jueves, 22 de septiembre de 2011
Joseph Pierce (1982): A Family Portrait (2010)
Grand Prix -Stuttgart Festival of Animated Film ‘10
Telerama Prix de la Presse - Clermont Ferrand International Short Film Festival ‘10
Prix Audi Labo - Clermont Ferrand International Short Film Festival ‘10
Finalista - Cartoon d'Or 2010.
Premio a la Ópera Prima - Hiroshima International Animation Festival '10
Mejor Película Británica - London International Animation Festival
Best of Ottawa Tour - '10/'11
Mejor Película Británica de Animación - Encounters Short Film Festival '10
Spirit Award - Ann Arbor Film Festival '11
Sobre Joseph Pierce, el futuro del cine de animación, véase: http://www.josephpierce.co.uk/
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Viaje a Oriente
Muchos relatos míticos cuentan viajes iniciáticos. Los protagonistas, héroes o personajes legendarios, parten en busca de sí mismos siguiendo indicaciones oraculares. Tienen que romper con su entorno. De hecho, si vuelven, el orden cambiará. Se ponen, son puestos a prueba. Deben sortear una serie de obstáculos, a fin de demostrar y demostrarse su valía. Parten sin saber si regresaran; parten hacia lugares jamás hollados, defendidos por monstruos ávidos de sangre (can cerberos, ogros, o caníbales que se desdoblan) y barreras jamás superadas.
El viaje al más allá (en lo más alto, o lo más profundo del orbe) era el último viaje que se podía llevar a cabo. Regresan, si retornan, transformados, física y espiritualmente, preparados para emprender una nueva y última vida.Así acontece en el Poema de Gilgameš: narra el viaje hacia los confines del mundo que el rey de Uruk, Gilgameš, y su fiel escudero, Enkidu, emprenden, en busca de lo que constituye la condición humana, del lugar que ocupan en el mundo y en relación con los seres superiores.
Este viaje, que Enkidu no supera, y Gilgamesh concluye, tras sobreponerse a la pérdida de Enkidu, aceptando la condición mortal del hombre, tuvo una influencia decisiva en narraciones míticas y populares posteriores. Algunos de los viajes que los cuentos de Las mil y una noches narran se basan en las exploraciones de Gilgameš.Ya desde la tardo-antigüedad (s. IV dC), existieron personas en Occidente, como Egeria, una dama de la provincia romana de Gallaecia (Galicia), que emprendieron un viaje a Oriente, cargado de dificultades. Buscaban la tierra prometida, promesas de felicidad o vida plena. El judío Benjamín de Tudela, en el siglo XII, abandonó la Península ibérica para recorrer lo que parecían tierras limítrofes, antes de que Marco Polo empujara la última frontera (que Alejandro Magno, desde Macedonia, ya había cruzado en el s. IV aC).
Los viajes hacia donde despuntaba el sol, aunque no exentos de peligros, debido a las tribus del sur de Mesopotamia, hostiles a los viajeros acusados, no sin razón, de ávidos, y al control que el sultán otomano ejercicia sobre la parte árabe del imperio, ya no fueron tan excepcionales a partir del siglo XVII. Alimentaron las primeras misiones arqueológicas en el Próximo Oriente desde la primera mitad del s. XIX: hombres y mujeres partían para explorar, obtener bienes, ganancias y poder, pero también por el placer de viajar y de olvidarse de dónde venían.
La historia de la Ciudad de bronce, segunda noche (cuento de Las Mil y Una Noches)
Pero cuando llegó la 341 noche ella dijo:
... y emprendió de nuevo con sus acompañantes el camino de la Ciudad de Bronce.
Anduvieron uno, dos, y tres días, hasta la tarde del tercero. Entonces vieron destacarse a los rayos del rojo, sol poniente, erguida sobre un alto pedestal, una silueta de jinete inmóvil que blandía una lanza de larga punta, semejante a una llama incandescente del mismo color que el astro que ardía en el horizonte. Cuando estuvieron muy cerca de aquella aparición, advirtieron que el jinete, y su caballo, y el pedestal eran de bronce, y que en el palo de la lanza, por el sitio que iluminaban aún los postreros rayos del astro, aparecían grabadas en caracteres de fuego estas palabras:
¡Audaces viajeros que pudisteis llegar hasta las tierras vedadas, ya no sabréis volver sobre vuestros pasos!
