Los estudiosos siguen inquiriendo sobre las razones que llevaron a que la ciudad apareciera en el IV milenio aC en un territorio tan inestable como el delta del Tigris y el Eúfrates.
Se ha intentado mostrar que la estructura urbana también se dió, casi simultáneamente, en el valle del Indo, en Irán, en Centroasia, pero los resultados no son concluyentes. Además, la cultura sumeria es la primera en la que la ciudad constituye el centro de la vida tanto en el mito como en la realidad.
Dado que la irrigación, mediante la construcción y el mantenimiento de canales, la escritura, la realeza, y el ejército estable, son realidades o instituciones, creadas simultáneamente con la vida urbana, que también se dieron por primera vez en Sumer, se ha intentado demostrar que están relacionados. La agricultura, en un territorio desértico (fuera de los estrechos márgenes fértiles de los ríos), carente de lluvias, necesitaba irrigación; el trazado de canales era imprescindible, por lo que se requería un gobierno fuerte, capaz de planificar un territorio extenso, llevar a cabo las obras y defenderlas de los atacantes que descendían de las altiplanicies asiáticas. Al mismo tiempo, el reparto justo del agua y de las cosechas necesitaba de un sistema de cálculo y de anotación.
Sin embargo, todas estas teorías, convincentes, han sido desmontadas. No se logra hallar una única causa a la aparición de estructuras sociales y espaciales, aún vigentes en las sociedades humanas.
Los primeros mitos de los que se tiene constancia son, lógicamente (dada la existencia primeriza de la escritura), sumerios (y, un poco más tarde, egipcios -la cultura egipcia, por cierto, salvo en períodos tardíos, quizá por influencia de las colonias griegas en el delta del Nilo, no poseyó ciudades). Los mitos cuentan la vida de los dioses (los primeros panteones de la historia conocidos son también sumerios).
Se ha pensado a menudo que los panteones, encabezados por dioses superiores, bajo el mando de los cuales se disponían divinidades menores o a quienes se encomendaban tareas muy específicas, reflejaban la organización social humana bajo el mando de un rey, de una casta sacerdotal, y de un ejército. De algún modo, el mundo de los dioses sería una imagen ideal (distorsionada) de la vida de los hombres, forjada para legitimar las estructuras sociales.
Los mitos sumerios cuentan la vida de los dioses encabezados por An. Éstos moraban en palacios y ciudades. Estas estructuras tienen un gran protagonismo en los mitos. Todo acontece en ciudades (reales), en un tiempo anterior al de los hombres. Son construcciones magníficas, complejas, imposibles de hallar en la tierra. Palacios aéreos o submarinos, construidos con materiales preciosos (metales, marfil, maderas nobles) y ornados con gemas deslumbrantes; torres altas como montañas; intrincados interiores, perfectamente articulados, mágicamente iluminados; plantas laberínticas como tejidos minuciosamente urdidos; jardines lujuriantes; el hábitat de las divinidades no tenía nada que ver con el de los humanos. Su perfección y su complejidad eran imposibles de alcanzar en la tierra. Los palacios de An, Enlil, Enki recuerdan las construcciones futuristas de las novelas de Julio Verne.
Las ciudades del futuro, que los novelistas de los siglos XIX y XX han descrito reiteradamente, están basadas en las ciudades reales. Pero también poseen elementos imposibles de construir en el presente: una pléyade de vehículos que surcan el cielo, autopistas sobre varios niveles, dispuestas en alturas vertiginosas, edificios prodigiosamente altos, etc... Años o siglos más tarde, estas ensoñaciones (o estas pesadillas) acaban haciéndose realidad. Los rascacielos de mil metros de altura, que hoy se pretenden construir en Dubaï, Shanghai o Chicago, habrían satisfecho a los más enloquecidos autores de ciencia-ficción del siglo pasado.
¿Qué fue, entonces, lo primero? La ciudad "terrestre", a partir de la cual se concibió la ciudad de los dioses, o fueron las moradas divinas, descritas por los poetas (quizá como un medio para invocar la buena suerte, para soñar en una sociedad organizada, pese a las dificultades del entorno, para huir de una realidad hosca y descontrolada), las que, posteriormente, fueron "imitadas", con los medios disponibles, en la tierra?
Varios mitos y crónicas coincidentes sumerias contaban que la ciudad (cinco ciudades, en verdad, entre ellas la ciudad santa de Eridu, de la que Enki era el dios protector) y la realeza habían descendido (en tiempos antediluvianos) del cielo. Los mitos suelen decir, de manera más o menos imaginativa, la verdad.
Entonces, la razón que llevó a la aparición de la ciudad y de todas las estructuras necesarias para el control del entorno, ¿no podrían haber sido los mitos, las epopeyas y las leyendas, forjadas durante milenios o siglos, oralmente -la necesidad de cuya permanencia habiendo requerido la invención de algún sistema de transmisión y fijación como es la escritura-, a causa quizá de un entorno hostil (que activaría la imaginación creadora de ficciones, de mundos luminosos y perfectos, para poder ser soportado)?
Es posible que un día el hombre se haya sentido capaz y seguro de construir en la tierra lo que los vates soñaban o imaginaban. La ciudad habría sido un sueño hecho realidad.
En los inicios fue la imaginación.
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