entre los espectadores, procedentes de todas las regiones del País de los Muertos, que, hablando diversas lenguas, "acuden" juntos en masa a los espectáculos deslumbrantes.
La Torre que domina la ciudad es la Torre de Babel que el jesuita germano, instalado en Roma, Atanasio Kircher (1601-1680) dibujara en el siglo XVII -y la Ciudad de los Muertos podría ser Babilonia.
¿Por qué el cantante, admirado por el pequeño protagonista Miguel, en la recién estrenada admirable película de animación de los directores Lee Unkrich (1967) y Adrián Molina (1985), Coco, mora en esta torre?
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