lunes, 31 de diciembre de 2018

AKRAM ZAATARI (1966): IRAQI RUINS & ARCHAEOLOGY (RUINAS IRAQUÍES & ARQUEOLOGÍA, 20!7)




La capital del Líbano, Beirut, es hoy, pese -o ¿debido?- a la tensión política (y tras una guerra civil devastadora que concluyó hace veinte años, con un rebrote hace catorce años). uno de los centros de arte contemporáneo más activos del mundo, con artistas libaneses, palestinos, jordanos y sirios que tienen algo qué contar y saben cómo hacerlo.
Se presenta en estos momentos una exposición antológica del artista libanés Akram Zaatari en Beirut. Suele trabajar a partir de fotografías y documentales hallados entre ruinas. Imágenes borradas, dañadas, rotas que rescata no para restaurarlas sino para preservar su "dignidad": son testigos olvidados del daño sufrido por una comunidad -y de la vida perdida de ésta. Zaatari trabaja como un arqueólogo: Extrae, cuida, y preserva las huellas del tiempo. No borra las marcas: son signos de la vida de la imagen, de lo que ha acaecido en su entorno, de lo que estas imágenes fragmentadas o borrosas son los únicos testigos. 
La serie titulada Ruinas iraquíes comprende seis fotografías -se muestran dos aquí- de archivos fotográficos: carpetas que contienen sobres plastificados que protegen un gran número de negativos y fotografías, no siempre en buen estado. Forman parte del ingente archivo fotográfico del arquitecto iraquí Rifat Chadirji -de más de noventa años, aún vivo, refugiado en Londres y Beirut, el mejor arquitecto iraqí de la historia, de quien el arquitecto español Ricardo Bofill se declaró discípulo en los años sesenta y setenta-. A fin de preservarse y restaurarse, fue entregada a la fundación fotográfica creada por Zaatari, The Arab Image Foundation, que no halló los fondos necesarios para su conservación. finalmente, el archivo fue depositado en la fundación suiza del Aga Khan. Tan solo quedan esas fotografías de algunos álbumes del paso del archivo por la colección de Zaatari.
Arqueología es otra serie reciente, de la que se muestra una imagen: fotografías de fotos sobre placa de cristal, muy dañadas, de atletas libaneses, de los años veinte, halladas en un almacén devastado en la castigadas ciudad de Trípoli, cabe la frontera siria, en las que Zaatari ha mantenido el polvo, la mugre, las manchas que han corroído las placas -y ya forman parte de éstas-, dejando al descubierto, milagrosamente, partes de los cuerpos de los atletas convertidos en estatuas rotas.

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