Si la teoría y la crítica arquitectónicas contemporáneas están lastradas por la confusa manera de escribir de los que somos arquitectos, y por la influencia de arquitectos y teóricos (¿?) ilegibles como Tschumi y Eisenman, la crítica de arte contemporánea padece un atraco de Derrida, Deleuze y el inevitable o inefable Foucault -alargada sombra que empieza a desteñir hasta en los estudios de arte antiguo, si bien los textos de Levi Strauss, no siempre claros, habían causado bajas, contrarrestadas, eso sí, durante años, por la escuela de antropología cultural francesa, hoy declinante, por desgracia.
El daño en Francia y en los Estados Unidos -no así en Gran Bretaña- ha sido considerable. No digamos en España. No hay crítica que no utilice términos como cartografía, geopolitíca o biopolítica.
Ayer, un periódico publicada la siguiente crítica de una muestra actual de arte latinoamericano en el Museo Guggenheim de Nueva York:
"Cuándo una identificación geopolítica pasa de ser una estrategia coyuntural de representación para transformarse en una fórmula aceptable ? [no se indica dónde se inicia la interrogación] La pregunta la formulo en el contexto de la exposición XXX (...) porque, a pesar de la favorable opinión que merece la muestra, me parece que las cartografías de nuestro tiempo, y las que exploran los artistas involucrados en esta muestra, han venido experimentando un giro que articula una ruptura con lo geográfico, a partir de formulaciones, posiciones y lenguajes abiertos o inconcluyentes de reconocimientos, identificaciones o proyecciones, ya sean locales o transnacionales (...) En esos argumentos descansa la relevancia y la probable influencia de esta muestra, inconclusa porque apunta hacia su propia continuidad."
Los intérpretes de la lengua sumeria tendrán trabajo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Supongo, apreciado Sr. Azara, que usted debe conocer el famoso libro "Imposturas intelectuales" de Sokal y Bricmont.
ResponderEliminarAqui tiene un buen enlace con una buena recensión:
http://biblioweb.sindominio.net/escepticos/imposturas.html
Saludos
¡En efecto!
EliminarJosep Montserrats dio una vez una conferencia que desató entusiasmos. Era la visión más lúcida del arte.
Al cabo de un rato, Montserrats explicó cómo la había escrito. Seleccionó las palabras más usuales en la crítica de arte. Las juntó al azar. El texto era incomprensible. No decía nada.
Había triunfado.
Desde entonces no le invitan más.