lunes, 27 de noviembre de 2023

Picasso: Dibujar a lo infinito (Centro Georges Pompidou, París, 2023), o cómo ahogarse voluntariamente


















 

Fotos (menos una de Google Image): Tocho, Centro George Pompidou, Paris, noviembre de 2023


Una exposición con mil obras es imposible, de montar, pagar y visitar. No invita a entrar. Se hace cuesta arriba. Si el montaje se dispone como un laberinto, el rechazo es aún mayor.

El Centro George Pompidou se ha enfrentado a este reto. Y ha salido victorioso. La exposición con mil dibujos de Picasso, en la que no sobre ni uno; solo podía hacerse con este artista.

La exposición-o la obra expuesta, desde obras primerizas, realizadas en La Coruña, en el siglo XIX, hasta retratos últimos de 1972- acalla cualquier crítica, recelo o comentario.

Dibuja un mundo ante el que solo cabe la mudez casi incrédula. El mundo de Miró es pequeño, repulsivo el de Dali, juguetón, irónico, agudo, lleno de ocurrencias sin plasmación plástica eficaz, el mundo de Duchamp. El mundo de Picasso abruma. Poblado de figuras que miran a los espectadores con distancia y superioridad. El visitante se siente permanentemente observado, escrutado, sin que logre acercarse y menos adentrarse. Las figuras son hieráticas guardianas de un universo fascinante e inaccesible. Cualquier obra desafía las previsiones, desde las crucifixiones hasta los dibujos realizados sobre obras anteriores borradas, desde los dibujos corregidos por errores hasta figuras realizadas con un solo trazo continuo. Picasso es cruel: dibuja un mundo rodeado de un foso. Pese a todos los esfuerzos sólo se consigue otear una parte desde lejos. Es agotador, desconcertante por su riqueza y su inverosimilitud, su hierática perfección, y su amoralidad. Todo ocurre, sin que le se pueda juzgar pues las reglas, las leyes comúnmente aceptadas no rigen. Un mundo propio, superior, intimidarte, desesperante. Uno quiere adentrare y no puede pues los caminos son demasiado numerosos, zigzagueantes, imposibles de seguir sin perderse.

La mejor, la más inhumana exposición sobre Picasso que expone crudamente el peso omnipotente de un universo que se plantea como un yacimiento arqueológico extenso, con multitud de capas, a las que se intenta llegar sin mapas ni intuiciones seguras. Nada es lo que parece y lo que se descubre deja sin aliento y a menudo sin esperanza.


https://www.centrepompidou.fr/es/programa/agenda/evento/kVxyAVk




domingo, 26 de noviembre de 2023

VAN GOGH Y EL ARTE EGIPCIO

 


Cabeza egipcia, 1890


Pese a que Vincent Van Gogh (1853-1890) interpretó en numerosas ocasiones cuadros de otros artistas, a menudo barrocos, como Jordaens o, más recientes, como Delacroix, es difícil asociarlo a la interpretación del arte antiguo y, menos, egipcio.

Sin embargo, el arte egipcio le fascinaba, sólo deseaba visitar la casa egipcia faraónica del apartado sobre Viviendas de la historia en la Exposición Universal de París de 1889 , y su interés por esta cultura antigua, suponen algunos estudiosos, estaría en relación con su culto al sol, tanto por parte de los egipcios, como del propio artista, durante sus estancias en el sur de Francia, un culto sereno y sostenido, ejemplificado en el rostro anguloso de la efigie de un faraón -que copió no de una obra antigua, sino de un elemento decorativo arquitectónico en terracota, signo de la creciente egiptomania decimonónica. 


