domingo, 22 de julio de 2012

La Companyia Solitaria: Nòmades (2012), de Aleix Aguilà (1977), o la araña y el arquitecto




Si, por casualidad, encuentra un pequeño cartel pegado a una puerta, o lee, buceando por internet, la noticia que La Compania Solitaria está a punto de interpretar Nòmades, no lo dude: lea bien dónde tendrá lugar la actuación, reserve de inmediato entradas por internet, y corra. Quizá no tenga otra oportunidad.

La Companyia Solitaria, que deslumbró con su obra de teatro anterior, titulada con el mismo nombre que la propia compañía (Premio Beca Desperta, de la Nau Ivanow, Barcelona, 2011), presenta ahora Nòmades, del mismo autor Aleix Aguilà.

Una pareja se refugia "en el norte", dónde ya no es posible seguir más adelante, un paraje asolado por un terremoto, y a la espera de un tsunami, que socava todos los cimientos físicos y emocionales. Ella es arquitecta y trata de construir algo más que de edificios, pero solo logra lo que las arañas levantan: telarañas que no unen sino que atan, y de las que solo se puede escapar con un desgarro. Él es médico, y trata de salvar todas las vidas que puede, menos las suyas.
La obra escapa a casi todas las convenciones del melodrama. El diálogo sigue por vericuetos inesperados. Recuerda las aceradas réplicas de Jonathan Franzen, en Libertad. La risa burlesca se desata cuando uno espera previsiblemente el llanto, o lo peor.
Gran interpretación, sobre todo de Júlia Barceló.

El texto no es lo único sorprendente. Las funciones tiene lugar en espacios imprevisibles: terrazas (como ayer, en la terraza de un piso de un excelente actor y amigo en Sants), jardines; acaso cementerios.
Se programa gracias a la página web de la compañía, y a Facebook. Una vez se reúnen unas veinticinco personas, que pagan cinco euros por la entrada y una cerveza, la función se organiza.

No todo es perfecto, ciertamente. El estrépito que asciende de las calles dificulta en alguna ocasión la audición -pero acrecienta la sensación de caos, y desamparo, que la obra evoca-; algún vecino, desde un balcón cercano, puede comentar en voz alta la obra. El viento hace tiritar por un momento.

Pero la obra, la interpretación, la calidez, la sorpresa y el poder asistir a una función bajo las estrellas, con la ciudad a los pies, una función sobre el desarraigo, desarraigo no buscado ( que destruye pero ayuda a saber quíen es uno y qué busca), supera con creces las posibles limitaciones. Como si de una obra, en tiempos pretéritos, se tratara.
No se añora el teatro cerrado.
Aunque el fin sea volver al teatro.

Imprescindible.

Quienquiera quiera ofrecer un espacio para esta obra, o quiera saber dónde tendrá lugar la próxima función, que consulte la web siguiente:

http://companyiasolitaria.blogspot.com.es/


Datos de contacto:
mail: companyiasolitaria@gmail.com
tel.:    666628279 / Natalia


y, también: http://aleixaguila.blogspot.com.es/


Quizá una próxima función acontezca en Tiana, cerca de Barcelona.

sábado, 21 de julio de 2012

Ignacio Tatay: Proyecto de Adhamiya en Bagdad (2011)



Video de presentación del proyecto ganador del concurso de arquitectura para la remodelación del barrio sunita de Adhamiya (unos 400000 habitantes) en Bagdad (2011-2012).
El proyecto debería empezar a construirse en 2013.

El proyecto es obra de AV62Arquitectos (Barcelona), Pedro García de Barrio (Córdoba) & Pedro Azara (Barcelona)
La financiación corre a cargo del Ayuntamiento de Bagdad con ayuda gubernamental.

(Próxima publicación) Arquitectures celestials (2012)






Arquitectures celestials


Pedro AZARA, Jesús CARRUESCO, Françoise FRONTISI-DUCROUX i Gregorio LURI (editors)

David CAPELLAS (coord.)


