Fotos: Tocho, IVAM (Valencia) noviembre de 2018
Cuadros grises, de formas geométricas lisas, de tamaño modesto, perfectamente colgados en la pared. Vistos de frente suscitan, de pronto, una cierta extrañeza. No se sabe bien si no están alineados, mal colgados o presentan un defecto de fabricación. Al desplazarse, se descubre con sorpresa que los cuadros son como maquetas de edificios "desconstructivistas", o están formados por láminas o planos metálicos plegados. El perímetro del conjunto no es rectangular. Según el ángulo desde el que se observa la obra, las formas cambian. El cuadro es un relieve, un plano o un objeto, una maqueta o una plancha. El tránsito entre visiones tan distintas es imperceptible pero inevitable. No existe ningún punto de vista desde el cual la vista descanse. Siempre se produce un desajuste, como si se hallara ante una forma que se resiste a encuadrarse en un perímetro conocido. Es imposible no desplazarse ante esas obras, tratando de solventar un insólito fenómeno y molesto fenómeno visual que pone en jaque o en cuestión nuestra percepción, como si la obra escapara a cualquier reconocimiento.
Junto a estas esculturas que forman parte de una serie titulada Espacios ambiguos, maquetas de trampolines vertiginosos. Pese a su tamaño, se intuye bien el peligro -y la atracción- que se incurriría -y e sentiría- si se pudiera ascender y recorrer la obra a tamaño "real": la obra invita a "saltar al vacío" -título de la serie: esculturas que no pueden dejar de ser recorridas mental o visualmente, y de suscitar cierta angustia -y fascinación.
Este "vacío" también se descubre en esculturas de fachadas de edificios: muros y puertas entreabiertas que no dan a nada, suspendidas del vacío, apenas abiertas a él, atrapando mentalmente al espectador que, ineludiblemente, se asomaría a ellas, si existieran "de verdad", descubriendo la parte la trastienda, la nada que se esconde tras una fachada bien articulada-fachada que se interpone y contiene al vacío, al miento que lleva hacia éste.
Vértigo es el titulo de una hermosa exposición antológica que el Instituto Valenciano de Arte Moderno ha dedicado a una escultura en el origen, junto a Susana Solano, de la renovación de la escultura contemporánea española.
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