miércoles, 6 de septiembre de 2017

La resistencia de los materiales

Las exposiciones orales, como la redacción de textos, no consisten en la directa reproducción sonora o escrita de textos ya compuestos y ordenados mentalmente. Por el contrario, las palabras acuden sin que se sepa muy bien cómo ni porqué. Una palabra, una expresión llama a otra. Las palabras se apelan, juegan, se suceden, se completan o se contradicen. Se diría que el texto que se verbaliza o se escribe tuviera vida propia. quien habla o escribe asiste, casi con sorpresa, ante la libertad y la desenvoltura -pero también el rigor- con las que las palabras se ordenan. Ideas, expresiones en las que no se hubiera pensado, de pronto se manifiestan. El término  juego quizá sea la que mejor refleje la manera como las palabras deciden entrar en el ruedo, sin que el escritor o el orador se de plenamente cuenta.
La realización de obras plásticas, sin embargo, se basa en materiales menos dúctiles que las palabras: la piedra, la arcilla, las fibras o la madera, o el metal ofrecen resistencia a su elaboración formal. Contrariamente a la visión del trabajo del artista o del artesano que consistiera en la unión de una idea o forma ideal o mental en o sobre la materia, dando lugar a una obra que fuera la directa y perfecta traducción de una forma inmaterial pero claramente definida, aquél consiste más bien en un juego entre dos resistencias: la que la mano y los útiles que emplea -un buril, un pincel, un ratón de ordenador- oponen, y la del material. De la manera como juegan depende el resultado formal y material. La competición debería estar dirigida por la mano, pero a menudo, es la plasticidad, la maleabilidad del material, que se resiste a ciertas formas, a ciertas maneras de conformarse o plegarse, el que toma las riendas. Una resistencia que no es pasiva sino activa (el material no se somete, no asume la forma en la que se le encierra), ni debe ser considerada como un impedimento, sino como una guía que colabora con la resistencia, la habilidad de la mano para hallar la forma adecuada al material. La materia llama a la forma o, mejor dicho, ambas se retan, se prueban y acuerdan sus resistencias hasta dar con una forma que responda a lo que la mano y la materia aceptan,  que satisfaga ambas partes: el creador y la materia, dando lugar a una obra significativa, una obra que habría sido inconcebible sin la puesta en obra, sin poner manos a la obra.

2 comentarios:

  1. Es cierto.Y la misma materia sugiere formas que no se habrían concebido sin trabajarla .

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    1. Si. No había pensado en esto. En verdad, pensaba que el artista proyectaba su imagen mental en la materia, forzándola. No me había dado cuenta que la materia colabora, sugiere y guía hasta que, del trabajo conjunto de la mano y las plasticidad de la materia, nace un ente que no es la simple materialización de una idea.
      Muchas gracias por la observación

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