Fotos: Tocho, octubre de 2012
Véase la página web del artista: http://www.tomassaraceno.com/
Existen ciudades aéreas (desde la bíblica Jerusalén Celestial y las torres construidas en el aire por el fabulista griego Esopo, hasta Laputa, la ciudad flotante de Swift), urbes suspendidas en las nubes (la Ciudad de las Aves que el comediógrafo de la Grecia antigua Aristófanes describiera), y construcciones ingrávidas alzadas con plumas o con cera translúcida, pero Cloud City, del artista argentino Tomás Saraceno, quizá sea la primera ciudad hecha de -y no tan solo apoyada en las- nubes.
El recinto, en el jardín de la terraza superior del Museo Metropolitano de Nueva York, se compone una coagulación o una excrecencia irregular de dodecaedros de vidrio y de metal, de gran altura. Las superficies pulidas reflejan la ciudad, el cielo y los visitantes, al mismo tiempo que las caras transparentes o huecas recortan o enmarcan rascacielos en el horizonte, por lo que, idealmente, la ciudad se disuelve en las nubes grises tendidas tras el perfil recortado de la ciudad. Escaleras metálicas y de vidrio, y suelos transparentes ayudan a que el visitante entre y circule en la "ciudad", y que no solo flote sino que tenga Nueva York literalmente bajo los pies.
La disposición de los poliedros es tal que el conjunto parece a punto de derrumbarse, como cirros barridos por el viento.
La escultura, como algunas de las recientes instalaciones que gozan del favor de la Tate Modern de Londres, oscilan entre un espacio abstracto, que pueda dar que pensar sobre las estructuras físicas y sociales urbanas, y un artilugio de feria.
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