viernes, 5 de marzo de 2021

Cuando la universidad era un placer...

"En qué logar debe seer establescido el estudio, et cómo deben ser seguros los maestros et los escolares que hi vinieren á leer et aprender.

 De buen ayre et de fermosas salidas debe ser la villa do quieren establecer el estudio, porque los maestros que muestran los saberes et los escolares que los aprenden vivan sanos, et en él puedan folgar et rescebir placer á la tarde quando se levantaren cansados del estudio: et otrosi debe ser abondada de pan, et de vino et de buenas posadas en que puedan morar et pasar su tiempo sin grant costa. Et otrosi decimos que los cibdadanos de aquel logar do fuere fecho el estudio deben mucho honrar et guardar los maestros, et los escolares et tosas sus cosas."

(Alfonso X el Sabio: Partidas, tomo II, Partida II, título XXXI, ley II)


La Universidad (llamada habitualmente Estudio, como en la cita anterior, o Estudio General en la Edad Media) es una creación medieval sin realmente parangón con estructuras educativas anteriores -romanas, helenísticas, alejandrinas e hindúes-)- ni con las escuelas catedralicias y monacales.

El rey Alfonso X el Sabio (1221-1284), de Castilla, dictó las primeras leyes universitarias europeas, llamadas Partidas, que se aplicaron en toda Europa. Así, se aplicaban en la Universidad de Lérida, la primera de la Corona de Aragón, fundada a principios del siglo XIII. Según aquéllas, las universidades debían ubicarse en ciudades saludables, donde los estudiantes (escolares: miembros de una Scuola) pudieran estudiar y descansar. 

La enseñanza universitaria, que otorgaba licenciaturas, maestrías (los másters actuales) y doctorados, a cargo de los poderes públicos, nunca privados, mantenidos por los ayuntamientos, la realeza y la iglesia, era gratuita. Ofrecía también alojamiento a los universitarios en verdaderos campus dotados de comercios, fondas, cabarets y prostíbulos. Éstos, junto con los profesores, no podían ser juzgados por las leyes civiles, sino por leyes propias, salvo en casos de asesinatos.

Si José Antonio Coderch, arquitecto de la nueve sede de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, inaugurada en los años 80, semi-enterrada, con plantas enteramente subterráneas, donde la luz no alcanza y la ventilación es inexistente -las estrechísimas ventanas que apenas abren, no dejan pasar el aire-, hubiera leído las Partidas, acerca de la necesidad de la correcta ventilación, los arquitectos actuales quizá tuviéramos otro aire....

Porque "folgar y rescebir placer", lo que se dice "folgar", en esta Escuela -y en general en las aulas sobrepobladas de cualquier universidad pública-, poco se puede.... (que yo sepa)....



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