sábado, 23 de noviembre de 2013

Máscaras funerarias egipcio-romanas (Museo Arqueológico de la Universidad Johns Hopkins, Baltimore)












Fotos: Tocho, Baltimore, noviembre de 2013

Así como la momificación de los cuerpos siguió en el Egipto romanizado hasta los primeros siglos de nuestra era, las pesadas máscaras pintadas o de oro, con un rostro idealizado o estereotipado, fueron sustituidas por verdaderos retratos pintados o esculpidos.
Los primeros, pintados sobre tabla, se realizaban en vida de la persona. Se guardaban o se exponían en las viviendas, hasta que se insertaban entre las vendas que envolvían en el cuerpo, a la altura del rostro. También se recurrían a rostros esculpidos y pintados, en los que se incrustaban ojos de vidrio.
Estas máscaras, influidas por la retratística helenística, etrusca o romana, tan alejada de los cánones del Egipto faraónico, constituyen hoy una excelente muestra de la estatuaria realista, centrada en la captación de la mirada sin que el parecido fuera obviado. La mirada fija denota la inmortalidad que el difunto ha alcanzado.
El Museo Arqueológico de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore posee una de las más notables y ricas colecciones de máscaras egipcio-romanas. Algunas, como la última mostrada, pueden contar entre las obras maestras del arte antiguo.

6 comentarios:

  1. Seguro que hay muchos más, pero para mí son importantes, en relación a estas cuestiones que tratan de retratar el rostro de los que han traspasado la frontera, cuatro ensayos de divulgación popular (fuera del ámbito estrictamente académico), “La llamada muda” de Jean CHristophe Bailly, “Ensayos sobre la historia de la muerte en Occidente” de Philippe Ariès, “El sexo y el espanto” de Pascal Quignard, y uno, los otros tres también, que debe usted de conocer muy bien, “Imagen de lo invisible” de Pedro Azara.

    Una de las claves que destaca Pascal Quignard en referencia a la pintura romana en general es su hieratismo, el de las miradas con sus ojos almendrados claramente abiertos que simulan un modo, un estar fuera del tiempo.

    Es interesante también, para nosotros, personas del siglo XXI, intentar comprender la razón que tenían las personas de entonces para querer pintar o esculpir, retratar a un fallecido, sacando su molde, o bien otorgar de rostro a un cadáver, de individualizarlo.

    Saludos.

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    1. El texto de Bailly es esclarecedor, en efecto. Se refiere más a los rostros pintados que esculpidos -rostros cuya mirada, a diferencia de la de las máscaras, puede seguir con la mirada a quien se desplaza ante el retrato-, pero su análisis puede, creo, aplicarse también a las máscaras romano-egipcias.
      La individualización, que el mundo romano practicó, refleja bien un cambio en la concepción del individuo, que ya no es considerado como un tipo, sino como una persona individual.
      Muchas gracias por las tres referencias bibliográficas. Leí las dos primeras.

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    2. Pues no se pierda la tercera, no se arrepentirá, es tan imprescindible como las otras dos que ha leído y la que ha escrito.

      En ella hay un buen análisis también de la pintura mural romana, arquitectura dentro de la arquitectura.

      Saludos

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  2. Muchas gracias por la recomendación

    Había visto el libro pero no lo había leído. Lo haré

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  3. Tocho ¿cuál es tu nombre real?, quiero cirate en un artículo

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  4. Muchas gracias por su mensaje.
    Envíeme sus datos (una manera de contactar que no sea el blog) o escríbame a:
    tochoocho@gmail.com
    Atentamente

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