Los abandonados locales de la antigua embajada norteamericana de J.-L. Sert, muy dañados durante la guerra y la guerra civil de 2003-2007, fueron entregados no hace mucho a la vice-presidencia del gobierno iraquí, tras pasar por las manos del Ayuntamiento de Baghdad y el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Sin embargo, desde hace dos días, ha sido transformada en un campamento militar, ocupado por soldados poco preparados, que están degradando aún más los edificios.
Desde la propia embajada norteamericana avisan que el conjunto está en un grave peligro.
Ubicada en la Zona Verde, es inaccesible desde hace un par de meses.
Aunque, dado el abandono de las infraestructuras tanto en Bagdad -no hay electricidad desde hace tres días- como en Nasiriya o Samawa, aquél debe de ser un problema menor, que no afecta directamente a la vida diaria en la capital, colapsada además por los embotellamientos debido al excesivo tráfico privado -no hay transporte público, que sería, por otra parte, demasiado inseguro- , a los controles y al cierre ocasional e imprevisible de calles y puentes por parte de la policía.
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