Este dibujo se expone en la deslumbrante exposición sobre el año año en la obra de Van Gogh, actualmente en París :


http://www.musee-orsay.fr/es/agenda/exposiciones/van-gogh-en-auvers-sur-oise

sábado, 25 de noviembre de 2023

JACOB EPSTEIN (1880-1959): MONUMENTO FUNERARIO A OSCAR WILDE (1911)


















 

Fotos: Tocho, noviembre de 2023


No lejos del acceso sur del extenso cementerio parisino del Père Lachaise, un silencioso  parque arbolado, sobre un leve montículo, salpicado de hojas pardas y rojizas que  el frío sol otoñal alumbra, una luminosa mañana despejada por el viento, se halla uno de los monumentos que inició la estatuaria moderna, pero -¿por qué?-  que, a la vez, recreó la estatuaria mesopotámica: el monumento funerario a Oscar Wilde, fallecido en París, arruinado y repudiado socialmente por sodomia, a principios del siglo XX, obra del escultor norteamericano Jacob Epstein.

El volumen paralelepipédico, de gran tamaño de piedra maciza no pulida, en cuya parte trasera se ubica discretamente el acceso al interior, presenta una cara principal recorrida, en su parte superior, por un terso ser alado, de rostro serio, tendido, que parece surcar la tumba como si quisiera llevarse al difunto y alzarse con él, inspirada en los toros alados neo-asirios que Epstein descubrió en el museo británico en Londres. El relieve causó escándalo porque quedaba claro que los  ángeles tenían un sexo (masculino), visible y preeminente, por lo que la figura fue emasculada, restaurada con una prótesis, y finalmente dejada mutilada. Hoy, el monumento, sobre el que suelen descansar un ramo de flores, está protegido por paneles de vidrio para evitar atentados o excesivos entusiasmos. 

A unos pocos metros, un monumento de mármol negro pulido  contiene los restos del poeta surrealista francés Raymond Roussel, tan denostado e incomprendido, aunque por su estilo literario, y no de vida, como Oscar Wilde 



CYNTHIA (1930-1987)
















 Una figura, tan enigmática como Greta Garbo, reinó en los ambientes “aristocráticos” y el mundo de la moda en Nueva York en los años 30 y principios de los 40 del siglo pasado. Fue un maniquí, una estrella de Hollywood, una comentarista con una columna periodística, y un “icono” de la moda. No se cuentan el número de seguidores que tenia.

Su porte era perfecto. Todas las actrices de la época vistieron y se peinaban como ella, aunque los trajes de alta costura y las joyas que Cynthia -tal era el apodo que utilizaba- no estaban al alcance ni siquiera de las estrellas de cine mejor pagadas. No había fiesta ni estreno -de cine, teatro y ópera, cuyo palco, regalo de la institución, atraía todas las miradas- que no contara o soñara con contar con la presencia de esta modelo que posaba en los escaparates más notorios de Nueva York. Sus tardes en las más reputadas coctelerías provocaban colas en la entrada. Fue portada de la revista Lif, que le dedicó todo un número. Aunque un programa de radio en directo que protagonizaba causaba, cuando se emitía, que medio Estados Unidos se paralizara, una laringitis permanente la forzaba a posar sin abrir la boca. La tersura de su piel casi que no requería que se expresara para hipnotizar. El final de la Segunda Guerra Mundial y un cambio del gusto que dio la espalda al Hollywood dorado de los años treinta, junto con una grave caída, llevó a Cynthia al ocaso, pese a que su Pigmalión, Lester Gada (1907-1987), un artista que se adelantó a Andy Warhol unos treinta años, trató que su fama no cesara.

Cynthia no podía envejecer. Era inconcebible que lo hiciera. Las arrugas no podían desdibujar su rostro. Y no lo podían hacer porque su rostro respondía literalmente al célebre anuncio de un jabón que utilizaban las estrellas para mantener terso el cutis. Cynthia era la figura que más sabía de las bondades de este producto. Porque Cynthia estaba hecha de jabón. Se trataba de un maniquí hiperrealista, obra del escultor y escaparatista, “casado” con Cynthia, Lester Gada, quien la modeló utilizando este novedoso e insólito  material (sobre un alma de yeso), que no se deformaba como la cera con el calor. Aunque una involuntaria caída partió a Cynthia al final de la Segunda Guerra Mundial, Gaba la restauró. Mas, el hechizo se había quebrado. Hoy yace olvidada.


