martes, 25 de junio de 2013
Noé, fundador
Foto: Tocho, junio de 2013
Una hermosa estatua borgoñesa de la primera mitad del siglo XV, de piedra calcárea, en el Museo de Bellas Artes de Lyon (Francia), muestra al patriarca Noé en una postura singular. Lleva en la mano la maqueta del arca.
Según el Antiguo Testamento, Noé, en efecto, construyó el arca. Pero siguiendo los dictados de Yahvé.
Esta imagen, por el contrario, muestra a Noé con un gesto idéntico al de los patronos y los fundadores: portando la maqueta de su obra (un edificio, una ciudad). Estas figuras no son los constructores sino los ideadores, quienes conciben y encargan el proyecto. Son los verdaderos autores, no los responsables materiales, los cuáles solo actúan al dictado de patronos o fundadores.
Esta estatua convierte a Noé en un ideador: es decir, iguala a Noé con Yahvé, una imagen que se anticipa unos años a la concepción nueva del artista plástico renacentista y sobre todo manierista, según la cual, la autoría de una obra reside en la idea y no en la factura o ejecución material, una concepción que ha llegado hasta nuestros días.
Esta estatua ya enuncia el fin de la manualidad como criterio para valorar la responsabilidad del creador.
DAVID ANDERSON (1952): DOORS (PUERTAS, 1990-1991
Véase la página web del artista: http://www.davidandersonfilms.com/, con la versión inglesa sin subtítulos en ruso de este cortometraje de animación, premiado en el Festival de cine de animación de Annecy en 1991.
Véase también: http://www.screenonline.org.uk/people/id/1115040/index.html
lunes, 24 de junio de 2013
LORNA SIMPSON (1960): ARQUITECTURA Y CIUDAD
Vídeos:
http://lsimpsonstudio.com/filmvideo02.html
http://lsimpsonstudio.com/filmvideo03.html
La obra más interesante de la artista norteamericana Lorna Simpson está dedicada a temas de arquitectura. Consiste en fotografías de grandes dimensiones impresas sobre fieltro. El soporte mate absorbe la luz e impide que la imagen la refleje o la irradie, como si fuera un icono o una vidriera. Por el contrario, la imagen adquiere un aspecto fantasmagórico y quizá amenazante.
Se trata de fotografías de interiores y de exteriores: rascacielos y parques. Están ubicados en una ciudad tan animada y poblada como Nueva York. Y, sin embargo, no se ve a nadie. Simpson mira la arquitectura y la ciudad con la mirada de un arqueólogo o un historiador. Contempla los edificios como si fueran ya ruinas, o como se mirarán de aquí a centenares o miles de años, vacíos o en entornos desérticos o muertos. Las imágenes fueron tomadas en los años ochenta cuando Nueva York estalló como un centro vital. Pero su finitud ya estaba implícita en su desbordamiento. Simpson comenta que las grandes civilizaciones del pasado, desde la de los Mayas hasta de los Asirios, siempre han sido juzgadas a través de imágenes de monumentos vacíos o de yacimientos en los que, independientemente de su estado de conservación, la vida ha huido para siempre. Los fotografías de la ciudad de Nueva York son imágenes provenientes del futuro. Pero, al mismo tiempo, equiparan a las ciudades actuales con las grandes urbes del pasado: urbes memorables, y recordadas, aunque muertas, inútiles -cuya única utilidad consiste en permitirnos evadirnos del presente.
No todas las imágenes de Simpson conjuran el vacío. Fotos de interiores se acompañan de textos que recogen voces: conversaciones de personas que podrían haber vivido en estos interiores. La imagen evoca voces del pasado; voces que han pasado, sin duda, pero que la fotografía permite recordar. este uso o concepto de la imagen también evoca la función de la imagen en tiempos pretéritos. Así, en Bizancio, las imágenes no tenían que ser consideradas como objetos dignos de admiración sino como vehículos que remitían a los personajes -ángeles, santos, etc.- que habían vivido en los escenarios que los iconos evocaban.
No todas las obras de Simpson están pobladas de fantasmas o guardan solo el eco de presencias olvidadas. Algunos de sus vídeos, como 31, están protagonizados por una misma persona, captada en distintos momentos del día. Pero Simpson la retrata en acciones banales, a menudo de espalda. Cada pantalla aparece como la ventana de un bloque anónimo a través de las cuales se asoman vidas anónimas. La figura está despersonalizada. Está físicamente presente en la imagen, pero es como si de un espectro se tratara.
Cuando las acciones parecen tener consistencia y que incluso la persona parece mirar hacia el espacio del espectador, éste pronto se da cuenta que las figuras actúan como soñamos que actuaban las personas del pasado -sumisas y entregadas, sobre todo mujeres negras desde un punto de vista de un hombre blanco actual- o como querríamos que actuaran hoy, sin pensar, como si de marionetas o personajes sin entidad, sin "cuerpo".
