miércoles, 29 de septiembre de 2010
Trisha Brown Company: Planes (Planos) (1968)
El Museo de Arte Contemporáneo de Lión (Francia) (MAC) presenta una exposición antológica de la creadora norteamericana Trisha Brown (del 11 de septiembre al 31 de diciembre de 2010), una de las tres o cuatro mejores bailarinas y coreógrafas de danza contemporánea, cuyas obras aúnan danza, música, artes plásticas e instalaciones, diluyendo las fronteras entre danza, "performance" e instalación, expuestas en teatros y ferias de arte (Documenta).
Varios de los espectáculos no tienen lugar en el espacio sino en los límites de éste. Planes (1968) es quizá uno de los ballets más célebres del s. XX: los bailarines danzan sobre los planos verticales, los muros que encuadran un vacío, planos sobre los que se proyectan imágenes, fundiendo figuras y fondo, escenografía y acción. El plano horizontal, sobre el que siempre se desarrolla el teatro, la música y la danza, ante un telón de fondo, de pronto se yergue, y es la tarima, y el vacío, los que actúan como decorado escenográfico, mientras la acción acontece en los márgenes. La vida, que siempre acontece a ras de suelo, se alza y asciende, transformando los muros o los planos verticales, que siempre encuadran, delimitan, encierran, en la base, el germen de un acontecer.
Trisha Brown, que empezó como bailarina, danza sobre un plano horizontal blanco. Los útiles de dibujo que sostiene dejan las huellas del movimiento del cuerpo en el papel. La danza es la causa del dibujo, pero éste también apela a determinados movimientos para que la composición plástica se termine. Si el dibujo clásico guarda la traza del movimiento de la mano, aquí, todas las convulsiones del cuerpo quedan registradas. Baila para dibujar; dibuja para la danza. El arte del movimiento (o en movimiento) se une con el arte del instante detenido. El dibujo se completa (y puede contemplarse entero) cuando cesa la danza; pero deja de tener sentido, pues éste solo existe cuando y mientras el intérprete baila y dibuja. La grafía es el registro de una palpitación.
Por su parte, Set and Reset (1983) es una obra casi mítica, con música de Laurie Anderson y escenografía de Robert Rauschenberg.
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