jueves, 30 de diciembre de 2021

WAYNE THIEBAUD (1920-2021): SAN FRANCISCO














 
























Toda ciudad, grande o pequeña, tiene a quien le cante: un poeta, un pintor, un cineasta. Nueva York tuvo a dos Passos, Soria a Machado; Paris sin Proust no sería lo que es en la memoria de los visitantes, y nadie viajaría a Roma con anhelo y fervor si Fellini no la hubiera retratado. Obras que no son el reflejo de la ciudad, como un pasivo, inane e insensible espejo, sino que son el lugar donde la ciudad se construye, vive o revive. Ls ciudad en la que penetramos, en ls que gozosamente nos perdemos, donde querríamos que no nos encontraran nunca, se halla entre las páginas, las láminas, las telas y las viñetas de un poema, un cuadro o una película.

San Francisco es una ciudad porque hasta el pasado día de navidad se alzó en los cuadros de Wayne Thiebaud. Empezó haciendo dibujos animados, anuncios y carteles, antes de fijarse en cosas menudas, vagamente despreciadas: modestos escaparates de pasteles demasiado azucarados, y pequeños útiles de papelería, unos lápices, una diminuta caja para guardar lo imprescindible para escribir, siempre disperso en un pupitre; una manera de fijarse en lo que no merece atención más propia de Morandi, cuyos cuadros coleccionaría, que de Warhol, con quien se le asociaría. 

Por fin, la ciudad de San Francisco se fue construyendo en sus cuadros y sus grabados, jugando al gato y al ratón con la cuadrícula urbana y la perspectiva. Calles que se alzan, cansadas de arrastrarse, o se pliegan y se quiebran, hartas de la tiranía de la regla y el cartabón; fachadas que se metamorfosean en vertiginosos acantilados, y barrios que parecen hallarse en la frontera con otro mundo, transitados por los lazos caprichosos de las autopistas que no conducen sino a si mismas: San Francisco se convirtió así en esa ciudad fantástica cortada por calles tan empinadas que solo es posible descender sin freno, dejándose ir, abandonándose, que Thiebaud, junto con el cineasta Hitchcock, creó y conjuró. Las ciudades verdaderas se recorren con la imaginación.



miércoles, 29 de diciembre de 2021

DAVID

 



29 de diciembre: el día de David.

No podemos calificarlo de santo. Fue rey, sin embargo. Junto con su hijo Salomón es una de las figuras más importante en la arquitectura occidental y oriental; quizá la que más.

Los libros bíblicos de Samuel y de los Reyes cuentan la historia de David. Ésta, que se asemejaba a la de tantos fundadores, como la reina Semíramis, responsable de la construcción de las murallas de Babilonia, lo predestinaba a ser un arquitecto.

David era un pastor. Solía tocar el harpa mientras pastoreaba.

El rey Saúl se moría. Sus consejeros buscaban quien pudiera levantarle el ánimo. Y hallaron al niño David. Lleváronle a la corte. Tan seducido por la destreza musical de David que le alegraba los días quedó Saúl que lo acogió como un miembro de la familia real. Mas pronto se arrepintió carcomido por la envidia. Mandole a la guerra. David venció incluso al gigante Goliat. Saúl trató de que David muriera en varias ocasiones, en vano.

A la muerte de Saúl, el pueblo eligió a David como rey. Pasó du vida entregado a la guerra para engrandecer el reino. Gracias a las buenas artes del rey de Tiro, Hiram, David se construyó un hermoso palacio al tiempo que embelleció a Jerusalén. Inquieto porque gozaba de palacio mientras el dios Yahvé solo disponía de una tienda de campaña que acogía una caja con lo necesario para el culto, el arca de la alianza, pidió a Hiram que volviera a aconsejarle para edificar un templo deslumbrante. Fue entonces cuando Yahvé intervino: la decisión acerca de la obra sólo le incumbía a la divinidad, que se contentaba con un modesto tabernáculo, si bien indicó a David que si lograba levantar un templo sería con el beneplácito divino, según los planos y los planes que Yahvé le entregaría. Y así se hizo.