2012, Tarragona: Institut Català d’Arqueologia Clàssica
Documenta, 21
151 pàgines
Textos en francès, castellà, català i anglès, i resums en anglès
Amb la col·laboració de la Universitat Politècnica de Catalunya
ISBN: 978-84-939033-0-5
PVP: 29 €



Aquest aplec de 14 articles prové de les aportacions al Col·loqui internacional sobre arquitectures celestials, que va tenir lloc al Centre de Cultura Contemporània de Barcelona els dies 13-15 de setembre de 2006, organitzat per Pedro Azara (UPC-ETSAB), Françoise Frontisi-Ducroux (Centre Louis Gernet, París) i Gregorio Luri (Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED).

Se trata de las actas de un congreso sobre el tema de las arquitecturas celestiales, común a todas las culturas, centrado en el mundo occidental y del Próximo Oriente: moradas divinas, arquitecturas y ciudades ideales o utópicas, siguiendo los modelos del palacio aéreo que el patrón de los arquitectos, el apóstol Tomás, construyó (literalmente, levantó) para el rey de la India Gundosforo, de la Jerusalén celestial, el palacio suspendido en los aires del rey-sacerdote Juan, y de Laputa, la isla construida, situada en lo alto, que Swift describió en Los viajes de Gulliver
El congreso tuvo lugar en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en 2007.
Las actas están financiadas por el Departamento de Composición arquitectónica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC).

De próxima aparición (septiembre de 2012)



Texto presentación:

(versión castellana)

La arquitectura se construye para albergar "almas" (una ciudad o un pueblo se compone de "hogares", está poblado de un número de "almas"; una ciudad vacía o adormecida es una aglomeración en la que no hay un "alma"), pero éstas no están necesariamente en la tierra.

De hecho, numerosos mitos y leyendas cuentan la existencia de arquitecturas, bien construidas, edificadas no en la tierra sino en los aires. El mismo patrón de los arquitectos, el apóstol Tomás, se convirtió en un arquitecto modélico precisamente porque levantó (en todos los sentidos del verbo) un palacio sorprendente, cuajado de piedras preciosas: suspendido en el cielo.

Este tipo de construcciones no son infrecuentes: desde las moradas divinas -los dioses siempre viven en construcciones refulgentes suspendidas- hasta LaPuta, la ciudad utópica descrita por Swift, el tema de la arquitectura no marcada por el peso, la gravedad de la materia, ha rondado el imaginario humano en casi todas las culturas.

Arquitecturas Celestiales recoge una parte de las ponencias presentadas en un congreso, organizado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y el Institut d´Humanitats en 2007, sobre arquitecturas aéreas en el mundo antiguo, desde Mesopotamia y el templo flotante de Apolo en Delfos hasta la Jerusalén celestial, tanto la descrita en la Biblia cuanto sus representaciones medievales. Estas arquitecturas, soñadas, se "alzan" como sueños, modelos inalcanzables y siempre deseados. Hacen soñar y son fruto de ensoñaciones. Activan el deseo de vivir plenamente. Son, por tanto, necesarias.


(versión catalana)

L'arquitectura es construeix per albergar "ànimes" (una ciutat o un poble es compon de "llars", està poblat per un nombre d’"ànimes", una ciutat buida o adormida és una aglomeració en què no hi ha cap "ànima") , però aquestes “ànimes ” no estan necessàriament a la terra. De fet, nombrosos mites i llegendes expliquen l'existència d'arquitectures, ben construïdes, edificades no a la terra sinó en l'aire.

El mateix patró dels arquitectes, l'apòstol Tomàs, es va convertir en un arquitecte modèlic precisament perquè va aixecar (en tots els sentits del verb) un palau sorprenent, ple de pedres precioses: suspès en el cel. Aquest tipus de construccions no són infreqüents: des de les morades divines -els déus sempre viuen en construccions refulgents suspeses- fins Laputa, la ciutat utòpica descrita per Swift, el tema de l'arquitectura no marcada pel pes, la gravetat de la matèria, ha rondat l'imaginari humà en gairebé totes les cultures.

