miércoles, 15 de noviembre de 2017

El "pixelado" -o una nueva forma de icionoclastia

¿Cuándo y por qué se "pixelan" -se desdibujan o se cubren las formas naturalistas con una retícula de cuadrados de colores- algunas fotografías?
Unas espléndidas notas del artista suizo Thomas Hirschhorn en una galería de Nueva York aportan sugerentes reflexiones sobre lo que el arquitecto y profesor de teoría del arte Marc Marín considera una nueva forma de iconoclastia -destrucción de imágenes mediante su veladura.

El "pixelado" afecta a las fotografías. Este fenómeno se centra principalmente en los rostros (y, en menor grado, en otras partes del cuerpo casi siempre humano).

Se realiza este "desdibujado" por varios motivos:

Se quiere proteger a la persona fotografiada, mostrándola a la vez que ocultándola. La acción es paradójica: la mejor manera de proteger a alguien es impidiendo la divulgación de su fotografía -y, antes, no retratándola. En verdad,lo que se quiere mostrar es que la fotografía ha sido "pixelada", es decir que existe algo que ocultar, lo que indica que el retratado no puede mostrar su rostro por razones que, paradójicamente, llevan a que se le muestre "pixelado". Es una persona que despierta la curiosidad, y la veladura del rostro acentúa el misterio y, por tanto, el deseo de desvelarlo.

La negación de la visión también denota el poder o la autoridad de la persona fotografiada. Policías, detectives, agentes (secretos) tienen que ir con la cara cubierta y las fotografías, incluso del rostro tapado, deben "pixelarse". Este sistema de "encriptado" de la imagen no se aplica a personas anónimas. Su rostro no requiere velos porque no llama la atención. En verdad, ésta es atraída por la ocultación que denota, soterradamente, la importancia de la persona que debe mostrarse sin revelarse.

El pixelado afecta también a escenas de difícil o imposible contemplación -pero que, de nuevo, se muestran aunque de manera indirecta. En este caso, a quien supuestamente se quiere proteger no es a la figura retratatada sino al espectador, todo y azuzándolo para que busque otras vías de contemplación. Lo que se esconde debe ser digno de verse puesto que no puede verse, solo puede estar al alcance de algunas personas.

"Pixelar" dice mucho del que "pixela". Se trata de una decisión moral. Se quiere mostrar que no se está de acuerdo con lo que se muestra -aunque lo que se esconde ha sido bien observado por quien esconde-, que el mostrar lo que se muestra puede afectar la imagen que los demás tienen del que maneja la imagen, por lo que muestra sin mostrar, demostrando que se es consciente del peligro que se corre si se revelan ciertas imágenes. Para Hirschhorn, el "pixelado" es un acto hipócrita pues busca atraer la atención sobre una imagen sin que quien la muestra pueda ser juzgado por lo que muestra, todo lo que quiere señalar es que lo que muestra sin mostrar es peligroso y, por tanto, tiene la "bondad" de velar la imagen -pero no de eliminar a ésta. Lo que cuenta es el juicio moral que el gesto que conlleva la ocultación merece: quien oculta quiere ser juzgado como un ser digno. La ocultación revela "buenas" intenciones. Se oculta para que luzca la supuesta integridad del ocultador.

Pocos artistas, recientemente, han escrito notas tan agudas -y esclarecedeoras- sobre los poderes de la imagen y la manipulación de las mismas.




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