Agradecimientos al estudiante de arquitectura Davide Fabbro por este descubrirnos a Cynthia.

 

jueves, 23 de noviembre de 2023

BRUCE BRUBAKER (1959): INNER CITIES (CIUDADES INTERIORES, 1995)

 

 Sobre este compositor norteamericano, véase este enlace

La morada de los dioses

 Los cultos no se reducen a unas pocas y esquemáticas descripciones. 

Pero, en líneas generales, podríamos decir que templos, santuarios y espacios sagrados de culturas (más que religiones) politeístas son la mirada de la divinidad cuyo acceso está vetado a los humanos, so pena de sufrir graves daños. Tan solo determinados sacerdotes o servidores están autorizados a acceder al interior de estos espacios acotados, sagrados, en el sentido originario de la palabra latina sacer: vetado, prohibido, precisamente por el peligro que conlleva su contacto para quién no está debidamente preparado y aceptado por la divinidad.

El templo cristiano es un lugar de encuentro entre un mortal y un inmortal. La divinidad no mora en el templo. Pero accede a encontrarse con el fiel durante la ceremonia litúrgica. Las paredes del templo acogen efigies de la divinidad y de la corte celestial, pero estos seres sobrenaturales no se hallan en la iglesia. Las imágenes son como interruptores que al activarse cuando el fiel se postra ante aquéllas permiten que el fiel puede acceder al ser sobrenatural representado (un santo, un ángel, un profeta, etc), aunque no garantiza que el contacto vaya necesariamente a establecerse.

La sinagoga se halla entre el edificio de culto y el profano. Sinagoga significa espacio de reunión. La reunión puede tener fines propiamente religiosos, satisfaciendo el culto a la divinidad, pero también estrictamente educativos, ayudando a la lectura y la interpretación de un texto. La sinagoga se acerca a la universidad anterior al siglo XVIII, llamada Estudio General, o a las Academias literarias creadas en el siglo XVII en Europa, lugares dedicados al estudio y la discusión libresca, a menudo de textos religiosos pero también filosóficos. Desde luego, la divinidad no se halla en la sinagoga.

La mezquita, como la iglesia y la sinagoga, es también un espacio de encuentro. Mas éste es un encuentro enteramente humano que permite dirimir cuestiones humanas. La mezquita es un edificio profano, comunitario, donde la colectividad se encuentra y discute de temas que afectan a la comunidad. Cada miembro puede también honrar a la divinidad, pero no tiene porque hacerlo cuando accede a la mezquita, que cumple así las funciones de un servicio comunitario y ofrece educación, sanidad y alimentos, básicos para el cuerpo, así como servicios espirituales, importantes pero no exclusivos. Al igual que en el cristianismo y el judaísmo, la divinidad no solo no vive en el edificio sino que no tan siquiera existen imágenes que facilitan el encuentro imaginario o interior entre el fiel y la divinidad.

Del témenos a la mezquita se dibuja un camino en el que la divinidad se desvanece, ya no se muestra ni tan siquiera es concebible inimaginable y, por tanto, el encuentro ya no está vetado pero tampoco requiere un lugar preciso de encuentro. Teresa de Jesús , de ascendencia judía, bien decía que la divinidad puede hallarse en los pucheros. 

martes, 14 de noviembre de 2023

CHRISTOF KLUTE (1966): LE CORBUSIER, UNITÉ D’ HABITATION (MARSELLA, 2002-2004)











Christof  Klute es un fotógrafo alemán de arquitectura, dedicado, entre otros edificios, a reflejar el “espíritu” del bloque de pisos, llamado Unidad de habitación (?), del arquitecto suizo Le Corbusier, en Marsella, con una serie de imágenes que traduce bien la impresión que sus corredores interminables producen.

No hace  falta apuntar que una de las fotos no es de Klute….

Una fundación privada suiza presenta una antología dedicada a este fotógrafo :

https://rolla.info/home?lang=eng