¡Si os es desconocido el camino de la ciudad movedme sobre mi pedestal con la fuerza de vuestros brazos, y dirigíos hacia donde yo vuelva el rostro cuando quede otra vez quieto!
Entonces el emir Muza se acercó al jinete y le empujó con la mano. Y súbito, con la rapidez del relámpago, el jinete giró sobre sí mismo y se paró volviendo el rostro en dirección completamente opuesta a la que habían seguido los viajeros. Y el jeque Abdossamad hubo de reconocer que, efectivamente, se había equivocado y que la nueva ruta era la verdadera.
Al punto volvió sobre sus pasos la caravana, emprendiendo el nuevo camino, y de esta suerte prosiguió el viaje durante días y días, hasta que una noche llegó ante una columna de piedra negra, a la cual estaba encadenado un ser extraño del que no se veía más que medio cuerpo, pues el otro medio aparecía enterrado en el suelo. Aquel busto que surgía de la tierra, como si fuera un engendro monstruoso arrojado allí por la fuerza de las potencias infernales. Era negro y corpulento como el tronco de una palmera vieja, seca y desprovista de sus palmas. Tenía dos enormes alas negras, y cuatro manos, dos de las cuales semejaban garras de leones. En su cráneo espantoso se agitaba de un modo salvaje una cabellera erizada de crines ásperas, como la cola de un asno silvestre. En las cuencas de sus ojos llameaban dos pupilas rojas, y en la frente, que tenía dobles cuernos de buey, aparecía el agujero de un solo ojo que se abría inmóvil y fijo, lanzando iguales resplandores verdes que la mirada de tigres y panteras.
Al ver a los viajeros, el busto agitó los brazos dando gritos espantosos, y haciendo movimientos desesperados como para romper las cadenas que le sujetaban a la columna negra. Y asaltada por un terror extremado, la caravana se detuvo allí, sin alientos para avanzar ni retroceder.
Entonces se encaró el emir Muza con el jeque Abdossamad y le preguntó: "¿Puedes ¡oh venerable! decirnos que significa esto?" El jeque contestó: "¡Por Alah, ¡oh emir! que esto supera a mi entendimiento!" Y dijo el emir Muza: "¡Aproxímate, pues, más a él, e interrógale! ¡Acaso él mismo nos lo aclare!" Y el jeque Abdossamad no quiso mostrar la menor vacilación, y se acercó al monstruo, gritándole: "¡En el nombre del Dueño que tiene en su mano los imperios de lo Visible y de lo Invisible, te conjuro a que me respondas! ¡Dime, quién eres, desde cuándo estás ahí y por qué sufres un castigo tan extraño!"
Entonces ladró el busto. Y he aquí las palabras que entendieron luego el, emir Muza, el jeque Abdossamad y sus acompañantes:
"Soy un efrit de la posteridad de Eblis, padre de los genn. Me llamo Daesch ben-Alaemasch, y estoy encadenado aquí por la Fuerza Invisible hasta la consumación de los siglos.
"Antaño, en este país, gobernado por el rey del Mar, existía en calidad de protector de la Ciudad de Bronce un ídolo de ágata roja, del cual yo era guardián y habitante al propio tiempo. Porque me aposenté dentro de él; y de todos los países venían muchedumbres a consultar por conducto mío la suerte y a escuchar los oráculos y las predicciones que auguraban lo que hacía yo.
