No existe hoy figura pública -cantante, intérprete, modelo, político- que no utilice el verbo empoderar. Mas, ¿qué significa?
Empoderar era, curiosamente, una palabra en desuso, sustituida por el término apoderar. Hoy, parece haber regresado, quizá, paradójicamente, por desconocimiento de la palabra más habitual, o simplemente por influencia del inglés empowerment.
Apoderar tiene varios significados. El primero, y más habitual, se refiere a la concesión de poderes a quien nos va a representar en un acto. Un apoderado actúa, no en nombre propio, sino por designación, en nombre de quién le ha concedido la facultad de actuar en su nombre. Un apoderado es, así, un representante. No está ni ejerce por sí mismo y para beneficio suyo, sino, en determinadas condiciones, en beneficio ajeno, siendo esta actuación legal.
Apoderarse significa también hacerse con un bien ajeno, con el poder, por ejemplo, para ejercerlo en contra o sobre los demás. Quien se apodera del poder actúa en beneficio propio, fuera de la legalidad, porque solo el acto de asumir el poder da legitimidad a su acto y su práctica, no existiendo un marco legal exterior dentro del cual dicho acto sea legal o asumible.
Apoderarse, finalmente, significa hacerse poderoso, o fuerte. Designa a quien se alza sobre los demás. Inevitablemente, la confrontación está cerca. Un apoderado marca límites, o se los salta. Se siente capaz de emprender acciones que sabe -o cree firmemente, al menos- que podrá llevar a cabo impunemente porque nadie puede pararle los pies y porque la ley se tuerce ante el uso de la fuerza.
Es decir, ninguno de los significados de la palabra apoderar (o apoderarse), versión actualizada del antiguo término de empoderar, recoge el que se le concede hoy.
Este significado procede de uno de la palabra inglesa empowerment: adquirir confianza en sí mismo. Pero este significado no existe en español ni en catalán.
¿Por qué, entonces, no se recurre a la expresión tener confianza en uno mismo (que no confiarse, que alude a una decisión no meditada, carente de todos los datos necesarios para actuar "justamente"), o incluso sentirse fuerte o con fuerzas para...., animarse, tener la valentía (el valor no solo designa la fuerza, sino el coraje, el ímpetu, y califica moralmente la finalidad de la acción a punto de emprenderse), envalentonarse (aunque ronda cierta arrogancia, y por tanto desprecio ajeno, en esta palabra, que debería utilizarse también con cuidado)?
Cuando una palabra se pone de moda, deberíamos estudiarla con cuidado para saber lo que, en verdad, estamos diciendo, y si decimos lo que queremos decir; pues si se entiende la palabra como se debería, las malas interpretaciones -un calificativo moral- y, por tanto, los conflictos, lejos de resolverse, se agudizan.