jueves, 28 de mayo de 2009

Shanghai Surprise (Cuento chino -o una historia co-china-)


Ayer jueves, la prensa hizo públicos los nombres de los (nuevos) responsables del contenido del Pabellón de España en la Exposición Universal de Shanghai en 2010, así como algunos datos sobre dicho contenido. Los periodistas anotaron que mientras el nombre de la arquitecta del Pabellón (Benedetta Tagliabue, ganadora de un concurso), y el proyecto, eran conocidos, nada se sabía acerca de la que aquél contendría. Añadían que, tras la presentación de los creadores y los temas del contenido, se seguía sin saber gran cosa.

Habiendo trabajado varios meses en guiones previos de dicho Pabellón, quizá se pueda añadir algo.


La Exposición Universal de Shanghai de 2010 está dedicada a la ciudad moderna. El lema es: Enjoy your City, Enjoy your Life. Coca-colero, sin duda.

El gobierno español aceptó participar y asumió dicho lema. Lanzó un concurso entre grandes empresas organizadora de "eventos" (exposiciones, pabellones temáticos, museos, etc.) para escoger la que se encargaría del desarrollo y presentación de la exposición permanente.

Las bases detallaban que se deberían tratar varios apartados: Atapuerca, los Sanfermines, los modistos y la ciudad, los diseñadores y la ciudad, y la lengua española como punto de encuentro de distintas hablas (sudamericanas). El que mediaran un millón de años entre Atapuerca y las primeras ciudades "españolas" (romanas) no debía ser un problema.

La Sociedad Española de Exposiciones Internacionales (SEEI) ponía a disposición de los candidatos asesores, entre los que destacaban María Corral en artes plásticas, David Delfín en moda, y Luis Fernández Galiano en arquitectura y urbanismo.

El proyecto debía incluir un "hito" espectacular. La espectacularidad iba a ser un criterio básico para juzgar las propuestas.

Rumores apuntaban a que El Pabellón incluiría, en salas anexas, también dos pequeñas exposiciones monográficas, de arte y arquitectura españolas, ya encargadas a María Corral y a Fernández Galiano.

Se presentaron cinco grandes empresas. El concurso se falló hacia mayo de 2009. Quedaron tres finalistas. La discusión se centró en dos. Tenían un planteamiento muy distinto. Ganó Empty.

Empty, de Madrid, estaba concluyendo el Pabellón de España en la Exposición Internacional de Zaragoza de 2008. Había formado un equipo que incluía personas ajenas a la empresa coordinadas por la historiadora Adela García-Herrera: arquitectos (el estudio Bopbaa, responsables del montaje de la exposición, Juan Roig, asesor y luego co-comisario durante un tiempo, José Antonio Acebillo, asesor, yo mismo) un diseñador gráfico (Isidro Ferrer), un sociólogo (José Miguel Iribas, conocido por su defensa del "modelo Benidorm" como espacio urbano dedicado al turismo de masas), una musicóloga (Carmen Pardo), un músico y compositor (Francesco Tristano Schlimé), un poeta (David Leo García), etc. Contaba también con una red de colaboradores ocasionales como Juli Capella (arquitecto y diseñador), Luis Fernández Galiano (historiador de la arquitectura), Guillermo Solana (historiador del arte), etc., a quienes, en su momento, se les encargarían informes sobre el estado de las artes contemporáneas españolas. Empty escogió al fotógrafo y video-artista Daniel Canogar para el proyecto del "hito".

Se empezó a desarrollar el proyecto museográfico y museológico en julio de 2008, después de que Empty firmara el contrato con la SEEI. Hasta diciembre, se llevaron a cabo cuatro o cinco proyectos distintos. Las razones eran varias: lógicas discusiones internas que conllevaban modificaciones y mejoras del guión y el montaje; cambios de criterio por parte de la SEEI (la cual suministró un nuevo temario, centrado en las ciudades del pasado, el presente y el futuro, que es el que se sigue actualmente): ora se tenía que destacar la ciudad actual tan solo, ora se debían incluir referencias históricas, ya sea anteriores a la Guerra Civil, ya sea decimonónicas; la figura del toro, pese a los Sanfermines, debía potenciarse, u obviarse, pues era "políticamente incorrecta", etc.-; por fin, sucesivos cambios en el proyecto arquitectónico del Pabellón, por exigencias de la SEEI, lo que obligaba a que el montaje y el guión tuvieran que adaptarse cada vez a las nuevas versiones del proyecto del edificio.

