Un rectorado universitario emite comunicados preocupándose por la suerte de políticos en la cárcel.
La misma universidad no emite comunicado alguno acerca del trabajo de algunos de los empleados de los servicios de cafetería -a cargo de una empresa que ganó un concurso organizado por la Universidad-, contratados por horas, contratados y despedidos a lo largo del día en función del número de usuarios de dichos servicios, no teniendo pues derecho a vacaciones pagadas, por ejemplo.
Del mismo modo, se acepta contratar profesores asociados universitarios por horas: contratos de una y dos horas semanales -que, en verdad, acaban siendo de unas veinte horas-, cobrando entre 75 y 150 euros brutos al mes, debiendo cotizar como autónomos.
No portan manillas visibles, es cierto.
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