Arquitectures celestials recull una part de les ponències presentades en un congrés, organitzat per l'Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Barcelona i l'Institut d'Humanitats el 2007, sobre arquitectures aèries al món antic, des de Mesopotàmia i el temple flotant d'Apol·lo a Delfos, fins a la Jerusalem celestial, tant la descrita a la Bíblia com les seves representacions medievals. Aquestes arquitectures, somiades, "s'alcen" com somnis, models inabastables i sempre desitjats. Fan somiar i són fruit de somnis. Activen el desig de viure plenament. Són, per tant, necessàries.





viernes, 20 de julio de 2012

David Butler (1894–1979): Just Imagine (1930)



Nueva York en 1980 tal como era soñada en 1930

Charles Olson (1910-1970): "Restoration of the human house" (1951)

La ciudad, unión de conocimiento y cultura, según Olson:

Ya escribimos hace unos meses acerca de la importancia del poeta norteamericano Charles Olson en la reevaluación del arte sumerio como fuente de inspiración para el arte contemporáneo, en los años cincuenta. amigo de John Cage y Robert Rauschenberg, organizó la que quizá fuera la primera "performance" de la historia, en el Black Mountain College donde enseñaba junto con aquéllos.
Su entusiasmo por las "formas" compositivas sumerias (que descubrió a través de las traducciones de textos sumerios, de Samuel Noah Kramer) determinó su propia poética, que está en el origen de algunas de las formas artísticas contemporáneas más valoradas hoy, desde el Letrismo hasta los Situacionistas y Fluxus.

Los textos teóricos de Olson -un escritor volcánico- no han sido aún mayoritariamente publicados.
Su ensayo fundamental, editado finalmente en 1965, se titula Human Universe. Postula una "restauración de la casa humana", una vuelta al hogar común, que pasa, necesariamente, no tanto por Grecia, cuanto por Mesopotamia, considerada la cuna y la fuente de la civilización, el origen de de cómo el hombre habilitó el espacio y se hizo humano habitando.

Olson escribía lo siguiente -la cronología no era lo suyo, pero pese a los errores, perdura el deseo de retornar a Súmer, no para imitar las formas sumerias, sino para inspirarse en su manera de relacionarse con el mundo y de reflejar esta relación-:

"From 3378 BC (date man´s 1st city, name and face of creator also known) in unbroken series first at Uruk, then from the seaport Lagash out into colonies in the Indus Valley and, circa 2500, the Nile, until date 1200 BC or thereabouts, civilization has ONE CENTER, Sumer, in all directions, that this one people held such exact and superior force that all peoples around them were sustained by it, nourished, increased, advanced, that a city was a coherence which, for the first time since the ice, gave man the chance to join knowledge to culture and, with this weapon, shape dignities of economics and value sufficient to make daily life itself a dignity and a sufficiency."
(Charles Olson, "The Gate and the Center", Human Universe, en Donald Allen y Benjamin Friedlander (eds.), Collected Prose. Charles Olson, University of California Press, Berkeley y Los Ángeles, 1997, p. 170).

En el vigésimo aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 (Ara que té vingt anys. Un cuento olímpico)

Se celebra esos días el vigésimo aniversario del inicio de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.

jueves, 19 de julio de 2012

Viajes a Siria



Anuncio en Damasco / Idlib, noviembre del 2010.