Estos cambios venían dictados por la SEEI. Sus responsables apreciaban la belleza del Pabellón, y el simbolismo del material y de la técnica empleada para el recubrimiento (mimbre trenzado), pero consideraban que su plan era inadecuado para la función prevista, que el Pabellón no servía. Se dudaba, además, que pudiera llevarse a cabo. Durante unos días, incluso, se habló de retirar la dirección de las obras a Benedetta Tagliabue. No sé si esta medida se llevó temporalmente a cabo. En diciembre, con el proyecto ejecutivo entregado, a punto de iniciase las obras, la SEEI requirió nuevos cambios sustanciales, estructurales: eliminación de una planta, colocación de vestuarios en el espacio de entrada, transformación de dicho espacio en un anfiteatro, reorganización de la circulación, etc. El presupuesto, sin embargo, seguía siendo el mismo. El proyecto debía, posiblemente, rehacerse.

El guión y el montaje de la exposición buscaban un discurso y una presentación claros. También se pretendía que las sin duda inevitables esperas de los visitantes, en fila india, fueran lo más llevaderas posible. Esto condicionaba la circulación interior y la disposición de los elementos. Vanas tentativas. La respuesta era la misma: "¿A quién le importan los chinos?"; están acostumbrados a vivir bajo temperaturas extremas, y a formar. Por otra parte, la exposición tenía que gustar ante todo a los políticos de Madrid, a los de las autonomías y a los periodistas que los acomparían a Shanghai, no a los chinos. Finalmente, se recalcaba que la función de la exposición era promocionar a España y facilitar los negocios. Un exceso de cultura era, lógicamente, inútil o contraproducente.

Se pedía, finalmente, que la exposición pudiera ser recorrida por una docena de miles de visitantes diarios durante veinte minutos, sin poder detenerse. Una larga fila entraría y saldría sin cesar.

El guión que ganó el concurso pretendía mostrar la vitalidad de la calle española, de día y de noche. Pronto se desestimó incluir objetos reales, y se escogió tratar el tema a partir de filmaciones, proyectadas en pantallas gigantes colgadas a lo largo el recorrido. Tras haber desestimado a video-artistas, publicistas y animadores, se decidió que las filmaciones se podrían encargar a conocidos cineastas españoles, entre los cuáles, Bigas Luna, con quien se contactó después del verano 2009. Hoy es uno de los comisarios de la muestra.

De pronto, un contratiempo inexplicable: tres años antes que la convocatoria del concurso, la SEEI ya había contratado a María y a Lorena Corral para dirigir el contenido del pabellón español: una exposición de arte contemporáneo. Algunos artistas, como José Manuel Ballester o Daniel Canogar, hacía tiempo que habían sido seleccionados.

La SEEI propuso que nuevos y previos responsables, Empty y María Corral, se pusieran de acuerdo. Pero los proyectos nada tenían que ver. El encaje era difícil. Por otra parte, la distribución del Pabellón y el ritmo apresurado de la visita se prestaban poco a una meditada exposición de arte.

Ante el cariz que el proyecto tomaba, algún miembro dimitió durante el verano de 2008.

En diciembre de 2008, la SEEI ordenó que se revisara el guión. Tenía que explicarse en un "story board" de un solo folio. Debía ser comprensible para un niño de tres años. Walt Disney iba a ser el modelo. Exigió también que el guionista fuera despedido. Era demasiado "intelectual", y el proyecto, complicado.

El equipo (guionistas, asesores, informadores) se desmanteló. Trabajos, informes encomendados, fueron cancelados.

Semanas más tarde, fueron los arquitectos del montaje (Bopbaa) los que se hallaron en la cuerda floja. Eran prescindibles. Ya no se quería tratar con arquitectos. Éstos, por su parte, supieron que hacía meses que la SEEI había encargado a otro equipo -unas arquitectas, amigas de la dirección de la SEEI-, un nuevo proyecto de montaje.

Este encargo se anuló. No se sabe porqué. La SEEI se echó quizá para atrás; ¿temor a una posible acusación de nepotismo? ¿a que se evocase la situación política de la Comunidad de Madrid? ¿a indemninaciones importantes?

El papel de Bopbaa, sin embargo, ha quedado muy reducido.

Hace un mes, María y Lorena Corral renunciaron al proyecto.

Lo siguiente ya es conocido: tres cineastas (Bigas Luna, Isabel Coixet, Martín Patiño) han recibido el encargo del contenido del Pabellón.

Algunas personas ya han comparado las propuestas inicial (ganadora) y final, y han emitido privadamente alguna opinión sobre el proyecto que se está elaborando actualmente.














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