"El rey del Mar, de quien yo mismo era vasallo, tenía bajo su mando supremo al ejército de los genios que se habían rebelado contra Soleimán ben-Daúd; y me había nombrado jefe de ese ejército para el caso de que estallara una guerra entre aquél y el señor formidable de los genios. Y, en efecto, no tardó en estallar tal guerra,
"El rey del Mar, de quien yo mismo era vasallo, tenía bajo su mando supremo al ejército de los genios que se habían rebelado contra Soleimán ben-Daúd; y me había nombrado jefe de ese ejército para el caso de que estallara una guerra entre aquél y el señor formidable de los genios. Y, en efecto, no tardó en estallar tal guerra,
"Tenía el rey del Mar una hija tan hermosa, que la fama de su belleza llegó a oídos de Soleimán, quien deseoso de contarla entre sus esposas, envió un emisario al rey del Mar para pedírsela en matrimonio, a la vez que, le instaba a romper la estatua de ágata, y a reconocer que no hay más Dios que Alah, y que Soleimán es el profeta, de Alah y le amenazaba con su enojo y su venganza, si no se sometía inmediatamente a sus deseos.
"Entonces congregó el rey del Mar a sus visires Y a los jefes de los genn, y les dijo: "Sabed que Soleimán me amenaza con todo género de calamidades para obligarme a que le de mi hija, y rompa la estatua que sirve de vivienda a vuestro jefe Daesch ben-Alaemasch. ¿Qué opináis acerca de tales amenazas? ¿Debo inclinarme a resistir?"
"Los visires contestaron " Y que tienes que temer del poder de Soleimán, ¡oh rey nuestro! ¡Nuestras fuerzas son tan formidables como las suyas por lo menos, y sabremos aniquilarlas!" Luego se encararon conmigo y me pidieron mi opinión. Dije entonces: "¡Nuestra única respuesta para Soleimán será dar una paliza a su emisario!". Lo cual ejecutó al punto. Y dijimos al emisario: "¡Vuelve ahora para dar cuenta de la aventura a tu amo!"
"Cuando se enteró Soleimán del trato infligido a su emisario, llegó al límite de la indignación, y reunió en seguida, todas sus fuerzas disponibles, consistentes en genios, hombres, pájaros y animales. Confió a Assaf ben-Barkhia el mando de los guerreros humanos, y a Domriat, rey de los efrits, el mando de todo el ejército de genios, que ascendía a se sesenta millones, y el de los anímales y aves de rapiña recolectados en todos los puntos del universo y en la islas y mares de la tierra. Hecho lo cual, yendo a la cabeza de tan formidable ejército, Soleimán se dispuso invadir el país de mi soberano el rey del Mar. Y no bien llegó, alineó su ejército en orden de batalla
"Empezó por formar en dos alas a los animales, colocándolos en líneas de a cuatro, y en los aires apostó a las grandes aves de rapiña, destinadas a servir de centinelas que descubriesen nuestros movimientos y a arrojarse de pronto sobre los guerreros para herirles y sacarles los ojos. Compuso la vanguardia con el ejército de hombres, y la retaguardia con el ejército de genios; y mantuvo a su diestra a su visir Assaf ben-Barkhia, y a su izquierda a Domriat, rey de los genios del aire. Él permaneció en medio, sentado en su trono de pórfido y de oro, que arrastraban cuatro elefantes. Y dio entonces la señal de la batalla.
"Empezó por formar en dos alas a los animales, colocándolos en líneas de a cuatro, y en los aires apostó a las grandes aves de rapiña, destinadas a servir de centinelas que descubriesen nuestros movimientos y a arrojarse de pronto sobre los guerreros para herirles y sacarles los ojos. Compuso la vanguardia con el ejército de hombres, y la retaguardia con el ejército de genios; y mantuvo a su diestra a su visir Assaf ben-Barkhia, y a su izquierda a Domriat, rey de los genios del aire. Él permaneció en medio, sentado en su trono de pórfido y de oro, que arrastraban cuatro elefantes. Y dio entonces la señal de la batalla.
"De repente, se hizo oír un clamor que aumentaba con el ruido de carreras al galope y el estrépito tumultuoso de los genios, hombres, aves de rapiña y fieras guerreras; y resonaba la corteza terrestre bajo el azote formidable de tantas pisadas, en tanto que retemblaba el aire con el batir de millones de alas, y con las exclamaciones, los gritos y los rugidos.
