El artista senegalés Ndiaye, que expone en este momento en Paris, es conocido por sus óleos que representan cines desaparecidos, cerrados o transformados en equipamientos muy distintos en diversas ciudades africanas, en Dakar, principalmente.
Cines aún activos en su infancia; equipamientos juzgados de manera contrapuesta: símbolos visibles del colonialismo, y portadores de la modernidad artística (un nuevo género artístico, la imagen en movimiento) y arquitectónica, juzgadas a su vez positiva o negativamente según la ideología o el ideario artístico del espectador.
Si bien algunos cines han sido derribados, dejando una herida no cerrada en la ciudad, otros han sido transformados en sedes de otros cultos, religiosos propiamente y no artísticos, en mezquitas -un signo de la vuelta al integrismo y una creciente mengua del laicismo.
Una mirada a un pasado reciente, hecho de luces y sombra, valores asociados también al cine, imágenes quietas de imágenes en movimiento, y de recuerdos.
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