miércoles, 5 de mayo de 2021

Antares

La película Melancholia, de Lars von Trier, de 2011, concluía con el estallido de la estrella Antares, hasta entonces escondida detrás de un planeta bautizado como Melancolía,  que causaba el final del mundo.

El nombre de Antares no era gratuito. Dicha estrella, particularmente brillante, de color rojizo, rivalizando con Ares, el dios de la guerra en Grecia, forma parte de la constelación del Escorpión. Dicha estrella, que brilla de noche, se retiraba justo antes de la aparición del sol, al que cedía el paso, cuando el equinoccio de otoño: era la última aparición del sol antes del declinar que conduce al solsticio de invierno cuando el mundo se acaba.

La constelación y Antares se manifestaban entre los humano bajo la forma de la diosa Seket, representada con un escorpión en la cabeza. Se trataba de una diosa madre que protegía la vida -que los escorpiones quitaban. Diosa de la medicina, protectora de las picadas venenosas, su relación con este mortífero animal condujo a la diosa a reinar en el inframundo.

La medicina y la arquitectura, consistente en la cuidada, mesurada manera de acotar y delimitar espacio, están, desde siempre relacionadas: ambas artes protegen la vida. Es quizá por esta razón, que la diosa Seket se equiparaba a Sehat, la divina patrona de los arquitectos (véase la entrada del 19 de diciembre de 2013).

Sehat se representaba con una extraña flor en la cabeza. Ésta sea, posiblemente, la representación de la estrella Antares, estrella mortífera que señala un último alumbramiento antes de la noche que se extenderá hasta el solsticio invernal. 

Los alargados templos egipcios, estructurados según un eje horizontal, tenían como finalidad recordarle al sol cual era su trayecto, desde su nacimiento hasta su caída. El sol, en su tránsito seguía la senda que el templo hacía visible. 

Los templos se orientaban hacia Antares, cuando esta estrella despuntaba por última vez cuando el equinoccio, apuntando a la salida del sol.  La casa de la vida (el templo) dependía así de la manifestación de esta estrella, señal de la sangre que da vida pero cuya visión también es consecuencia de un crimen. Estrella necesaria, vital y peligrosa, como las diosas Seket y Sehat -diosa del destino, al que apunta toda construcción imperecedera.  

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