martes, 26 de noviembre de 2019

Jonathan

Jonathan, un joven empleado, rápido,amable y atento, en Tendergreens, una reciente cadena de comida rápida californiana en uno de sus locales en el sur del estado.
Habla español -su primera lengua - e inglés. Mezcla a veces ambos idiomas.
Hijo de mexicanos.
No pudo acabar estudios de bachillerato debido al coste de varias decenas de miles de dólares. Podía optar a una beca; hubiera tenido que ir devolviendo el préstamo si hubiera ganado suficientemente.
Ha tenido que ponerse a trabajar todo el día, en turno de noche, para ayudar a sus padres.
Gana 1400 dólares al mes, en el mejor de los casos, y trabaja casi cada día. No tiene seguro médico ni jubilación. Es imposible vivir con este sueldo en la alta California.
No se queja. Da las gracias por tener trabajo, por no haber caído en las drogas: Tijuana está a pocos minutos.
Dice que quizá en el futuro esté mejor, pero que no cabe preguntarse por aquél; la preocupación por el presente es suficiente. Solo cuenta el día a día.
La vida es dura, California está fuera de su alcance. Y sin embargo no se puede quejar, sostiene. No está mal. Tiene un trabajo. Quiere mirar adelante.
Ninguna amargura. Y ninguna ilusión fantasiosa.

2 comentarios:

  1. Y aquí ,personas a las que les sobra de todo ,jugando a la guerra entre cerveza y cerveza y dilapidando una herencia de derechos políticos

    ResponderEliminar
  2. Pensaba lo mismo mientras esta persona contaba su historia...

    Un cordial saludo

    ResponderEliminar