La arquitectura, la ciudad, los interiores solo suscitan melancolía. Son escenarios espléndidos, obras maestras que testimonian de la grandeza y la ambición, pero convertidos como lo que siempre fueron: creaciones que se pretendieron perennes o inmortales, sin que nos diéramos cuenta, sin que nos demos cuenta, que las babilonias contemporáneas son obras humanas y, por tanto, están sometidas al mismo destino que los zigurats asirios.
Véase la página web de la artista: http://lsimpsonstudio.com/
domingo, 23 de junio de 2013
Educación y Política, o la vida peligrosa de los profesores universitarios (noticias de Siria)
Se acaba de leer y aprobar -con la mención más baja: Apto. Honorable- una tesis doctoral en Francia. Se ha tenido que aprobar.
La tesis estaba escrita en francés. La doctoranda no hablaba ni entendía prácticamente nada en francés. Apenas podía responder las preguntas del tribunal. Ha tardado siete años. La lectura era urgente. Y se tenía que aprobar. Sí o sí.
La doctoranda es un miembro de la familia de un alto dirigente del gobierno sirio, de la misma religión que el presidente.
El director de la tesis trató durante años de encauzar y corregir la investigación, forzando a la doctorando a documentarse más y mejor y escribir una y otra vez un texto muy deficiente, sistemáticamente copiado o plagiado de publicaciones científicas. Una llamada desde Siria, amenazándole con denunciarlo a la temible Mukhabarat (la policía secreta siria) como espía de Israel, forzó la convocatoria de la lectura de la tesis. Nadie quiere ni puede enfrentarse a este cuerpo.
La situación no era nueva. Ya el pariente de la doctoranda había tratado de realizar la tesis doctoral en Francia. No logró acabarla. De regreso a Siria obtuvo un alto cargo gubernamental. Llamó a su antiguo director de tesis exigiéndole que, ahora que estaba en el poder, le escribiera la tesis. El profesor se negó. Hizo falta numerosas sesiones de diplomacia para impedir poner en peligro intereses y actividades franceses en Siria.
Durante el almuerzo, personas que han vivido y trabajado decenas de años en Siria comentaban que los acontecimientos actuales eran previsibles. De hecho, un arqueólogo predijo en 2010 que al año siguiente ocurrirían revueltas: las escasísimas precipitaciones en 2009 y 2010 anunciaban una muy pobre cosecha de cereales, por lo que mucha gente iba a pasar hambre.
Al parecer, la guerra civil en Siria no es tanto una guerra de religiones sino un enfrentamiento entre la Siria rica de algunas ciudades y regiones costeras y sureñas, y el resto del país, pobre y empobrecido. Pero, además, la dictadura se había endurecido. La policía secreta campaba a sus anchas. Cárceles de las que no se sale con vida, como una célebre, justo detrás de las turísticas ruinas de Palmira -que el sol dora al atardecer para solaz de los turistas-, se multiplicaban. Todas los contactos y conversaciones por teléfono y correo electrónico, toda la correspondencia eran sistemáticamente controlados, violados.
Para los turistas, Siria ofrecía la imagen de un país próspero y pacífico, bien organizado, con una buena red de carreteras y una excelente sanidad pública, un país laico, exótico pero occidentalizado: un sueño. Las tardes fumando una pipa de agua y tomando té en un célebre café cabe la parte posterior de la mezquita omeya de Damasco, eran recordadas, anheladas. La realidad, vivida desde el interior, era muy distinta. Un país de plomo.
Pero lo que quizá venga ahora podría ser incluso peor. Hasta los estudiantes en el exilio, opositores del régimen, ya no saben qué pensar ni qué desear.
El zoco de Alepo ha quedado reducido a escombros; la ciudadela bombardeaba, el minarete de la mezquita de Alepo derribado, la ciudad dividida en dos bandos. hoy, para llegar a Damasco, solo cabe la autopista que une Beirut a Damasco, segura. Se han interrumpido todos los vuelos a Damasco, incluso los de Egypt Air. La carretera que conecta Damasco con el aeropuerto no es segura.
El centro de Damasco, sobre todo el barrio cristiano, está a salvo. Los barrios que se extienden por las colinas que separan la capital del este, son pasto de revueltas y bombas.
El sitio de Apamea ha sido sistemáticamente violado por saqueadores. Mosaicos romanos, cortados en paneles transportables, extraídos ilegalmente de este yacimiento, se han encontrado hasta en anticuarios de Nueva York. Algunos han sido devueltos. Mal almacenados en museos como el de Alepo, se han deshecho.
La tesis estaba escrita en francés. La doctoranda no hablaba ni entendía prácticamente nada en francés. Apenas podía responder las preguntas del tribunal. Ha tardado siete años. La lectura era urgente. Y se tenía que aprobar. Sí o sí.
