El libro comprende breves capítulos sobre dioses y héroes de la arquitectura en culturas antiguas mediterráneas, basados en entradas de este blog, y textos para conferencias y catálogos.
Texto de presentación:
El fin de la Edad Media fue un drama en el sur de
Europa occidental: los estudiosos y los artistas descubrieron que el mundo
greco-latino, que creían que seguía vivo y del que se consideraban los herederos,
había concluido un milenio antes. Este hallazgo, sin embargo, fue fructífero.
La reflexión y la creación antiguas podían ahora ser estudiadas –como un tema
ya cerrado-, y eran una fuente de ideas y formas que inspiraran a los artistas
modernos. Los creadores renacentistas no trataron de revivir las formas sino
las preocupaciones clásicas –traducidas a nuevas composiciones en las que la
antigüedad pagana y el cristianismo se
complementaban o se corregían entre sí. Tres siglos más tarde, tras el descubrimiento
de Grecia liberada, que el Imperio otomano que la colonizaba hasta entonces había
impedido recorrer, los artistas y los pensadores neo-clásicos se volcaron en la
recuperación minuciosa, arqueológica, de las formas clásicas griegas,
desatendiendo las ideas que vehiculaban.
Atender a la letra o al espíritu: ¿cómo tratar el arte
y la reflexión de la antigüedad?
Si no enjuiciamos correctamente el arte de hace unos
pocos decenios, es imposible que podamos valorar las obras de hace milenios. La
cultura, desde Mesopotamia a los mayas, nos quedará siempre lejos. Nunca
sabremos qué pensaban, cómo miraban y criticaban el mundo, ni cómo traducían en
obras sus impresiones mundanas y extra-mundanas. Pero podemos interpretar
aquéllas a partir de nuestra experiencia, nuestros juicios y prejuicios, como
si fueran todavía obras y reflexiones vitales que puedan dar la razón de
nuestra visión del mundo, y relativizar así la novedad de percepción y
traducción de lo que nos rodea. Estamos informados por los creadores del
pasado, aunque no podamos entender qué vieron y qué quisieron decir.
La creación artística y arquitectónica del pasado no
parecía una invención humana. Los artesanos y los artistas ejecutaban las obras
materialmente, pero se pensaba que empleaban técnicas ideadas por seres
superiores que les inspiraban, que incluso les ayudaban, de tal modo que los
artistas humanos ni se consideraban ni eran considerados como los verdaderos
autores conceptuales de las obras.
La creación, de un poema o de un edificio alteraba el
entorno u ofrecía un punto de vista crítico sobre el mismo. Esta alteración,
apreciada o despreciada, según qué culturas –si las ciudades eran una bendición
para los mesopotámicos, no pensaban lo mismo los profetas bíblicos-, estaba
guiada por dioses o demonios. Respondía a gestos y decisiones sobrehumanas.
Así, en todas las culturas, la ultimación del mundo, o su deformación, fue
iniciada por dioses y héroes que, a menudo, quisieron ayudar a la humanidad a
asentarse en el mundo, y transmitieron a algunos humanos –magos, artesanos y
artistas- los conocimientos o habilidades necesarias para llevar las tareas,
productivas y reproductivas, con las que habilitar la tierra.
Cuando
los arquitectos eran dioses propone textos cortos dedicados a
algunos de los principales dioses y héroes de algunas culturas antiguas
mediterráneas, a quienes se atribuían las técnicas edilicias, la ideación de
modelos arquitectónicos o urbanos ideales o celestiales, e incluso algunas
obras (templos, palacios y ciudades) terrenales.
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