miércoles, 21 de noviembre de 2012

La medida del tiempo y de los bienes en Mesopotamia






Los sumerios disponían de pesos perfectamente calibrados. La unificación de éstos, adoptados en todo el sur de Mesopotamia, fue obra de los reyes Ur-Nammu y su hijo Shulgi, de la llamada Tercera Dinastía de Ur, a finales del tercer milenio.

Estos pesos eran de piedra dura, granito o diorita, habitualmente. Tenían una forma lisa, perfectamente tallada. Servían para pesar bienes comerciables (cereales, líquidos, materiales, etc.) así como la plata (presentada en forma de delgados lingotes dispuestos en espiral que se portaban como alargados brazaletes) que se cortaba y se pesaba para concluir una transacción comercial.

Aunque existen pesos geométricos, la mayoría se asemejaban a estilizadas esculturas naturalistas: representaban patos, las patas recogidas,, el cuello vuelto y la cabeza apoyada sobre el dorso. La imagen se asemejaba al de un ánade descansando sobre las aguas.

Estos pesos tenían varios tamaños; los más pequeños poseen unos pocos centímetros de largo; los más grande, más de cincuenta, con un peso considerable.

La razón de la iconografía más habitual -la imagen de un pato- no está clara, pero no reside en el significado de la palabra. Acontece que, en diversas culturas, la egipcia, por ejemplo, el pato midía el paso del tiempo: daba la medida del tiempo. Su llegada anunciaba el buen tiempo, el de la siembra y, sobre todo, de las cosechas. Cuando las espigas se agostaban y los campos quedaban yermos, con la llegada del otoño, los patos emigraban.
En el imaginario de estas culturas, la medición de los bienes (su peso) no se distinguía de la medición del tiempo y del espacio. Las tres medidas estaban necesariamente relacionadas. La abundancia de bienes estaba en relación con extensos campos bien cultivados, lo que se producía con la llegada de la buena estación. La llegada de bandadas de patos simbolizaba, o activaba incluso, el tránsito de la estación que nada ofrecía a la que florecía, como si los bienes hubieran sido un regalo.

El pato evocaba la correcta medición del tiempo y del espacio, la vida en sintonía con el tránsito de las estaciones. El ave, en general, es portadora de augurios, y los patos portaban buenas nuevas. Bajo su peso, la justicia, asociada al estío, se practicaba necesariamente. El pato garantizaba un reparto equitativo: los bienes, siempre que no escasearan, serían divididos justamente, y el intercambio entre el bien y la plata llevado a cabo juiciosamente. De algún modo, el pato recordaba el peso de la ley, bajo la onmipresente figura del sol cuando los trabajos del campo se daban por finalizados y las transacciones podían llevarse a cabo.  

Hoy, lo que vuela es el dinero.

3 comentarios:

  1. hola me sirvo en....nada porque no tenia sobre eso pero creo que me sirvió en algo.... aprender un poco mas sobre otras culturas.

    ResponderEliminar
  2. Me pareció leer a Cantinflas, aunque más refinado y culto. Pero se habló mucho y no se dijo nada... Bueno, al menos yo no encontré nada de lo que buscaba, y valla que buscaba!

    ResponderEliminar