La
preparación de la exposición antológica del pintor surrealista
catalano-argentino Juan Batlle Planas, lector de Federico García Lorca, en el
Museo de Arte Abstracto de Cuenca, nos ha llevado a conocer un poema que García
Lorca dedicó a Cuenca y la Ciudad Encantada cercana -o, con mayor seguridad, a
Cuenca considerada como una ciudad encantada, ubicada en lo alto de unos
acantilados, intencionadamente confundida o equiparada con la cercana Ciudad
Encantada -un conjunto de riscos romos que configuran un remedo de ciudad
imaginaria que Lorca posiblemente no recorriera-, cuando su estancia en esta
ciudad en la Semana Santa de 1932.
El poeta
pregunta a su amor por la "Ciudad Encantada" de Cuenca
(Sonetos de
Amor Oscuro)
¿Te gustó la
ciudad que gota a gota
labró el agua
en el centro de los pinos?
¿Viste sueños
y rostros y caminos
y muros de
dolor que el aire azota?
¿Viste la
grieta azul de luna rota
que el Júcar
moja de cristal y trinos?
¿Han besado
tus dedos los espinos
que coronan
de amor piedra remota?
¿Te
acordaste de mí cuando subías
al silencio
que sufre la serpiente,
prisionera
de gallos y de umbrías?
¿No viste
por el aire transparente
una dalia
de pena y alegrías
que te
mandó mi corazón caliente?
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