Ocurrió que ya en el ocaso de su vida, paseando los las terrazas del palacio, David se fijó en una hermosa mujer. Mandó que la trajeran y aquella misma noche se acostaron. Bethsabe se convirtió en la favorita de David. Pero estaba casada con un general hitita. Entonces, David le ordenó partir a la guerra, cumpliendo el general la orden sin nada sospechar, porque consideraba que un militar no podía descansar en palacio. David ya había advertido a sus soldados que acabarán con Uria, el general. Ya nadie se habría interpuesto entre David y Bethsabe, ni siquiera el hijo que tuvieron, y que David bautizó como Salomón, si Yahvé, enfurecido, no hubiera llamado a la orden a David retirándole los planos del templo, avergonzándole por el crimen a traición cometido, y exigiendo que la responsabilidad de la obra pasara a manos de Salomón, como así ocurrió a la muerte de David, obra que Salomón pudo levantar nuevamente con la pericia del rey de Tiro.

Con el tiempo, el templo de Jerusalén, al igual que la iglesia que contendría la timba del hijo de Yahvé, se convertiría en el modelo de todas las iglesias -y de algunos palacios incluso.


A David A, C, LG y M






La mujer en la Roma imperial











 Fotos: Tocho, Museo de la Romanidad, Nîmes (Francia), diciembre de 2021







Una exposición sobre la mujer en Roma, precisamente  hoy, huele excesivamente a servidumbre bien pensante a los tiempos que corren.
Pero la muestra que el Museo de la Romanidad de Nîmes (Francia) y la Galería de los Oficias de Florencia han organizado y presentado ahora en la ciudad francesa ofrece una escueta pero excelente selección de bustos femeninos romanos -algunos restaurados en el siglo XVII, lo que da pie a incluir  espléndidos álbumes de dibujos de estatuas antiguas por artistas barrocos- y de altares y monumentos funerarios,  acompañados de largas, precisas y esclarecedoras explicaciones acerca de la suerte de las mujeres, desde emperatrices hasta esclavas, durante el imperio romano. La figura de la matrona, devota esposa y madre, relegada al espacio doméstico, sin incidencia en el espacio público y político, era la defendida (por la sociedad masculina), contrapuesta a la denostada figura de las adúlteras y las “mujeres publicas”, sin que estas clasificaciones fueran estancas ni definitivas, una mujer alabada como matrona bien podía “caer” a ojos de la sociedad, a menudo por su intento decidido de salir a la luz pública y no quedar encerrada en el cuidado de la casa o el palacio. La figura de la emperatriz, una matrona con real poder político, siempre a la merced de traiciones, ascensos y destierros en la convulsa, violenta, sediciosa y ambiciosa sociedad imperial, hallaba un eco en la figura de la esclava que ascendía, por vía matrimonial con uno de sus dueños, y lograba el reconocimiento y el respeto públicos. En todos los casos, los intentos, logrados o fracasados, de las mujeres por abrirse camino en el espacio público y ejercer derechos políticos, parecen haber marcados la suerte de la mujer en la Roma imperial, una lectura, quizá novedosa, de la sociedad Romana, a través que la imagen femenina (imagen proyectada por la mujer y deseada por ésta), idealizada a veces, pero casi nunca complaciente, imágenes de figuras seguras y conscientes de su poder o de su suerte, que intentaban, en el caso de la familia imperial, de desligarse de ésta para hallar un mejor y merecido encaje. 










martes, 28 de diciembre de 2021

El día de los inocentes

 

Nicolas Poussin: Matanza de los inocentes, s. XVII


28 de diciembre: día de los inocentes.

Una celebración cristiana  que rememora la matanza de los inocentes.

