martes, 25 de junio de 2013

Noé, fundador





Foto: Tocho, junio de 2013

Una hermosa estatua borgoñesa de la primera mitad del siglo XV, de piedra calcárea, en el Museo de Bellas Artes de Lyon (Francia), muestra al patriarca Noé en una postura singular. Lleva en la mano la maqueta del arca.
Según el Antiguo Testamento, Noé, en efecto, construyó el arca. Pero siguiendo los dictados de Yahvé.
Esta imagen, por el contrario, muestra a Noé con un gesto idéntico al de los patronos y los fundadores: portando la maqueta de su obra (un edificio, una ciudad). Estas figuras no son los constructores sino los ideadores, quienes conciben y encargan el proyecto. Son los verdaderos autores, no los responsables materiales, los cuáles solo actúan al dictado de patronos o fundadores.
Esta estatua convierte a Noé en un ideador: es decir, iguala a Noé con Yahvé, una imagen que se anticipa unos años a la concepción nueva del artista plástico renacentista y sobre todo manierista, según la cual, la autoría de una obra reside en la idea y no en la factura o ejecución material, una concepción que ha llegado hasta nuestros días.
Esta estatua ya enuncia el fin de la manualidad como criterio para valorar la responsabilidad del creador.

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