La doctoranda es un miembro de la familia de un alto dirigente del gobierno sirio, de la misma religión que el presidente.
El director de la tesis trató durante años de encauzar y corregir la investigación, forzando a la doctorando a documentarse más y mejor y escribir una y otra vez un texto muy deficiente, sistemáticamente copiado o plagiado de publicaciones científicas. Una llamada desde Siria, amenazándole con denunciarlo a la temible Mukhabarat (la policía secreta siria) como espía de Israel, forzó la convocatoria de la lectura de la tesis. Nadie quiere ni puede enfrentarse a este cuerpo.
La situación no era nueva. Ya el pariente de la doctoranda había tratado de realizar la tesis doctoral en Francia. No logró acabarla. De regreso a Siria obtuvo un alto cargo gubernamental. Llamó a su antiguo director de tesis exigiéndole que, ahora que estaba en el poder, le escribiera la tesis. El profesor se negó. Hizo falta numerosas sesiones de diplomacia para impedir poner en peligro intereses y actividades franceses en Siria.
Durante el almuerzo, personas que han vivido y trabajado decenas de años en Siria comentaban que los acontecimientos actuales eran previsibles. De hecho, un arqueólogo predijo en 2010 que al año siguiente ocurrirían revueltas: las escasísimas precipitaciones en 2009 y 2010 anunciaban una muy pobre cosecha de cereales, por lo que mucha gente iba a pasar hambre.
Al parecer, la guerra civil en Siria no es tanto una guerra de religiones sino un enfrentamiento entre la Siria rica de algunas ciudades y regiones costeras y sureñas, y el resto del país, pobre y empobrecido. Pero, además, la dictadura se había endurecido. La policía secreta campaba a sus anchas. Cárceles de las que no se sale con vida, como una célebre, justo detrás de las turísticas ruinas de Palmira -que el sol dora al atardecer para solaz de los turistas-, se multiplicaban. Todas los contactos y conversaciones por teléfono y correo electrónico, toda la correspondencia eran sistemáticamente controlados, violados.
Para los turistas, Siria ofrecía la imagen de un país próspero y pacífico, bien organizado, con una buena red de carreteras y una excelente sanidad pública, un país laico, exótico pero occidentalizado: un sueño. Las tardes fumando una pipa de agua y tomando té en un célebre café cabe la parte posterior de la mezquita omeya de Damasco, eran recordadas, anheladas. La realidad, vivida desde el interior, era muy distinta. Un país de plomo.
Pero lo que quizá venga ahora podría ser incluso peor. Hasta los estudiantes en el exilio, opositores del régimen, ya no saben qué pensar ni qué desear.
El zoco de Alepo ha quedado reducido a escombros; la ciudadela bombardeaba, el minarete de la mezquita de Alepo derribado, la ciudad dividida en dos bandos. hoy, para llegar a Damasco, solo cabe la autopista que une Beirut a Damasco, segura. Se han interrumpido todos los vuelos a Damasco, incluso los de Egypt Air. La carretera que conecta Damasco con el aeropuerto no es segura.
El centro de Damasco, sobre todo el barrio cristiano, está a salvo. Los barrios que se extienden por las colinas que separan la capital del este, son pasto de revueltas y bombas.
El sitio de Apamea ha sido sistemáticamente violado por saqueadores. Mosaicos romanos, cortados en paneles transportables, extraídos ilegalmente de este yacimiento, se han encontrado hasta en anticuarios de Nueva York. Algunos han sido devueltos. Mal almacenados en museos como el de Alepo, se han deshecho.
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viernes, 21 de junio de 2013
WALERIAN BOROWCZYK (1923-2006): RENAISSANCE (1963)
Renaissance por Morpheus51100
Considerado uno de los mejores cortometrajes de animación de la historia -y eso que la obra de este género de Borowczyk solo incluye obras maestras que revolucionaron este tipo de trabajos.
Hércules ante la encrucijada
Un simple motivo iconográfico en sarcófagos tardo-romanos, compuesto por una Y, remite a toda una concepción de la vida, según cuenta Gregorio Luri (www.elcafedeocata.blogspot.com) .
No se trata de una letra sino de un signo gráfico. Representa una encrucijada: una única vía se divide en dos caminos.
Este motivo remonta a Hesíodo, en el siglo VIII aC. Contaba este poeta que:
“También es
posible elegir fácilmente la legión de los vicios.
Es llano el
camino y muy cerca habitan.
Delante de la
virtud los doses inmortales han puesto el sudor.
Y el camino
que a ella conduce es largo, empinado y áspero, al comienzo. Mas, cuando llegas
a la cima,
Te resulta ya
fácil, a pesar de ser duro.”