Dicha matanza, que recuerda o revive la que el faraón ordenó, un milenio antes cuando, temiendo un exceso de población hebrea en el Imperio, mandó  que los recién nacidos judios fueran eliminados, tan solo salvándose Moisés porque su madre lo entregó al Nilo en un moisés que, mecido por las aguas, llegaría hasta el palacio del faraón, enterneciéndolo, es un hecho oscuro solo narrado por el evangelista Mateo en un texto escrito casi un siglo después del supuesto sangriento acontecimiento: la furia de Herodes, sintiéndose engañado por los Reyes Magos que no le habrían dado cuenta del lugar del nacimiento del supuesto Mesías a quien visitaron y honraron, y su decisión de acabar por las malas con el peligro del descendiente de David, ordenando la ejecución de todos los recién nacidos, escapando el niño Jesús a la degollacion huyendo a Egipto -en un viaje inverso al del pueblo elegido saliendo de las tierras del faraón. 

¿Inocentes? 

El evangelio de Mateo fue redactado en griego, traducido posteriormente en latin. La palabra, griega o latina, que se traduce por inocente, en verdad, significa niño (paidos , en griego, puer, en latín). Inocente, que no aparece en el Evangelio, existía en latín, y significa literalmente : no-nocivo, daño causado por un olor pestilente; de algún modo, inocente evoca el olor de santidad propio de los éticamente puros. Inocente es pues una interpretación de las cualidades propias de los niños, pero no refleja con exactitud lo que el original griego dice. 

¿Matanza?

La vulgata latina no deja lugar a dudas sobre lo que ocurrió  (occidere), así como las traducciones modernas basadas en el texto latino.

Mas, el origen griego es más ambiguo. El verbo anaireoo significa en primer lugar prender, apartar; de ahí que en alguna ocasión se traduzca por encerrar o aprisionar; y, excepcionalmente, por eliminar, ejecutar. La gama de acciones que habría podido emprender Herodes era mucho más amplia y matizada, sin que la matanza haya podido ser el destino fatal de los recién nacidos, que hubieran podido haber sido secuestrando, si bien el carácter del Herodes histórico tiende a que se piense que su acción habría sido más drástica, una suposición, que no una certeza, sin embargo. 

¿Matanza, pues? Quizá 

Pero, teológicamente necesaria para destacar la divinidad  de Jesús, la inmortal condición de su persona -hoy diríamos personalidad- divina.

La matanza era una necesidad textual, imprescindible en el relato sobre la humanidad y divinidad del sucesor de David, y no necesariamente un hecho histórico, ajeno al texto.




lunes, 27 de diciembre de 2021

Un nuevo zigurat (Philipp Schaefer, 1885-1952: Karstadt am Hermannplatz, 1927-1928)




















Poco antes de la caída de Berlín en 1945, las tropas alemanas de las SS dinamitaron los mayores almacenes de Europa, cuyos sótanos almacenaban alimentos que no debían caer en manos soviéticas. 
El inmenso edificio estaba coronado por dos pirámides escalonadas o zigurats, que actuaban de base de dos altas lámparas cilíndricas verticales, a cuyos pies, en la terraza superior, se ubicaba un jardín colgante público que acogía un bar y un restaurante al aire libre. Ascensores, escaleras mecánicas, y la presencia de bienes de todo el mundo, expuestos en plantas descomunales, convirtieron los almacenes en una imagen de Babilonia que los volúmenes del conjunto acentuaban.
Esta obra maestra art decó de inspiración entre norteamericana y asiria, fue parcialmente restaurada en varias fases a partir de los años 50 y reconstruida, perdiendo su imponente aspecto, que el arquitecto David Chipperfield derribará y volverá  a levantar tal como lucía a principios de los años treinta (aunque añadiendo un gymnasia y un hotel, lo que está generando polémica tanto por el coste como por la consideración del pasado, polémica que por desgracia otras reconstrucciones actuales de edificios desaparecidos, a menudo construcciones temporales, como el pabellón Barcelona de Mies van der Rohe, o el pabellón de la República de José Luis Sert, ambas de los años treinta (1929, 1937), levantadas de nuevo en los años ochenta del siglo pasado, no han suscitado. 


Agradecimientos a la estudiosa alemana, especialista en la recepción moderna de la arquitectura mesopotámica, Brigitte Pedde por la comunicación.