"Por lo que a mí respecta, se me concedió el mando de la vanguardia del ejército de genios sometido al rey del Mar. Hice una seña a mis tropas, y a la cabeza de ellas me precipité sobre el tropel de genios enemigos que mandaba el rey Domriat. E intentaba atacar yo mismo al jefe de los adversarios, cuando le vi convertirse de improviso en una montaña inflamada que empezó a vomitar fuego a torrentes, esforzándose por aniquilarme y ahogarme con los despojos que caían hacia nuestra parte en olas abrasadoras. Pero me defendí y ataqué con encarnizamiento, animando a los míos, y sólo cuando me convencí de que el número de mis enemigos me aplastaría a la postre, di la señal de retirada y me puse en fuga por los aires a fuerza de alas. Pero nos persiguieron por orden de Soleimán, viéndonos por todas partes rodeados de adversarios, genios, hombres, animales y pájaros; y de los nuestros quedaron extenuados unos, aplastados otros, por las patas de los cuadrúpedos, y precipitados otros desde lo alto de los aires, después que les sacaron los ojos y les despedazaron la piel. También a mí me alcanzaron en mi fuga, que duró tres meses. Preso y amarrado ya, me condenaron a estar sujeto a esta columna negra hasta la extinción de las edades, mientras que aprisionaron a todos los genios que yo tuve a mis órdenes, los transformaron en humaredas y los encerraron en vasos de cobre, sellados con el sello de Soleimán, que arrojaron al fondo del mar que baña las murallas de la Ciudad de Bronce.
"En cuanto a los hombres que habitaban este país, no sé exactamente qué fue de ellos, pues me hallo encadenado desde que se acabó nuestro poderío, ¡Pero si vais a la Ciudad de Bronce, quizás os tropecéis con huellas suyas y lleguéis a saber su historia!"
Cuando acabó de hablar el busto, comenzó a agitarse de un modo frenético para desligarse de la columna. Y temerosos de que lograra libertarse y les obligara a secundar sus esfuerzos, el emir Muza y sus acompañantes no quisieron permanecer más tiempo allí, y se dieron prisa a proseguir su camino hacia la ciudad, cuyas torres y murallas veían ya destacarse en lontananza.
Cuando sólo estuvieron a una ligera distancia de la ciudad, como caía la noche y las cosas tomaban a su alrededor un aspecto hostil, prefirieron esperar al amanecer para acercarse a las puertas; y montaron tiendas donde pasar la noche, porque estaban rendidos de las fatigas del viaje.
Apenas comenzó el alba por Oriente a aclarar las cimas de las montanas, el emir Muza despertó a sus acompañantes, y se puso con ellos en camino para alcanzar una de las puertas de entrada. Entonces los vieron erguirse formidables ante ellos, en medio de la claridad matinal, las murallas de bronce, tan lisas, se dirían que acababan de salir del molde en que las fundieron. Era tanta su altura, que parecían como una primera cadena de los montes gigantescos que las rodeaban, y en cuyos flancos se incrustaban cual nacidas allí mismo con el metal de que se hicieron.
Cuando pudieron salir de la inmovilidad que les produjo aquel espectáculo sorprendente, buscaron con la vista alguna puerta por donde entrar a la ciudad. Pero no dieron con ella. Entonces echaron a andar bordeando las murallas, siempre en espera de encontrar la entrada. Pero no vieron entrada ninguna. Y siguieron andando todavía horas y horas sin ver puerta ni brecha alguna, ni nadie que se dirigiese a la ciudad o saliese de ella. Y a pesar de estar ya muy avanzado el día, no oyeron dentro ni fuera de las murallas el menor rumor, ni tampoco notaron el menor movimiento arriba ni al pie de los muros. Pero el emir Muza no perdió la esperanza, animando a sus acompañantes para que anduviesen más aún; y caminaron así hasta la noche, y siempre veían desplegarse ante ellos la línea inflexible de murallas de bronce que seguían la carrera del sol por valles y costas, y parecían surgir del propio seno de la tierra.