(Hesíodo, Los
trabajos y los días, s. VII aC)
La vida se traduce o se plasma en un mapa: una senda que se bifurca y que obliga al detenimiento aunque no a detenerse. Tras meditar, se tiene que optar por una u otra senda. La vida, y la acción humana, se simboliza por un viaje, no a través de un espacio desconocido, sino de un territorio planificado, cuyas características se conocen así como la meta, pero que obliga a valorar, a sopesar las consecuencias de la elección. Razón y sentimientos se ven obligados a intervenir. Como en la muy posterior, barroco, Mapa de los Sentimientos de Madame de Sevigné -origen, como ha mostrado la exposición Cartografías, en Caixaforum, en Barcelona y Madrid, de Helena Tatay-, la vida aparece como un espacio organizado que desemboca ante una aporía: la elección que se toma es para toda la vida. No cabe vuelta atrás. El camino solo tiene un sentido.No se sabe qué opción tomar, mas una tiene que ser escogida pronto.
Según el sofista Pródico de Cos, a principios del s. IV aC, una figura mítica ejemplificó la difícil o imposible elección. Contaba, en efecto -al menos así lo narra Jenofonte, que Hércules llegó ante una encrucijada parecida. Dos figuras femeninas, lasciva una (llamada Felicidad o Vicio), virtuosa la otra (, le prometían una cómoda vida de placeres hasta el final, en un caso, y una vida austera, llena de dificultades y obstáculos, pero que culminaba, no en un lugar, sino en una sensación: la sensación o impresión de haber escogido la vía adecuada: "de todo lo bueno y bello, los dioses no conceden nada a los hombres sin esfuerzo y dedicación". La senda áspera llevaba al descubrimiento y la asunción de la condición humana, a la revelación de la humanidad. La elección adecuada acarreaba el fin de los sinsabores. Se obtenía reconocimiento: "si quieres obtener honores de alguna ciudad, debes ser útil a ella".Aquél era el premio por una acción justa. El ser humano debía siempre actuar. El trabajo -el acto- era esencial para alcanzar a ser plenamente humano. La vida contemplativa -a la que podían dedicarse dioses y héroes- no era de recibo para el ser humano. Y estas acciones y decisiones implicaban la elección y el viaje por un camino imprevisible y duro, que conducía a la satisfacción de haber optado por la senda adecuada.
Fue seguramente gracias a Pródico que Hércules, conocido y admirado por haber sido un héroe civilizador que luchó contra los monstruos que impedían la vida en la tierra, se convirtió en el paradigma del ser humano: es decir, del ser que tiene que elegir, y asumir las consecuencias de su elección. El humano se convertía en un animal libre. Suya era el tipo de vida que obtendría. El destino no le marcaba la vida. Ésta era suya. Pero cualquier elección llevaba a un final y conllevaba consecuencias irreparables, para bien o para mal.
¿En calidad de qué actuaba Hércules? Resolvió felizmente una aporía. Supo hallar la senda correcta o juzga. Desdeñó la vía por la que se hubiera perdido, llegando a ningún sitio, la senda de la perdición.
Otras figuras supieron resolver problemas idénticos: hallar, sin dudar, una solución -una vía- a un problema ante el que no cabe si detenerse, quizá para siempre, o tomar el camino equivocado, el que lleva a equivocarse. Estas figuras míticas fueron, entre otras, Apolo y Dédalo; al igual que todos los que supieron seguir el "buen" camino con el que salir de un problema, una maraña de problemas, como los que se encuentran en la vida, o en la selva: un espacio, desordenado, caótico y oscuro, intransitable, sin duda, en el que fácil es perderse. Todas estas figuras eran oikistai: ecistes, es decir, fundadores. Figuras que transitaban sin problemas por la vida, y hallaron, para sí y para quienes les seguían, un espacio apto para la vida, la vida plena y verdadera, al final del camino. Un espacio dónde descansar para siempre, libre ya de peligros.
Estas figuras eran quienes ordenaban el espacio -los caminos que abrían, por el que circulaban por vez primera, llevaban a lugares donde era posible asentarse. Eran urbanistas y arquitectos: fundadores de nuevas ciudades, de nuevos espacios en los que la vida se enraizaba. La travesía por el desierto, la selva, o las áridas montañas, por las que Hércules transitó, llegaba a su fin: una nueva vida aguardaba, una vida que había sido puesta a prueba, y que aparecía como un bien.
Hércules en la encrucijada era un arquitecto: un creador de espacios, libres de todo aquello que ponía en peligro la vida -célebres y recordadas eran las luchas de Hércules con monstruos por todo el Mediterráneo-, que conducía a quienes le seguían hacia un lugar dónde vivir "bien". Pues hacer arquitectura no implica siempre construir sino hallar dónde se podrán levantar -o instalar- vidas, que yo no tendrán que seguir perdidas buscando un espacio propio: un hogar.
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