domingo, 9 de marzo de 2025

PIERRE DESCAMPS (1975): MONUMENTOS






















El fotógrafo francés Pierre Descamps retrata zonas de paso sin cualidades estéticas, a menudo sin gran importancia, discretas, desgastadas y a las que no se presta atención, pero que son propias del espacio urbano : escaleras, rampas así como zonas en las que el paso se acelera vertiginosamente, volúmenes geométricos parecidos a los que el arte minimalista produce: obstáculos extrañamente dejados en la vía pública que los escaters (skaters) utilizan incesantemente, hasta convertirse, de un objeto sin sentido y absurdo, en lo que da vida a la ciudad y la representa; en un monumento, en suma -representados siempre aislados y sin que nadie los use, como en una ciudad muerta.
 

sábado, 8 de marzo de 2025

FÉLIX DE LA CONCHA (1965): LA CASA DE LA CASCADA (FALLINGWATER HOUSE, 2011-2012)



































 La llamada Casa de la Cascada, de F.Ll. Wright, construida en la segunda mitad de los años treinta.  es uno de esos disparates o excéntricas es que pueblan la historia de la arquitectura moderna occidental -que contribuyó a la fortuna crítica del autor-, y que acaban convertidos en monumentos abiertos al público porque no consiguieron ser lo que los propietarios querían: una casa habitable.
Ubicada donde no debería haberse emplazado, sobre el salto de agua de un torrente, en lo hondo de un boscoso valle, de dificultoso acceso, los sótanos de casa se inundan regularmente con la crecida de las aguas. Wright quería que el sonido de los rápidos se percibieran como una música por todas las estancias. La realidad es que evoca más el ruido del agua con el que estamos más acostumbrados en una casa  
Rodeada de terrazas desde las que no se tienen vistas más allá de los árboles cercanos, los interiores, pequeños, bajos de techo, son oscuros debido a la escasa luz natural que alcanza el fondo de la garganta. Constituye un perfecto escenario para una película de misterio.
La serie de cuadros que el pintor español, afincado durante años en los Estados Unidos, Felix de la Concha, ha dedicado a esta casa no transmite esta sensación de inquietud y opresión -aunque las perspectivas vacías que no se sabe hacia dónde apuntan no son muy tranquilizadoras-, sino que el color suscita una quieta imagen entre otoñal y nostálgica -por lo que pudo haber sido y no fue.