Entonces el emir Muza ordenó a sus acompañantes que hicieran alto para descansar y comer. Y se sentó con ellos durante algún tiempo, reflexionando acerca de la situación.
Cuando hubo descansado, dijo a sus compañeros que se quedaran allí vigilando el campamento hasta su regreso, y seguido del jeque Abdossamad y de Taleb ben-Sehl, trepó con ellos a una alta montaña con el propósito de inspeccionar los alrededores y reconocer aquella ciudad que no quería dejarse violar por las tentativas humanas...
En este momento de su narración, Sherezade vio aparecer la mañana, y se calló discreta.
Pero cuando llegó la 343 noche ella dijo:
Bruce Baillie (1931): All my Life (Toda mi vida) (1966)
Bruce Baillie - All My Life from Andrew EW Neel on Vimeo.
Uno de los más hermosos y sencillos recorridos cinematográficos por una vida.
Sobre este cineasta fundamental norteamericano, véase su web: http://www.brucebaillie.com/
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miércoles, 21 de septiembre de 2011
De la "Seca" a la Meca
La construcción del templo expiatorio cristiano de la Sagrada Familia, inicialmente de Gaudí, de Barcelona terminará, se anunció ayer, en el 2025.
Se levantará el pináculo central, de 170 metros de altura -superando la altura de todos los rascacielos de la ciudad, pero ya se sabe que la arquitectura sagrada es más elevada-, se derribará una manzana de viviendas para alzar la fachada principal -un tema del que nadie, pudorosamente, quiere hablar-, y se seguirán las obras a ritmo frenético, sin permiso de obras.
No se permite la construcción de ninguna mezquita en Barcelona. Los fieles musulmanes tendrán que seguir acudiendo a oratorios que no son sino garajes o talleres apenas reconvertidos, a menudo en polígonos industriales o en callejuelas oscuras.
Los motivos por los que las autoridades municipales no permiten una gran mezquita son de orden político: la financiación provendría de Arabia Saudí, por lo que se divulgaría el wahhabismo, una rama extremista del credo musulmán.
Es obvio, por tanto, que, toda vez que la Sagrada familia se eleva con donaciones privadas, se estudia con cuidado el color político de los donantes, solo se aceptan donaciones de partidos de izquierda y se rechazan fondos de miembros de sectas como el Opus Dei. En Cataluña, como sabemos, no cabe la extrema derecha. Plataforma Per Catalunya debe de ser otra cosa. Muy cristiana.
Se levantará el pináculo central, de 170 metros de altura -superando la altura de todos los rascacielos de la ciudad, pero ya se sabe que la arquitectura sagrada es más elevada-, se derribará una manzana de viviendas para alzar la fachada principal -un tema del que nadie, pudorosamente, quiere hablar-, y se seguirán las obras a ritmo frenético, sin permiso de obras.
No se permite la construcción de ninguna mezquita en Barcelona. Los fieles musulmanes tendrán que seguir acudiendo a oratorios que no son sino garajes o talleres apenas reconvertidos, a menudo en polígonos industriales o en callejuelas oscuras.
Los motivos por los que las autoridades municipales no permiten una gran mezquita son de orden político: la financiación provendría de Arabia Saudí, por lo que se divulgaría el wahhabismo, una rama extremista del credo musulmán.
Es obvio, por tanto, que, toda vez que la Sagrada familia se eleva con donaciones privadas, se estudia con cuidado el color político de los donantes, solo se aceptan donaciones de partidos de izquierda y se rechazan fondos de miembros de sectas como el Opus Dei. En Cataluña, como sabemos, no cabe la extrema derecha. Plataforma Per Catalunya debe de ser otra cosa. Muy cristiana.
Hermanos (Auguste, 1862-1954 & Louis, 1864-1948) Lumière: Démolition d´un mur (El derribo de un muro) 1896)
¿La primera "performance"?
Sobre los Hermanos Lumière, y este corto en particular, véase:
http://www.greedno.fr/art_cinematographie_analysefilmique_realisateur_frereslumiere_filmslumiere_352.php
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