Si, por casualidad, encuentra un pequeño cartel pegado a una puerta, o lee, buceando por internet, la noticia que La Compania Solitaria está a punto de interpretar Nòmades, no lo dude: lea bien dónde tendrá lugar la actuación, reserve de inmediato entradas por internet, y corra. Quizá no tenga otra oportunidad.
La Companyia Solitaria, que deslumbró con su obra de teatro anterior, titulada con el mismo nombre que la propia compañía (Premio Beca Desperta, de la Nau Ivanow, Barcelona, 2011), presenta ahora Nòmades, del mismo autor Aleix Aguilà.
Una pareja se refugia "en el norte", dónde ya no es posible seguir más adelante, un paraje asolado por un terremoto, y a la espera de un tsunami, que socava todos los cimientos físicos y emocionales. Ella es arquitecta y trata de construir algo más que de edificios, pero solo logra lo que las arañas levantan: telarañas que no unen sino que atan, y de las que solo se puede escapar con un desgarro. Él es médico, y trata de salvar todas las vidas que puede, menos las suyas.
La obra escapa a casi todas las convenciones del melodrama. El diálogo sigue por vericuetos inesperados. Recuerda las aceradas réplicas de Jonathan Franzen, en Libertad. La risa burlesca se desata cuando uno espera previsiblemente el llanto, o lo peor.
Gran interpretación, sobre todo de Júlia Barceló.
El texto no es lo único sorprendente. Las funciones tiene lugar en espacios imprevisibles: terrazas (como ayer, en la terraza de un piso de un excelente actor y amigo en Sants), jardines; acaso cementerios.
Se programa gracias a la página web de la compañía, y a Facebook. Una vez se reúnen unas veinticinco personas, que pagan cinco euros por la entrada y una cerveza, la función se organiza.
No todo es perfecto, ciertamente. El estrépito que asciende de las calles dificulta en alguna ocasión la audición -pero acrecienta la sensación de caos, y desamparo, que la obra evoca-; algún vecino, desde un balcón cercano, puede comentar en voz alta la obra. El viento hace tiritar por un momento.
Pero la obra, la interpretación, la calidez, la sorpresa y el poder asistir a una función bajo las estrellas, con la ciudad a los pies, una función sobre el desarraigo, desarraigo no buscado ( que destruye pero ayuda a saber quíen es uno y qué busca), supera con creces las posibles limitaciones. Como si de una obra, en tiempos pretéritos, se tratara.
No se añora el teatro cerrado.
Aunque el fin sea volver al teatro.
Imprescindible.
Quienquiera quiera ofrecer un espacio para esta obra, o quiera saber dónde tendrá lugar la próxima función, que consulte la web siguiente:
http://companyiasolitaria.blogspot.com.es/
Datos de contacto:
mail: companyiasolitaria@gmail.com
tel.: 666628279 / Natalia
y, también: http://aleixaguila.blogspot.com.es/
Quizá una próxima función acontezca en Tiana, cerca de Barcelona.