lunes, 27 de junio de 2016

Arquitectura y filosofía (en Cicerón)

Quizá nos extrañe que Yahvé creara el universo con la palabra, llamando a las cosas y los enseres para que se presentaran, se hicieran visibles por vez primera, y, al mismo tiempo, según imágenes medievales, Él o su Hijo, delimitaran los cuerpos siderales con un compás, recibiendo el nombre de arquitecto.
Esta aparente paradoja quizá no lo fuere si pensamos en lo que la palabra arquitecto -de origen griego- significaba en Roma.
Arquitecto designaba, como hoy, un proyectista o un constructor, como ocurre en el tratado de Vitrubio. Es difícil saber qué operaciones englobaba el término arquitecto, pero desde luego se refería a la figura de una persona implicada, de un modo u otro, en trabajos de "proyectación", construcción o supervisión de una obra.
Sin embargo, el sustantivo arquitecto -architectus, en latín- y el verbo architector- se empleaban en otros contextos. Así, Cicerón (Fin., I, 32) empleó la palabra arquitecto para designar a un constructor. Pero éste no era un proyectista o un maestro de obras, sino un filósofo. Architectus se traduce más bien, en este caso, por autor. Según Cicerón, Epicuro concibió la vida como un arquitecto basada en la verdad y en un un placer bien trabado, ordenado, mesurado -concepción que Cicerón defendió primeramente antes de desvelar la otra cara.
En este apartado, architectus se puede traducir aun por arquitecto. Pero, en el mismo tratado (Fin.II, 52), architectari es un verbo adjetivado que se refiere a los placeres que la Sabiduría causa: placeres bien templados. Las nociones de mesura, contención, orden están presentes más que nunca, y se refieren a una construcción armoniosa, y ésta es obra de un arquitecto. Mas éste, en este caso, es una persona que actúa como un arquitecto: un filósofo que ordena el mundo u ofrece una imagen ordenada del mundo, que revela el orden secreto del universo que escapa a la comprensión o percepción humanas.
Arquitectura significa bien una construcción contenida y armoniosa, semejante al cosmos. Esta construcción se levanta con piedras pero también con palabras. ¿Quíen imita a quien? ¿El arquitecto al filósofo, o al revés? En verdad, ambos conciben y edifican mundos en los que se vive -o se sueña que se vive- bien, en contacto con el bien, protegido por muros y palabras consoladoras.
Hoy, más que nunca, necesarias.



2 comentarios:

  1. Para los presocráticos no existía diferencia entre filósofos y arquitectos ya que ambas disciplinas estudiaban el "arkhe".
    Anaximandro es un claro ejemplo de filósofo-técnico griego que "ordena" el mundo a la vez que lo interpreta.

    Con Sócrates todo se clasifica y se "poda", y comienza el fin que nos conduce a la clasificación académica...

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    1. En efecto, algún estudioso ha emitido la hipótesis que la forma cilíndrica que Anaximandro supuso tenía el universo provenía de la vista de las columnas de templos que se estaban construyendo en Jonia.
      No sé si los arquitectos estudiaban el arjé pero es cierto que los cimientos que hincaban en la tierra eran el principio fundacional de un edificio que brotaba desde el subsuelo.
      Gracias por la precisión

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