Desde 1995 fuimos varias veces a Siria. Estuvimos trabajando, a principios de otoño, durante cuatro años, en una misión arqueológica francesa a orillas del Éufrates cabe la frontera iraquí (Tell Massaïk, y Terqa). La última vez en noviembre de 2010. Recorrimos una decena de veces el país. Vivimos varios meses, en diversos periodos breves. Nos gustaba pararnos en Palmira, tomar una sopa de lentejas en la terraza del hotel Zenobia, en medio de las ruinas, construido en tiempos de la reina Victoria de Inglaterra, antes de seguir la carretera hasta Deiz es-Zor. De vuelta, ¿quién no gustaba detenerse en la angosta terraza cubierta del Café de los cuentos detrás de la mezquita de los Omeyas en el centro de Damasco, o tomar un shawarma en un puesto, abierto a una calle peatonal angosta, frente al café?
Los institutos Cervantes y Francés, en Damasco eran paradas obligatorias. Los baños turcos o árabes, en una callejuela cubierta del zoco de Damasco, ineludibles, así como los patios del Instituto Danés, en una casa damascena del siglo XVIII, en el corazón de la capital, de altos techos de madera labrada que cubrían los diwanes, admirablemente restaurada. Aunque llevaban tres años cerrados por una restauración que no parecía avanzar, los baños del siglo XVI, al pie del tell de Alepo, en el centro de la ciudad, fueron durante años los mejores quizá del Próximo Oriente.
Siria parecía un paraíso, el sueño orientalizante para muchos occidentales. ¿Cómo es que nos equivocamos tanto?
No prestamos atención a las quejas de comerciantes y despachos que tenían secretamente que adquirir direcciones electrónicas en el Líbano para sortear la censura del gobierno. Sabíamos que se trataba de una dictadura, que Hama había sido destruida hasta los cimientos en los años ochenta, que la burocracia tal puntillosa -e ineficaz- que muchas decisiones no se tomaban, que la corrupción era generalizada sobre todo en las zonas más orientales (el director del Museo de Deir es Zor había sido por fin encarcelado. Los ingentes fondos alemanes para la construcción de este museo, en los años noventa, habían desaparecido, sin que se hubieran podido conectar siquiera los lavabos a la red general. Los presupuestos que el gobierno destinaba a estas zonas llegaban solo a algunos bolsillos). Vigilantes del Museo de Palmira ofrecían piezas  expuestas a los visitantes. Esos incidentes eran minucias, obviamente, ante lo que desconocíamos. Obras del Museo de Damasco desaparecían. Piezas de arqueología salían ilegalmente del país, gracias a la complicidad de guardias de la frontera comprados, y se vendían, por ejemplo, en Barcelona, violando todas las convenciones.
Los cinturones de miseria en Damasco y Alepo crecían de año en año. Las diferencias sociales eran abismales. Las riberas del Éufrates, un estercolero. La polución provocada por industrias pesadas, causa de graves enfermedades. Sin embargo, Siria cargaba, sin recibir ayuda, con una emigración masiva iraquí, que no hallaba trabajo.
Pero el integrismo, durísimo, subía desde los años noventa. Aunque el régimen parecía controlarlo -a duras penas-. El país era laico. Tenía vida nocturna. Se tomaba vino en el barrio cristiano. Las tiendas vendían los recuerdos que muchos occidentales soñamos tener. Los pistachos eran grandes y baratos -al menos, para nosotros.
Sabíamos -una vez nos perdimos de noche por aquellos parajes- que el presidente vivía en una fortaleza situada en lo alto de la ciudad: una perfecta traducción arquitectónica de las diferencias sociales, que no quisimos ver. Siria no tenía harenes. Pero, para nosotros, como si los tuviera. Siria era el país ideal para probar sabores orientales sin problemas ni "peligros". Un sueño colonial. No hubiéramos soportado la décima parte de las penurias, las miserias administrativas, las amenazas (veladas o no), las suspicacias, si hubieran acontecido en España. Nos parecían ¿exóticas, quizá? Fumaban pipas de agua, tomaban té, vendían alfombras (es decir, fumábamos pipas de agua, tomábamos té y comprábamos alfombras que aquí nos hubieran parecido rancias). parecían felices. Queríamos creer que lo eran. para acentuar nuestras desgracias. Hasta Angelina Jolie se había paseado por los callejones damascenos y, vestida como para ir a la Meca, había practicado caritativas obras de cooperación.
No quisimos ver nada. Pese a las advertencias de algunos diplomáticos, Siria nos parecía posee las virtudes que echamos en falta en los países occidentales. y ya nos iba bien. Nos reconfortaba.
Quizá alimentamos lo que está ocurriendo ahora.
Nunca fuimos tan ciegos. Ingenuos. O hipócritas.